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Enfermedades renales




Los riñones pueden sufrir varios tipos de alteraciones, desde el momento que el nuevo ser es concebido y durante el resto de la vida.
Todos los seres humanos contamos con dos riñones que tienen varias funciones, entre las más conocidas: controlar los niveles de agua en el cuerpo y poder eliminar diferentes productos de desecho de nuestro organismo.
Otras funciones no tan conocidas incluyen: liberar hormonas para funciones especiales, como la producción de las células de la sangre (glóbulos rojos), controlar la presión arterial, y agregar calcio a los huesos.
También mantienen control en la cantidad de sales y minerales de nuestro cuerpo; y otra función, es regular los grados de acidez o alcalinidad de la sangre.
Su funcionamiento básico, se realiza mediante la filtración de la sangre y modificación posterior del contenido, con procesos de absorción y excreción específicos para formar finalmente la orina, que la eliminan a la vejiga y de ahí al exterior.
Las funciones de hormonas, se generan por la información que reciben de diferentes elementos en la sangre, al pasar en estructuras especiales del riñón, para controlar de esa forma la anemia, presión baja y calcificación de huesos.
Desde el momento que se forma el nuevo ser, hay posibilidad de tener alteraciones en la formación de los riñones, y en esta forma las primeras enfermedades que pueden existir son las malformaciones renales, en donde se tiene alteración en tamaño, posición ó número de los riñones. Habrá riñones con formas variadas (herradura, lobulados, etc.), que no darán origen a enfermedades, si la función la mantienen conservada. Se detectan estas alteraciones cuando por motivos diferentes, se efectúan estudios que los señalan con su alteración; o bien, si por alguna enfermedad se distingue con estudios su forma anormal.  
Hay enfermedades donde la integridad interna del riñón se ve afectada por presencia de quistes (sacos líquidos), y de acuerdo a la cantidad de tejido útil, tendrá posibilidad el individuo de poder vivir, tener limitaciones funcionales o ser incompatible con la vida. En caso de vivir, puede asociar como alteraciones la formación posterior de cálculos, elevación de la presión arterial o infecciones renales recurrentes. 
Se establece en riesgo la vitalidad de un feto, cuando el estudio de ultrasonido establece la presencia de quistes en los riñones, y disminución del contenido del líquido que rodea al nuevo ser; ya que, posterior al nacimiento, hay posibilidad que el recién nacido tenga insuficiencia renal, y pueda fallecer en los primeros días de vida, o bien fallecer durante el transcurso del embarazo.
Si desde el vientre materno o posterior al nacimiento, hay obstrucción del descenso urinario hacia la vejiga, se genera una deformidad renal progresiva por acumulo de orina, que se conoce como hidronefrosis congénita (desde el nacimiento) o adquirida (posterior al nacimiento), y su tratamiento consistirá en eliminar la obstrucción por medio de una cirugía.
Acidosis tubular renal. Es una enfermedad rara, que se origina cuando hay alteración en la forma de controlar la eliminación de los elementos ácidos del cuerpo, por defecto de absorción y excreción del riñón. El niño por esa condición sufre diarreas crónicas y déficit de desarrollo físico. 
Tumor de Wilms. Es un cáncer del riñón que se puede desarrollar en los primeros dos años de vida. Generalmente es difícil notar su crecimiento inicial, porque los riñones están localizados en la parte posterior y superior del abdomen. Su tratamiento es con cirugía y quimioterapia.
Glomerulonefritis. Existe inflamación en el interior de los riñones y como consecuencia, permite que se pierdan proteínas de la sangre, y ante su disminución, los tejidos tienen tendencia a no poder eliminar bien el agua, generando edema o hinchamiento del cuerpo. En otro tipo de inflamación, se produce presión arterial elevada, orina con sangre y volumen disminuido de orina. Su tratamiento en ocasiones puede necesitar de potentes antiinflamatorios y supresión inmunológica por medio de los esteroides.
Hipertensión arterial. Cuando el riñón tiene alguna alteración anatómica o modificación de su función, puede tener deficiencia en el control de la sustancia que controla la presión arterial. Ante una presión alta, se deberá descartar enfermedad renal.
Cálculos renales. El depósito de sales que de forma progresiva se va formando, junto con deficiencia en la capacidad de disolverlo, puede ir generando material compactado, que llega a obstruir algún segmento de las vías urinarias; y en ese momento, habrá dolor intenso e incluso sangrado por la lesión donde se mantiene incrustado. Su tratamiento puede ser con cirugía o bien con medicamentos.
Inflamación renal. Puede originarse por infecciones, o enfermedades (autoinmunes) donde nuestras defensas atacan de forma equivocada al tejido propio (riñón). El dolor localizado está relacionado y podrá tener otras alteraciones como fiebre, mal estado general y/o vómitos.
Si alguna de estas enfermedades no se cuidan, puede causarse con su evolución o tiempo los cuadros de insuficiencia renal, en donde los enfermos se notan por su aliento a orina, problemas respiratorios ante la alteración por la acidez orgánica, cansancio fácil por la anemia marcada, hinchazón de su cuerpo evidente en cara y extremidades, pero también presente dentro de pulmones. El tratamiento a emplear será sustituir la función del riñón con equipos de hemodiálisis o bien diálisis peritoneal, además en consumir medicamentos que sustituyan la función del riñón.  
Es importante, que ante cualquier alteración del riñón o de las vías urinarias –con quien se le relaciona-, se lleve a cabo de inmediato, una consulta para determinar la enfermedad, y el seguimiento adecuado del tratamiento para evitar complicaciones en esos órganos tan importantes.
Si se descuida alguna de esas enfermedades, es muy posible que la evolución avance de forma silenciosa, hasta el momento que pueda generar la irreparable insuficiencia renal.