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Soplos cardíacos

El comentario de la existencia de un soplo en la revisión de un niño, motiva inquietud ante la causa mas relacionada con enfermedad del corazón, y por tanto, se considera una situación delicada.
La forma como se produce un soplo, está condicionado a la alteración en la forma como fluye la sangre por las diferentes cavidades del corazón o sus vasos. Toda vez que el corazón o sus vasos relacionados, no tengan alteraciones en la superficie interna, la sangre tendrá un recorrido uniforme que no genera ruidos anormales. En cambio, cuando existe una deformidad como agujeros anormales, estrechamientos o ampliaciones en el trayecto, se formará una turbulencia en el flujo de la sangre que podrá ser percibido a la revisión como un sonido anormal (parecido a un frote agregado contra una superficie) de intensidades variables.
Durante la infancia, hay algunos soplos que no se consideran relacionados a alguna enfermedad y por tanto, son variantes normales. Son conocidos también como soplos inocentes, y se presentan como condición establecida por el trayecto de algunos vasos que en su forma (generalmente curvas pronunciadas), pueden generar soplos en cuatro regiones especiales del pecho de los niños, y confundirse con alguna alteración del corazón. Otra excepción a un soplo anormal es el relacionado con la condición anémica, al tener la sangre una menor viscosidad,  genera el soplo por las turbulencias ocasionadas con el cambio de postura corporal y los tiempos de la respiración. En este caso no hay enfermedad cardiaca o vascular que lo genere, pero la condición anémica si establece su presencia.
Hay soplos que son transitorios en los primeros días de la vida, y se dan por la persistencia de algunas comunicaciones que hay mientras el niño se encuentra en el interior del vientre materno, y cierran o se obstruyen posteriormente  al nacimiento. Estos soplos pueden estar presentes al momento de revisar al recién nacido o en los primeros días, y contrastar por el estado general aceptable (sano) del niño para relacionar con su futuro cierre espontaneo; con la particularidad, que al tratarse de algunos agujeros que van cerrando de forma progresiva, por la disminución del calibre que tienen paulatinamente, generan una intensidad cada vez mayor, hasta que finalmente desaparece de forma total.
Los soplos patológicos se identificarán siempre por relacionarse con deficiencias en el rendimiento físico de los pacientes. Así en los niños recién nacidos pueden asociarse con alimentación deficiente por señales de fatiga a la succión, falta de desarrollo físico, alteraciones respiratorias con incremento en sus movimientos y frecuencia mayor, o bien, con estado de conciencia alterado y mas frecuente con tendencia al sueño prolongado. Estos soplos en ocasiones no se detectan al momento del nacimiento por compensación de flujos, pero en la medida que pasan los primeros días, la evidencia de circulación alterada, causa las alteraciones previas y la revisión avalará la presencia del soplo cardiaco. Esto generalmente causa duda sobre la valoración que se hizo al momento del nacimiento y se genera incertidumbre sobre la capacidad del médico que la realizó, pero es muy posible que no haya existido por no haber presiones internas de los vasos sanguíneos tan diferentes como después cambian.
La existencia de los soplos con cambios en la coloración, puede marcar la gravedad de la enfermedad y el requisito de atención prioritaria especializada o de alta tecnología. Cuando hay anormalidades en el corazón que establecen un envío de sangre contaminada por flujo sanguíneo que no pasó a oxigenarse a nivel de los pulmones, la coloración de la piel o de las mucosas será de tinte morado o azul, y generalmente se relaciona con fatiga mas fácil, respiración agitada y alteración de conciencia (muy llorón o con mucho sueño). Estas condiciones ameritan atención inmediata a fin de evitar deterioro mayor  progresivo en la medida que el niño requiere de condiciones adecuadas para su vida y desarrollo. Se relacionan frecuentemente con enfermedades complejas del corazón y de sus vasos sanguíneos.
El tratamiento de las cardiopatías en general, es variado de acuerdo a su causa específica y puede ser de forma quirúrgica, con medicamentos o simple observación de su evolución.

Es importante considerar la valoración de la función cardiaca en los primeros momentos y días de haber nacido, para detectar algún problema que pueda limitar el desarrollo de un niño; y en los niños mayores con fatiga fácil o deficiencia en su crecimiento. Todo soplo cardiaco con sospecha de alteración permanente, requiere de evaluación calificada. Tomen en cuenta la importancia que incluye la revisión adecuada con su médico de confianza; que al momento de identificar la alteración, podrá darle la información suficiente, y también de ser necesario el envío con el especialista (pediatra) o sub especialista (cardiólogo pediatra), para su atención mas oportuna y adecuada que favorezca el pronostico de vida del paciente.