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El recién nacido amarillo


La mayoría de los niños después del nacimiento tienen un cambio de coloración, con tendencia a aparecer un tinte amarillo, que se inicia en la carita y se extiende al resto del cuerpo. Esto motiva inquietud en los familiares por tratarse de una coloración no habitual y es señal de posible enfermedad.
Es posible que en forma normal se presente ese evento, pero en dimensiones establecidas y condiciones especiales, para no merecer algún tipo de tratamiento en especial. La causa de esta coloración amarilla normal es la siguiente:
Dentro del vientre de la madre, el niño no tiene entrada de aire que le proporcione el oxígeno necesario para su vida, y es a través de la placenta como el escaso oxígeno disponible de la madre en ese lugar de la circulación, es tomado por los glóbulos rojos (células de la sangre) del producto, por medio de una sustancia en su interior (hemoglobina fetal), que tiene mucha facilidad para sujetarlo ante la cantidad escasa de oxígeno en que existe, y lo distribuye y entrega a los tejidos en desarrollo.
Al momento del nacimiento, con la primera respiración que hace el niño, el oxígeno entra en cantidades (comparativo al del embarazo) exageradas, y el organismo reconoce ese estímulo para cambiar ahora el tipo de hemoglobina por otra, que sea especial para tomar la cantidad suficiente de ese exceso de oxígeno, formando ahora la hemoglobina del adulto que seguirá formando para el resto de su vida. Las células que tienen el otro tipo de hemoglobina (fetal), tienen que ser progresivamente destruidas y sustituidas por las nuevas. Con la destrucción de esos glóbulos rojos, se libera su contenido (hemoglobina), que por reacciones especiales modifica su estructura química, y se convierte en un compuesto llamado bilirrubina, soluble en grasas, que puede dañar al funcionamiento de diferentes membranas celulares y entre ellas, al tejido más importante y delicado a esa edad: el cerebro.
Para evitar ese daño, existe un sistema de transporte para capturar a esa sustancia potencialmente tóxica, y llevarla al hígado en donde es neutralizada su afinidad a las membranas celulares, y ahora por unirse con una sustancia especial, puede ser disuelta en agua y eliminarse por la orina y en el sistema digestivo a través de la bilis, y por su eliminación tienen la capacidad de dar coloración especial a esos desechos orgánicos.
Se entiende por tanto, que todos los recién nacidos tienen ese cambio, pero la magnitud de la coloración en muchas ocasiones pasa desapercibido por ser un cambio gradual y normal para no dañar al cuerpo.
Existen otras alteraciones que pueden incrementar la producción de la sustancia tóxica (bilirrubina) y son adicionales al evento normal. Se incluyen en forma más frecuente, las condiciones que causan destrucción intensa de los glóbulos rojos, y están relacionadas con procesos de incompatibilidad de grupos sanguíneos, o de factor Rh  entre la madre y el niño. Se origina al momento del nacimiento con la ruptura de vasos de sangre que permitan en especial, el paso de sustancias contrarias al grupo de sangre del niño, y de inmediato comienzan a destruir a los eritrocitos e incrementar la liberación de la sustancia potencialmente tóxica (bilirrubina). Cuando la incompatibilidad es a grupo sanguíneo generalmente la madre es de tipo O y el niño es de otro diferente (A, B, AB). Los niños de grupo sanguíneo O no tendrán esa alteración. En cuanto al factor Rh es requisito que se trate de una madre con Rh negativo, que haya tenido un embarazo previo con niño Rh positivo, para que le pase la información de Rh a ella, y empiece a formar anticuerpos a futuro contra ese factor, y le afectara en relación al tiempo, a los niños que tenga después con factor Rh positivo.  
Cuando a un niño se le distingue de forma notoria la coloración amarilla, es señal que tiene elevada esa sustancia (bilirrubina) que puede dañar al cerebro, y si es muy excesiva puede generar un daño neurológico para el resto de la vida, que va desde alteraciones auditivas, deficiencias de movimientos, convulsiones, retraso mental o muerte.  
La evaluación del problema requiere conocer el tiempo de vida y evolución de la enfermedad en el recién nacido, condiciones al nacimiento, estado previo y actual del niño para tomar mejor criterio en la decisión de los estudios a realizar, para confirmar el origen de su enfermedad y también decidir el mejor de los tratamientos, a fin de evitar el daño cerebral.
En las alternativas del tratamiento existen diferentes opciones, desde la exposición a la luz en especial ultravioleta o bien solar, que tiene el propósito de cambiar la solubilidad de la sustancia tóxica y con ello facilitar su eliminación, hasta la conocida entre la población de forma común como recambio de sangre, que consiste en ponerle una sangre con glóbulos rojos diferentes a los originales y sacar a esos originales antes que se rompan para evitar la posibilidad de mayor destrucción. Esta sangre de forma transitoria dará un grupo sanguíneo diferente al niño, máximo por tres meses y al cabo de ese tiempo ya volverá a tener los glóbulos rojos de su naturaleza, que no repetirá el cuadro de destrucción por haber eliminado con el procedimiento los anticuerpos maternos.
Para el manejo preventivo es conveniente en todo embarazo, conocer el grupo sanguíneo de los padres, para anticipar una posible incompatibilidad del niño.  En la madre con Rh negativo, se comprobará siempre el grupo sanguíneo de su hijo en primeras horas del nacimiento para que en situación de ser de Rh positivo, se le aplique a la madre una vacuna para neutralizar la sensibilización a formar anticuerpos, para embarazos futuros y de preferencia esta vacuna se aplicará antes de haber pasado más de 72 hrs del nacimiento.
La coloración amarilla de un recién nacido es importante que sea evaluada a la brevedad posible por su médico de confianza, o el sub especialista (neonatólogo), para evitar daño neurológico irreversible.