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Conmoción cerebral

Es la condición alterada del funcionamiento cerebral de forma súbita, posterior a un golpe en la cabeza, que en su interior causa un aplastamiento variable del cerebro contra la superficie del hueso, con pérdida de conocimiento por tiempo breve; o bien, alteraciones transitorias como evidencia de la reacción inflamatoria, y de forma más habitual dolor de cabeza intenso (Debe diferenciarse bien del golpe aislado del cráneo).
La lesión puede resultar posterior a una caída durante los juegos infantiles, actividades deportivas o accidentes vehiculares. A veces, solamente hace que el niño se sienta aturdido o confuso por poco tiempo. Puede presentarse como desmayo que generalmente dura menos de treinta minutos o con alteraciones especiales posteriores.
Estas alteraciones pueden incluir: dolor de cabeza, sensación de sueño o cansancio, náuseas o vómitos, adormecimiento en alguna superficie corporal, sensibilidad al ruido o a la luz, alteraciones del equilibrio corporal y marcha, modificaciones del sueño, de comportamiento con irritabilidad, tristeza o nerviosismo, dificultad para poder pensar con claridad o de concentrarse en alguna intención en especial, disminución o alteración en la captación de estímulos sensoriales.
Quizás para un niño, le resulta divertido ver en las caricaturas las consecuencias posteriores al golpe en la cabeza del personaje, con presencia de estrellitas o pajaritos girando, pero cuando ellos sufren el golpe, identifican que las consecuencias en realidad, son diferentes. Puede expresar posterior al golpe, que llega a ver todo oscuro, blanco o estrellado. La duración de las manifestaciones de la conmoción puede ser transitoria o hasta días y semanas, en relación a la intensidad del daño en el cerebro.
La lesión interna en el cerebro es variable de intensidad, pero siempre existe como respuesta súbita ante la agresión expuesta. Conviene por tanto, tener cuidado en darle tiempo a ese tejido a llegar a recuperarse de forma adecuada, para incorporar al niño o adolescente a sus actividades habituales.
Cuando un paciente con esta lesión, se reintegra a sus actividades habituales de forma inmediata -por pensar que sus síntomas no son muy importantes-, y por función o nueva lesión llega a tener un daño adicional, se causará una nueva agresión (síndrome del segundo impacto) que incrementa la previa, expresando un daño mayor que podrá dejar secuelas especiales o terminar con su vida.
Es por esta razón, que posterior a cualquier traumatismo craneal se deberá de cuidar a todos los pacientes, para que recuperen sus funciones a la normalidad habitual, antes que se incorporen a su vida diaria o actividades deportivas. No cuidar este aspecto ha permitido conocer casos dramáticos de algunos deportistas que posterior a una lesión previa, desarrollan posteriormente otra que limitan su vida o actividades habituales.
De preferencia a un niño o adolescente que ha sufrido un traumatismo craneal,  deberá ser mantenido a condiciones de cuidados domiciliarios especiales, para recuperarse de forma eficiente de la lesión mínima que tenga en su cerebro. Se limitará su actividad física, asistencia escolar, exposición a estímulos excesivos que incluye evitar la televisión por más de dos horas, empleo de videojuegos, computadoras o celulares. En esta forma damos reposo al tejido y función cerebral para tener una recuperación conveniente, vigilando en el transcurso de los días, la desaparición o inexistencia de manifestaciones anormales referidas posteriores a la lesión, para poder permitir su incorporación a las actividades normales, cuando tengamos la certeza que no hay daño previo que pueda incrementarse ante una nueva agresión funcional o anatómica.
Para identificar la intensidad del daño en el cerebro de un paciente, el médico procede a efectuar preguntas al afectado, para comprobar si se ha modificado su función y realiza de igual forma, maniobras de exploración para valorar la funcionalidad y afección del cerebro. Si es necesario, se efectuará una revisión de su cerebro por estudios de imagen en donde con técnicas de computación, pueden obtenerse imágenes en diferentes cortes de cerebro para identificar la lesión y sus dimensiones especiales.
Si el niño solo sufrió un daño menor que lo cataloga de conmoción cerebral, se deberá de mantener en observación, para descartar complicación y considerar recuperación progresiva para definir su egreso hospitalario.
Una vez que se ha descartado alguna lesión que justifique su vigilancia continua, se envía a su domicilio con recomendaciones especiales al familiar para que lo vigile en el transcurso de las siguientes dos semanas y acuda a la brevedad, a una nueva valoración, si hay: incremento de dolor de cabeza, convulsiones, dolor de cuello, dificultad para poder despertar, vómitos frecuentes, conducta diferente a la habitual, dificultad para poder pensar en forma clara o recordar cosas, debilidad de las extremidades, lenguaje y/o movimientos torpes, dificultad para recordar hechos y/o desmayos.
Ya para proteger de un segundo daño que pueda generar una complicación mayor, se deberá tomar precauciones particulares para cada grupo de edad en especial: a los bebés deberán sujetarse en asientos aprobados durante su traslado en vehículos de motor, no colocarlos en lugares con altura (como arriba de una silla o mesa), emplear correas de seguridad en los carros de supermercados, evitar que otros niños carguen al bebé, evitar empleo de andaderas.
Para los niños que empiezan a caminar, se deberá de asegurar al piso los muebles grandes o fijarlos a las paredes. Colocar seguros a las ventanas y corrales. Colocar puertas de seguridad en las escaleras, evitar objetos en los escalones, enseñar la utilización de cascos cuando se empleen triciclos y empleo de cascos especiales para evitar los golpes contra objetos contusos o angulados en el interior de la casa.
Los niños en edad escolar, deberán ser vigilados en especial en la zona de juegos de un parque, comprobando que los juegos se encuentren con integridad y función adecuada. La superficie de la zona deberá de tener profundidad de 30 cm cubierto con caucho triturado o arena fina. Evitar juegos de superficies duras como asfalto, concreto, césped o tierra compactada.
Los adolescentes deberán de emplear su cinturón de seguridad al viajar en cualquier vehículo, y todos los menores de 13 años deberán de viajar en los asientos traseros. Deberán emplear casco con el empleo de bicicletas, patinetas. Emplear cascos especiales para todas las actividades de contacto. En caso de utilizar vehículos todo terreno, lo deberán de realizar siempre con casco y no se le deberá de permitir que se acompañen de pasajeros.
El momento para incorporar a sus actividades escolares, lo deberá de establecer el médico luego de notar ausencia de alteraciones que puede ser a partir del tercer día posterior al golpe. Si se pretende retomar actividades deportivas, en donde la oportunidad de contacto se pueda presentar nuevamente, vale la pena considerar el riesgo de la lesión que pueda representar un segundo impacto para causar daños mayores. Conviene de preferencia cambiar de actividad deportiva; y de ser necesario, se podrá reincorporar a las prácticas pero con empleo de casco deportivo correspondiente a su actividad en especial.

Cuando un niño ha sufrido un golpe en la cabeza que ha causado alguna alteración en su función cerebral, deberá ser cuidado a no exponerse a una lesión secundaria, mediante vigilancia médica específica, que incluye fases progresivas obligatorias para asegurar que no habrá alguna consecuencia en su incorporación a las actividades académicas y deportivas en su futuro.