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Menarca


Es el primer episodio de sangrado genital (menstruación) que experimentan las adolescentes; por lo tanto, es un acontecimiento que sucede en la pubertad. Simboliza un estado de madurez caracterizado por, la preparación del cuerpo de la joven para la reproducción y la mayor claridad en cuanto a la identidad sexual.
Es muy difícil fijar la fecha exacta en que se presenta la menarca en cada una de las muchachas en desarrollo, ya que es muy cambiante entre una adolescente a otra. Lo que cambia es el momento durante el desarrollo puberal en que se produce. Su aparición depende más de las etapas de desarrollo que la edad.
Las etapas de desarrollo pueden ser modificadas por algunos factores que actúan directamente sobre ellas, condicionando adelanto o retraso de la menstruación, y con ello, formar una gran variación de una niña a otra.
Entre los factores que modifican el momento de la aparición de la menarca, se incluyen a la carga genética de la familia, que establece que en una misma familia, la mayoría de las mujeres presente su primera menstruación en edades similares; la alimentación recibida desde el nacimiento, si es deficiente en calidad o cantidad puede causar su aparición en forma tardía; y al contrario, una adecuada alimentación permite que se presente en etapa más normal. Influye también el lugar donde viven, ya que las personas a nivel del mar, tienen una tendencia a presentar su primer sangrado en una edad más temprana en comparación con quienes viven en altitudes mayores; la práctica de deportes intensos en general suelen retrasar su aparición.
La menarca se incluye dentro de la pubertad. Esta pubertad, incluye además todos los cambios que experimentan las adolescentes en su cuerpo, que modifican su apariencia y funciones reproductoras a la de su futura etapa adulta. Son condicionados por la  acción de hormonas que en ese momento se liberan en cantidad significativa, y generalmente abarca las edades entre los 9  y 16 años de edad (más frecuentemente de los 10 a los 14).   
El primer signo del inicio en la estimulación hormonal variada, se define por acción de la hormona de crecimiento, que en primera instancia induce a modificar el tamaño de los pies, antes de establecer un desarrollo evidente de la estatura, al incrementar su velocidad de crecimiento, logrando incrementos hasta de 12 cm por año (como velocidad máxima), seguido posteriormente de acúmulo de material graso en especial a nivel de las caderas, y a continuación modificaciones en la glándula mamaria, con desarrollo del botón mamario (a partir del cual formará su busto) con aspecto de pequeño montículo que sobresale de la continuidad de su pecho, casi siempre de comienzo unilateral, para luego de varios meses hacerse bilateral. Este evento, permite predecir que en los siguientes 12-18 meses, se podrá presentar  la primera menstruación.
Como consecuencia de los cambios nutricionales, socioculturales, ecológicos, etc., la edad de la menarca en nuestro país y en otros con características similares, ha ido descendiendo a través de las décadas, llegando en este momento a una edad promedio de 12 años, con un variante normal entre los nueve y los catorce años, lo cual puede ser motivo de incertidumbre en las madres de esas niñas, por haber iniciado ellas mismas sus primeros sangrados a una edad mayor, comparativa con sus hijas.
En todos los pueblos y culturas, se han dado y aun se siguen dando los tabúes y las supersticiones relacionadas con la menstruación. Se le sigue viendo como algo de lo que no se puede o debe hablar, porque es prohibido. Se le hace referencia al tiempo de la menstruación como “el periodo” y en otras ocasiones, se le refiere con aspectos negativos como “la maldición”, en otras se le menciona con relación a los trastornos que pueden acompañarla como “indisposición”. Incluyendo la referida de tipo familiar, como “la tía”. Sin embargo, actualmente la palabra que se emplea más frecuente como sinónimo, es “la regla”
Entre las niñas que lo desarrollan en las primeras ocasiones, lo consideran como una especie de limpieza de su cuerpo de la sangre “sucia”, y es en estas circunstancias que la información que pueda proporcionar la madre a su hija, deberá ser de preferencia, más apegada a la realidad para evitar confusiones. Si la madre no tiene los conocimientos para explicarlos en forma fácil, puede ser motivo de acudir con el médico para que se proporcione la orientación pertinente, a fin de evitar los mitos o falsas creencias que puedan generar dudas o conceptos equivocados.
Entre las recomendaciones a establecer para estas jovencitas, se deberá de señalar que en cuando ya tengan más de 12 meses de haber iniciado su crecimiento de pecho, deberán estar prevenidas con la disponibilidad de toallas sanitarias y su forma de aplicarlas, para no ser sorprendidas en sus actividades escolares o cotidianas. Se recomienda de preferencia, el empleo de toallas que no contengan perfumes ni aditivos para prevenir que el área genital se irrite; no se deben dejar por más de cuatro horas para evitar que la sangre se descomponga, produzca mal olor y favorezca la aparición de infecciones vaginales. El olor genital de forma normal, debe distinguirse del que se produce por alguna infección. Puede ser contraproducente el uso de desodorante, jabones y perfumes, porque se altera la flora vaginal y provoca el desarrollo de microorganismos causantes de infecciones. Las esponjas, guantes o estropajos son herramientas que pueden tener una alta carga microbiana y actuar como vehículos de infección. El aseo deberá seguir siendo habitual y cotidiano y evitar prendas ajustadas.
Es válido aclarar que posterior a la existencia del primer sangrado (menarquía), la joven aun no tiene una capacidad de liberar óvulos en posibilidad de ser fertilizados, al igual que sus hormonas que de ellos derivan, para mantener una regularidad en los ciclos; y es la razón por la cual, existen sangrados posteriores que tienen aparición de forma irregular en límites de tiempo, causando que el sangrado se presente en periodos mayores o menores a los clásicos 28 a 30 días regulares, logrando llegar a estabilizarse, en ciclos regulares y con capacidad reproductiva de forma adecuada, en duración promedio de un año posterior a la menarca, con el ajuste normal de sus hormonas.
La mayoría de las jóvenes, tienen expectativas negativas al respecto de la llegada de la menstruación y son  comunes en referirse: incomodidad, dolor abdominal y cambios de humor. Con la preparación a la posible pérdida de sangre (durante la menstruación), es normal que el organismo se prepare en los días previos, acumulando una mayor cantidad de volumen en la circulación, lo que explica en forma secundaria, los cambios de humor y comportamiento por una presión ligeramente mayor a nivel cerebral. No es raro que en días previos y durante la menstruación, se presenten con mayor facilidad enojos y rebeldía también por la acción hormonal sobre la condición emocional.
Cuando se manifiesten alteraciones relacionadas con las características del sangrado, como: cantidad, duración, intensidad y dolor asociado, es necesario acudir a la valoración correspondiente, a fin de descartar alguna enfermedad en particular, y en especial de poder ofrecer un tratamiento específico.  

Cuando no exista una información adecuada que pueda ofrecer a su hija, puede contar con la asesoría de parte de su médico de confianza, para establecer la comunicación de forma adecuada y quitarle los temores que se puedan generar antes de su primera menstruación, y no dejarse también influir por las incertidumbres de sus compañeras de grupo o amigas.