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Anemias


El cuerpo humano se encuentra formado por inmensidad de células que se organizan en diferentes tejidos, para trabajar de forma coordinada en diferentes órganos del cuerpo.
El niño se caracteriza, por ser un individuo que se encuentra en crecimiento y desarrollo físico constante, hasta alcanzar su condición de madurez biológica en la etapa adulta, y durante todo este proceso requiere de aporte de nutrientes y estimulación adecuada para lograr su máximo potencial al que se tiene reservado.
En el interior de cada célula, se realizan varias reacciones químicas que incluyen a cada uno de los diferentes nutrientes para cumplir las diferentes funciones de cada célula; y de forma invariable, para poder obtener energía suficiente en todos estos procesos, es necesario contar con la presencia del oxígeno que tomamos del aire.
Así, el oxigeno constituye el nutriente más importante de todos los seres vivos, para poder mantener las funciones corporales de forma adecuada.
Para su entrega a cada una de las células, el oxígeno tiene que ser transportado desde los pulmones, por medio de una sustancia –hemoglobina-, que existe en el interior de un tipo de las células de la sangre (glóbulos rojos o eritrocitos), y que mediante el bombeo que realiza el corazón llega hasta las partes más alejadas del cuerpo.
Si por alguna condición especial, se disminuye la cantidad o la calidad de la hemoglobina en el contenido corporal, se entiende que el organismo empezará a sufrir en la mayoría de sus células, del aporte adecuado de oxígeno, con la consecuencia de tener disminución en la producción de energía celular, y deficiencia en el funcionamiento de los diferentes sistemas o de órganos en el cuerpo. Esta condición establece la definición de anemia.
La existencia de anemia en el niño puede tener diferentes causas, y también puede condicionar diversas manifestaciones y complicaciones posteriores.
Entre sus causas, se deben incluir todos los factores que influyen en la formación de la hemoglobina; de inicio, que haya información genética adecuada para sintetizar la hemoglobina normal. Posteriormente otros factores, como una buena alimentación, y función intestinal que favorezca a la absorción de los nutrientes. Aporte adecuado de hierro que forma parte fundamental de la sustancia para el transporte adecuado de oxígeno. Función apropiada de la médula ósea para generar la diferenciación de células madre en glóbulos rojos. Integridad del riñón para poder liberar la hormona que estimula la producción de los glóbulos rojos y de la integridad de los vasos sanguíneos que impidan la pérdida de sangre o de eventos inmunes que destruyan en el interior a los glóbulos rojos.
Entre sus manifestaciones que puede generar la anemia, se incluyen la sensación de fatiga o cansancio, somnolencia (sueño frecuente), debilidad, frío, palidez de la piel y de las mucosas (disminución del color rosado de labios y de palmas de manos), pérdida de peso, disminución del apetito, irritabilidad con tendencia al llanto o berrinches constantes, apatía ante los juegos habituales; y como consecuencias o complicaciones, se incluyen retraso en el crecimiento, disminución en el desarrollo psicomotor y función disminuida de los órganos corporales.
Las manchas faciales que algunos familiares relacionan con la existencia de anemia, no son válidos, ya que en su mayoría corresponden a infecciones superficiales por deficiencia higiénica, o estados de desnutrición que a la par con la anemia pueden condicionar deficiencia en la integridad de la piel.
Esta enfermedad puede estar presente desde el nacimiento, por destrucción de glóbulos rojos en el vientre materno o hemorragia de la placenta, y requiere de la atención inmediata para evitar la muerte o complicaciones. Ya en las primeras semanas de vida por origen genético puede irse desarrollando y se podrá considerar por la palidez progresiva del niño, déficit en su desarrollo, y fatiga para la succión asociado con llanto frecuente, para su revisión y tratamiento oportunos.
Durante el primer año de vida, puede estar presente en forma secundaria a un aporte inadecuado de nutrientes –en especial, el hierro-, y podrá generar deficiencia de desarrollo físico y disminución posterior en el rendimiento escolar.
En edades posteriores, con otras enfermedades crónicas, puede asociarse como consecuencia de una ingesta disminuida de nutrientes; y/o bien, un metabolismo menos exigente ante la patología crónica, como mecanismo compensador y en función de adaptación a la deficiencia.    
Algunas otras enfermedades la generan de forma secundaria, y su presencia puede hacer sospechar a la enfermedad primaria, como por ejemplo: las anemias de las leucemias, la anemia de las enfermedades renales, la anemia en las enfermedades inmunológicas, etc.
Para confirmarla, el médico toma referencia de varios datos, entre los cuales deberá de incluir en el interrogatorio de la historia clínica, todos los factores que puedan relacionarla como: los hábitos de alimentación, actividad física, enfermedades familiares o padecimientos previos; seguidos de una exploración completa, para considerar su repercusión en el organismo y finalmente, estudios de laboratorio que confirmen el grado de la anemia y estudios relacionados a establecer su origen.
Con todos estos datos analizados, el médico podrá establecer su presencia, severidad y causa, para definir de acuerdo a ellos, el mejor tratamiento a seguir.   
El tratamiento de la anemia va a depender de su causa particular, ante lo cual, el médico es el que tiene que definirlo siempre ante la magnitud y posibles consecuencias, por lo que no es válido que entre familiares o conocidos, se recomienden tratamientos que hayan tenido por algún tipo de anemia en particular.
En forma preventiva, para evitar el desarrollo de la anemia ante condiciones que puedan generar posteriormente la anemia, existen recomendaciones generales que se deben conocer:
Durante el embarazo la madre deberá de ingerir hierro en formas adecuadas mediante nutrientes y complementos para favorecer al depósito adecuado.
Aporte de hierro en los primeros tres meses de vida, por la condición de ir disminuyendo las reservas de hierro acumuladas durante la parte final del embarazo, y la leche materna al igual que la industrializada carecer de este nutriente en cantidad suficiente. Acuda con su médico para establecer el manejo adecuado que debe ser ajustado al peso del niño y la cantidad que requiera. Se ha relacionado que los niños con anemia durante el primer año de vida podrán tener deficiencia en rendimiento neurológico en su vida futura.
Alimentación con nutrientes suficientes en contenido de hierro. Dentro de los alimentos, siempre se deberá de incluir productos que contengan hierro como almejas, carnes rojas, hígado, yema de huevo, cereales enriquecidos, moronga o morcilla, verduras de hojas verdes como la espinaca y acelgas. El caldo de frijol no contiene hierro.
Si su hijo es vegetariano, usted necesitará hacer un esfuerzo adicional para asegurarse de que ingiere suficiente hierro, porque el hierro que se encuentra en la carne de vaca, la carne de ave y el pescado es más fácilmente absorbible que el hierro que se encuentra en alimentos de origen vegetal y en alimentos enriquecidos con este mineral.
Para finalizar, recuerde que la anemia en etapa temprana de la vida y mantenida de forma prolongada, definirá una posible deficiencia en función cerebral para el resto de la vida de su hijo, por lo cual es importante evitar su presencia, y ante esa posible evolución es recomendable la valoración temprana y adecuada por su médico de confianza.