Mochilas: su empleo adecuado


Con el regreso a clases de los niños, el empleo inadecuado de las mochilas puede llegar a generar lesiones en las primeras semanas de su empleo o bien en forma tardía, deformidades de columna.
En forma estadística se comenta que hasta un 80% de todos los niños que emplean mochilas, están en riesgo de sufrir alguna lesión en la espalda, por cargar mochilas pesadas y de forma inadecuada.  
A pesar de que hay muchos factores que pueden provocar dolor de espalda, como una excesiva participación en deportes o ejercicios físicos, la adopción de posturas inadecuadas al sentarse y pasar largos períodos de inactividad, a algunos niños les duele la espalda porque llevan a cuestas todos sus libros, materiales escolares y diversos objetos personales durante todo el día.
Generalmente las mochilas son seleccionadas por los niños de acuerdo a promociones publicitarias, personajes infantiles o juveniles y/o marcas de renombre, sin que esto necesariamente avale que sean las adecuadas.
Existen de diferentes precios, tamaños, colores, telas y formas para ser atractiva a su adquisición. Muchas de ellas disponen de múltiples compartimentos que ayudan a los niños a organizarse cuando cargan su material escolar de casa a la escuela y viceversa. Cuando se usan correctamente, son increíblemente prácticas.
Los más afectados son los niños de menor edad que tienen proporcionalmente una columna más pequeña y músculos más débiles; y no es raro, que en los primeros tres meses de asistencia escolar ya refieran dolor en la cintura o empiecen a tener desviaciones de la columna, influyendo la condición emocional de motivación para cargar con los libros nuevos y material de reciente adquisición, que gustan de no dejar en ninguna parte.
Con el tiempo y en edades mayores, gustan de cargar bolsas o las propias mochilas colgadas a un lado del cuerpo, generando tensiones de forma desequilibrada en la columna y hombros, con las consecuencias de dolores posteriores.
Conociendo las características de la espalda, es posible entender como una mochila pesada puede afectar al cuerpo de un niño: La columna vertebral está compuesta por 33 huesos denominados vértebras y entre cada una de las vértebras, hay discos que actúan a modo de amortiguadores naturales. Cuando una mochila pesada -como una llena de libros-, se coloca de forma incorrecta sobre los hombros, la fuerza del peso cargado puede tirar al niño hacia atrás. Para compensar, el niño se doblará hacia delante en las caderas o arqueando la espalda, lo que puede hacer que la columna se contraiga de forma forzada. El peso excesivo puede provocar que algunos niños desarrollen dolor de hombros, cuello y espalda.
Los niños que llevan la mochila solamente sobre un hombro -algo bastante habitual, porque creen que llevarla así queda mejor o sencillamente porque les resulta más fácil ponérsela-, pueden acabar inclinándose hacia un lado (generando una postura inadecuada), para compensar el peso adicional. Pueden desarrollar dolor en la cintura o en la espalda y forzar excesivamente los hombros y el cuello.
La mochila cuando se coloca de forma adecuada, utiliza los músculos más fuertes y grandes del cuerpo ubicados en el abdomen y espalda, permitiendo así la distribución adecuada del peso transportado. Pero, por muy prácticas que sean las mochilas, también pueden someter a demasiada tensión a los músculos y articulaciones, si se cargan demasiado tiempo o se utilizan de de forma incorrecta y provocar dolor. He aquí cómo se puede ayudar a sus hijos a seleccionar y emplear una mochila en forma adecuada.
En primer lugar, se recomienda que el peso que debe transportar el niño en su mochila, no debe ser mayor del 10% de su peso corporal para niños entre tres y siete años; y más del 15% del peso corporal para edades de ocho a quince años.
La mochila misma deberá estar fabricada con un material liviano y resistente, para no incrementar más de peso al material transportado. Se evitarán las de cuero y se dará preferencia a las de lona.
Estar provista de dos hombreras anchas y acolchadas, para evitar presiones dolorosas en los hombros o tensiones dolorosas en el cuello. Con tirantes ajustables que permitan mantener la parte inferior de la mochila por encima de la cintura del niño, que permite que el peso de la mochila llena se apoye también en la cadera, y no solo sobre la columna y hombros del niño.
La parte posterior de la mochila debe ser acolchada para darle comodidad al niño, y para proteger de algún posible piquete de material guardado en la parte posterior (lápices, tijeras, compás, etc.). Debe tener un marco firme y en esta parte se deberán de colocar los libros u objetos más pesados, para no desplazar el punto de equilibrio del niño.
Presencia de comportamientos múltiples, para ayudar a distribuir los diferentes materiales escolares por su tamaño y peso, en forma conveniente (los más pesados se colocan al centro y en la parte más posterior).
De preferencia deberá tener un cinturón para sujetarse a la cintura del niño, con la finalidad de evitar que se desplace su base de la trayectoria de la columna y genere tensiones musculares.
Las mochilas provistas de ruedas, pueden ser buena opción para estudiantes que tienen que transportar cargas realmente pesadas; pero su inconveniente, se establece al tener que cargar con ellas solo con las manos, al momento de subir escaleras o de arrastrar en superficies irregulares.
Se deberá evitar la carga de mochilas por un tiempo mayor de 30 minutos, ante lo cual es válida la ayuda de los padres durante el trayecto escolar. Cuando un niño carga una mochila muy pesada, modifica su forma de caminar y se incrementa su riesgo de caídas, en especial con empleo de escaleras. Si las mochilas son muy voluminosas suelen tropezarse, o golpear a otras personas o niños, en espacios estrechos por no percibir el espacio que ocupan. Agarrar la mochila de la forma adecuada antes de cargársela también puede ayudar a los niños a evitar lesiones de espalda. De preferencia, llenar la mochila en una silla o banco para no tener que inclinarse; y cuando no sea posible, como con cualquier objeto pesado, su hijo debería doblar las rodillas y agarrar la mochila con ambas manos antes que colocársela sobre los hombros.
Para evitar que los niños carguen de forma continua excesos de peso, conviene en la escuela el empleo de armarios (lockers), que le permitan guardar libros y evitar su transporte diario. Evite el transporte de objetos innecesarios como juguetes, video juegos o computadoras. El niño deberá de guardar algunas cosas en su pupitre para no andar cargando diario con ellas; y de acuerdo a la modernidad de los tiempos, es posible disponer en la casa de libros en formato de archivos en computadora o discos compactos; o por lo menos, de fotocopias para evitar el transporte diario de libros muy pesados.
Deberá motivar la revisión con el médico si con el empleo de la mochila, se manifiestan zonas enrojecidas del hombro, dolores de espalda, o cintura, sensación de cansancio, desviaciones de columna, adormecimiento de manos, posturas anormales para una orientación más individual.     

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