Gastritis


Es la inflamación de la parte interna del estómago, que se manifiesta mediante dolor intenso localizado a nivel de la parte inferior del pecho y superior del abdomen, de inicio súbito, que habitualmente empeora posterior al consumo de alimentos y en forma habitual, es un factor limitante para el consumo de alimentos en los niños, que luego del inicio de los alimentos señalan la presencia de dolor abdominal que impide continuar con la alimentación para buscar reposo.
Las gastritis en los niños pueden tener diferentes causas, y entre las más habituales se pueden señalar: malos hábitos de alimentación, consumo de alimentos en exceso a base de chile, limón, sal o muy condimentados y/o con alto contenido de grasas. En otras ocasiones, se encuentra relacionado con la presencia de algunas enfermedades especiales como la escarlatina y algunos cuadros gripales. Participan también las situaciones emocionales extremas de angustia, y la presencia de medicamentos altamente irritantes al estómago como los antiinflamatorios. De las bacterias existe una especie en particular, que es capaz de producir inflamación de la mucosa gástrica y hasta el desarrollo de úlceras, conocida como Helicobacter pylori.
De forma normal, en el estomago se lleva a cabo la desintegración de los alimentos mediante la acción de un ácido (clorhídrico) muy fuerte, que tiene la capacidad de ir desintegrando a los alimentos en fracciones pequeñas y solubles, asociado con un movimiento de mezcla que se genera durante las siguientes tres horas posterior a la alimentación. Para evitar el daño a su propia superficie interna, el estómago antes de la producción del ácido, se encarga de formar una espesa capa de moco, que de forma impermeable impide que su propio ácido lo lastime. De los factores señalados anteriormente, cada uno tiene una mecánica especial para influir finalmente a que la capa mucosa termine reaccionando con inflamación por la lesión que produce el ácido. Así en forma general: algunos impiden la formación de un moco eficiente, otros dejan zonas expuestas sin la protección mucosa, otros aumentan la producción del ácido.   
Los malos hábitos de alimentación, se originan a partir del momento que no se tiene un horario constante de alimentación en el ambiente familiar, condicionando a que se formen periodos prolongados de ayuno, que impiden una regularidad adecuada en el funcionamiento digestivo del estómago, y puede ser factor para el desarrollo de la gastritis. Otro mal hábito de alimentación, establece que no haya conocimiento de la alimentación adecuada por parte de los padres y/o del niño, predisponiendo al consumo de alimentos irritantes por iniciativa espontanea de los padres o selección particular de los hijos; o peor, los padres que consienten las preferencias particulares de sus hijos.
La situación emocional de angustia en el niño, tiene su origen en la personalidad de sus padres, que con su actitud les enseñan a comportarse con un ritmo apresurado a sus actividades, con altas exigencias para el ambiente externo. Suele complicarse con padres que exigen a sus hijos actitudes que todavía no son capaces de realizar, y al no disponer de las habilidades que requieren para ellas, provocan exigencias, frustración, represiones y angustias constantes. Esta tensión emocional modifica el equilibrio digestivo, y puede favorecer al incremento en la producción de ácido y/o deficiencia en la producción de moco protector con la reacción inflamatoria secundaria del estómago.
La presencia de Helicobacter pylori en el estomago de un niño, no necesariamente es significado de desarrollo eminente de gastritis. Asocia otros factores adicionales, para condicionar que la bacteria afecte al estomago, disminuyendo la protección de la mucosa en la zona donde prolifera este germen. Es una bacteria común que se encuentra en el ambiente y suele adquirirse por cualquier persona con alimentos contaminados.
La manifestación de la enfermedad se distingue por la existencia del dolor localizado en la parte correspondiente a “la boca del estómago”, que puede ser confundido con otras alteraciones transitorias, pero para relacionar con cuadro de gastritis podrá asociarse con: rechazo de alimentos por las mañanas y la ingesta puede producirles dolor. Se puede acompañar de sensación de nauseas o de vómitos, y el aliento puede tener un olor con tendencia ácida. Puede haber inquietud o llanto variable al momento del dolor abdominal referido, y podrán tener en ocasiones la sensación que regresa parte del alimento del estómago hacia arriba.
En cuanto a su duración, el dolor abdominal puede alcanzar semanas sin una causa aparente; o bien, ser leve y de forma progresiva incrementarse, cada vez más intenso y frecuente. Esta enfermedad puede desarrollarse en forma súbita cuando es secundario a alimentos especiales, exceso de condimentos o consumo de medicamentos irritantes; y en otras ocasiones, se puede desarrollar en semanas y hasta meses relacionados con la tolerancia por los pacientes o la indiferencia de los padres.  
Con los datos anteriores compatibles en el niño o adolescente, es conveniente acudir a la valoración médica oportuna para establecer su definición, causa posible, gravedad o complicaciones, para establecer la mejor conducta de tratamiento y seguimiento.
El médico, posterior a un interrogatorio dirigido a buscar datos que orienten sobre su causa y comportamiento, realizará la revisión física a fin de hallar datos asociados. De ser necesario, para complementar y asegurar el diagnóstico se podrán incluir diferentes tipos de estudios que corresponderán a cada una de las causas en sospecha, señalando con estos hechos que cada gastritis tiene un comportamiento particular en cada paciente.
Entre los estudios a realizar se podrán tomar muestras de sangre, evacuaciones o incluso de aliento para orientar sobre la causa y consecuencias. En otras ocasiones, podrá ser necesario la visualización del interior del estómago mediante la Es la inflamación de la parte interna del estómago, que se manifiesta mediante dolor intenso localizado a nivel de la parte inferior del pecho y superior del abdomen, de inicio súbito, que habitualmente empeora posterior al consumo de alimentos y en forma habitual, es un factor limitante para el consumo de alimentos en los niños, que luego del inicio de los alimentos señalan la presencia de dolor abdominal que impide continuar con la alimentación para buscar reposo.
Las gastritis en los niños pueden tener diferentes causas, y entre las más habituales se pueden señalar: malos hábitos de alimentación, consumo de alimentos en exceso a base de chile, limón, sal o muy condimentados y/o con alto contenido de grasas. En otras ocasiones, se encuentra relacionado con la presencia de algunas enfermedades especiales como la escarlatina y algunos cuadros gripales. Participan también las situaciones emocionales extremas de angustia, y la presencia de medicamentos altamente irritantes al estómago como los antiinflamatorios. De las bacterias existe una especie en particular, que es capaz de producir inflamación de la mucosa gástrica y hasta el desarrollo de úlceras, conocida como Helicobacter pylori.
De forma normal, en el estomago se lleva a cabo la desintegración de los alimentos mediante la acción de un ácido (clorhídrico) muy fuerte, que tiene la capacidad de ir desintegrando a los alimentos en fracciones pequeñas y solubles, asociado con un movimiento de mezcla que se genera durante las siguientes tres horas posterior a la alimentación. Para evitar el daño a su propia superficie interna, el estómago antes de la producción del ácido, se encarga de formar una espesa capa de moco, que de forma impermeable impide que su propio ácido lo lastime. De los factores señalados anteriormente, cada uno tiene una mecánica especial para influir finalmente a que la capa mucosa termine reaccionando con inflamación por la lesión que produce el ácido. Así en forma general: algunos impiden la formación de un moco eficiente, otros dejan zonas expuestas sin la protección mucosa, otros aumentan la producción del ácido.   
Los malos hábitos de alimentación, se originan a partir del momento que no se tiene un horario constante de alimentación en el ambiente familiar, condicionando a que se formen periodos prolongados de ayuno, que impiden una regularidad adecuada en el funcionamiento digestivo del estómago, y puede ser factor para el desarrollo de la gastritis. Otro mal hábito de alimentación, establece que no haya conocimiento de la alimentación adecuada por parte de los padres y/o del niño, predisponiendo al consumo de alimentos irritantes por iniciativa espontanea de los padres o selección particular de los hijos; o peor, los padres que consienten las preferencias particulares de sus hijos.
La situación emocional de angustia en el niño, tiene su origen en la personalidad de sus padres, que con su actitud les enseñan a comportarse con un ritmo apresurado a sus actividades, con altas exigencias para el ambiente externo. Suele complicarse con padres que exigen a sus hijos actitudes que todavía no son capaces de realizar, y al no disponer de las habilidades que requieren para ellas, provocan exigencias, frustración, represiones y angustias constantes. Esta tensión emocional modifica el equilibrio digestivo, y puede favorecer al incremento en la producción de ácido y/o deficiencia en la producción de moco protector con la reacción inflamatoria secundaria del estómago.
La presencia de Helicobacter pylori en el estomago de un niño, no necesariamente es significado de desarrollo eminente de gastritis. Asocia otros factores adicionales, para condicionar que la bacteria afecte al estomago, disminuyendo la protección de la mucosa en la zona donde prolifera este germen. Es una bacteria común que se encuentra en el ambiente y suele adquirirse por cualquier persona con alimentos contaminados.
La manifestación de la enfermedad se distingue por la existencia del dolor localizado en la parte correspondiente a “la boca del estómago”, que puede ser confundido con otras alteraciones transitorias, pero para relacionar con cuadro de gastritis podrá asociarse con: rechazo de alimentos por las mañanas y la ingesta puede producirles dolor. Se puede acompañar de sensación de nauseas o de vómitos, y el aliento puede tener un olor con tendencia ácida. Puede haber inquietud o llanto variable al momento del dolor abdominal referido, y podrán tener en ocasiones la sensación que regresa parte del alimento del estómago hacia arriba.
En cuanto a su duración, el dolor abdominal puede alcanzar semanas sin una causa aparente; o bien, ser leve y de forma progresiva incrementarse, cada vez más intenso y frecuente. Esta enfermedad puede desarrollarse en forma súbita cuando es secundario a alimentos especiales, exceso de condimentos o consumo de medicamentos irritantes; y en otras ocasiones, se puede desarrollar en semanas y hasta meses relacionados con la tolerancia por los pacientes o la indiferencia de los padres.  
Con los datos anteriores compatibles en el niño o adolescente, es conveniente acudir a la valoración médica oportuna para establecer su definición, causa posible, gravedad o complicaciones, para establecer la mejor conducta de tratamiento y seguimiento.
El médico, posterior a un interrogatorio dirigido a buscar datos que orienten sobre su causa y comportamiento, realizará la revisión física a fin de hallar datos asociados. De ser necesario, para complementar y asegurar el diagnóstico se podrán incluir diferentes tipos de estudios que corresponderán a cada una de las causas en sospecha, señalando con estos hechos que cada gastritis tiene un comportamiento particular en cada paciente.
Entre los estudios a realizar se podrán tomar muestras de sangre, evacuaciones o incluso de aliento para orientar sobre la causa y consecuencias. En otras ocasiones, podrá ser necesario la visualización del interior del estómago mediante la endoscopía, para poder identificar las características de la superficie, y poder tomar algunas muestras muy pequeñas de tejido (biopsia) y asegurar su comportamiento, ya que de forma ocasional puede una ulcera gástrica tener comportamiento de cáncer y de ahí la utilidad de su definición en forma más precisa.
En cuanto al tratamiento, estará relacionado con las causas. En la mayoría de ellos se incluye modificar la dieta para tener una regularidad en frecuencia, y evitar los que contengan sustancias capaces de causar respuesta inflamatoria en el estómago, como: café, chocolate, tés, picante, limón, o sal en excesos. Por medicamentos, se emplean de acuerdo al tipo de gastritis, en duración y dosis particular a cada paciente.
El riesgo de esta enfermedad se relaciona con el tiempo de duración, que propicia la modificación de la superficie interna del estómago para transformarla a un aspecto erosivo, y si las condiciones continúan, habrá formación de agujeros (úlceras) parciales, que podrán ser causa de sangrado manifiesto por vómitos o con evacuaciones de color obscuro. En algunos casos el intento de cicatrización frecuente (a largo plazo), puede dar origen a la aparición de cáncer. De forma asociada, puede ser motivo de anemia, falta de apetito y déficit en el desarrollo físico del paciente. Si un paciente es positivo a la presencia del Helicobacter pylori, es recomendable realizar esta búsqueda en los familiares restantes que lo podrán haber adquirido mediante contagio con el enfermo y desarrollar posteriormente un cuadro similar.
La forma de prevenirla, es fomentando modelos de alimentación adecuados en horarios regulares, y contenido de alimentos, señalando a los integrantes de la familia cuáles en su consumo recurrente pueden condicionar esta enfermedad. Por comportamiento, se deberá de procurar una actitud positiva para evitar los estados de angustia emocional por los padres; y por imitación, se desarrollará esa actitud emocional en los niños. Por último, se deberá  evitar la automedicación en todas las enfermedades.   para poder identificar las características de la superficie, y poder tomar algunas muestras muy pequeñas de tejido (biopsia) y asegurar su comportamiento, ya que de forma ocasional puede una ulcera gástrica tener comportamiento de cáncer y de ahí la utilidad de su definición en forma más precisa.
En cuanto al tratamiento, estará relacionado con las causas. En la mayoría de ellos se incluye modificar la dieta para tener una regularidad en frecuencia, y evitar los que contengan sustancias capaces de causar respuesta inflamatoria en el estómago, como: café, chocolate, tés, picante, limón, o sal en excesos. Por medicamentos, se emplean de acuerdo al tipo de gastritis, en duración y dosis particular a cada paciente.
El riesgo de esta enfermedad se relaciona con el tiempo de duración, que propicia la modificación de la superficie interna del estómago para transformarla a un aspecto erosivo, y si las condiciones continúan, habrá formación de agujeros (úlceras) parciales, que podrán ser causa de sangrado manifiesto por vómitos o con evacuaciones de color obscuro. En algunos casos el intento de cicatrización frecuente (a largo plazo), puede dar origen a la aparición de cáncer. De forma asociada, puede ser motivo de anemia, falta de apetito y déficit en el desarrollo físico del paciente. Si un paciente es positivo a la presencia del Helicobacter pylori, es recomendable realizar esta búsqueda en los familiares restantes que lo podrán haber adquirido mediante contagio con el enfermo y desarrollar posteriormente un cuadro similar.
La forma de prevenirla, es fomentando modelos de alimentación adecuados en horarios regulares, y contenido de alimentos, señalando a los integrantes de la familia cuáles en su consumo recurrente pueden condicionar esta enfermedad. Por comportamiento, se deberá de procurar una actitud positiva para evitar los estados de angustia emocional por los padres; y por imitación, se desarrollará esa actitud emocional en los niños. Por último, se deberá  evitar la automedicación en todas las enfermedades. 

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