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Infecciones respiratorias.


A fin de entender la forma como se desarrollan, y mediante ese conocimiento, entender la forma de prevenirlas; es necesario explicar de forma simple parte del funcionamiento en nuestro sistema respiratorio.
En nuestro sistema respiratorio se introduce el oxígeno (que es el gas a partir del cual forman energía nuestras células), que viene mezclado con otros gases y partículas del ambiente a partir del aire que en todo momento respiramos. El aire del ambiente tiene que ser calentado a nivel de la nariz, en donde también se humedece y se filtra para evitar que entre de forma sucia al interior de nuestro cuerpo. Este calentamiento lo realiza, mediante la circulación de sangre en vasos superficiales de la nariz, de forma mayor cuando se respira aire mas frío, con lo cual, es posible notar que, en especial, un niño mas pequeño tenga datos de congestión nasal al estar expuesto por tiempo mas prolongado al aire frío, y con ello puede empezar a respirar por su boquita, donde no filtra o humedece el aire de forma tan eficiente.
Con la finalidad de atrapar algunas partículas y microbios que continúan su viaje al sistema respiratorio inferior, la superficie cuenta con la presencia de forma continua en producción de un moco adherente, que permite fijar las partículas en su superficie, pero que para su eliminación requiere de un impulso que condicione flujo de corriente continua, en dirección al sistema digestivo a la altura de la garganta. Este sistema de impulso esta dado por unas pequeñas vellosidades, que están en la superficie de cada célula y tienen un movimiento de retroceso de forma lenta y otro de avance en forma rápida para poder mover este moco de manera uniforme y continua. La presencia de temperatura fría superficial, condiciona que esas vellosidades pierdan movilidad adecuada y con ello, se queda el moco estancado, permitiendo a los microorganismos poder facilitar su multiplicación.
Como mecanismo adicional al estancamiento de la secreción, se encuentra el reflejo de la tos, que mediante el empuje brusco de aire a partir del impulso de los músculos respiratorios, facilita la eliminación de las secreciones acumuladas.
En último punto a la posibilidad de una infección está la respuesta inflamatoria de los tejidos, que ante la presencia de un cuerpo extraño o microorganismo agresor, manda defensas formadas por células con capacidad de destruir al invasor, o de sustancias (anticuerpos) capaces de desintegrarlos para quitarles capacidad agresiva, y esta respuesta inflamatoria será normal cuando se tiene una alimentación y reposo favorables,  además de infecciones previas superadas.
Con la temporada fría, se da la respiración de aire que hace aumentar el grosor de la mucosa nasal, y puede hacer que las personas dejen de respirar de forma normal solo por la nariz, permitiendo introducir gérmenes por la boca. El aire frío en la superficie permite acumular la secreción y con esto la proliferación de gérmenes en el sistema respiratorio, haciendo que se presente entonces la reacción inflamatoria para eliminarlos mediante incremento de secreciones y accesos de tos, que ayudan a eliminar parte del exceso en proliferación de microbios.
En condiciones ambientales se agrega también que por la temperatura se mantengan las habitaciones cerradas con lo que se concentran en forma mas simple los microorganismos en los lugares cerrados, y por otra parte, algunos lugares con calefacción son contrastantes con el frio del exterior y exponen a las personas a tener cambios bruscos de temperatura.
Se entiende entonces como medidas preventivas para esta temporada de frío:
-         evitar  asistencia a lugares públicos (por acumulación de gérmenes)
-         evitar la relación con personas enfermas (pueden contagiarnos)
-         no exponerse a cambios bruscos de temperatura
-         no respirar aire frío por tiempo prolongado. Emplear de preferencia en forma adecuada la bufanda cubriendo nariz y boca (los cubre-bocas deben utilizarse solo por 30 minutos a dos horas máximo y cambiarlos por otro para continuar su función de filtro y protección)
-         consumir una mayor cantidad de líquidos (para evitar resequedad de moco respiratorio) en temperatura tibia a ligeramente caliente
-         mantener una nutrición adecuada, con aporte de cítricos (para mantener una función respiratoria adecuada )
-         no tomar medicamentos contra la tos (deben ser mejor los fluidificantes) y evitar la automedicación (que puede disminuir la respuesta inflamatoria natural)
-         realizar lavado frecuente de nuestras manos, ya que sin darnos cuenta en esta temporada transportan los gérmenes responsables de infecciones respiratorias y en forma inconsciente los llevamos a nuestro sistema respiratorio.

En caso de manifestar alteraciones iniciales correspondientes al proceso respiratorio, se recomienda acudir a valoración médica con la finalidad de evitar que el cuadro se complique.