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Transfusiones

Es el procedimiento médico durante el cual, un paciente recibe sangre total o alguno de sus componentes a través de una vía intravenosa. Su empleo generalmente implica la necesidad de mejorar de forma inmediata alguna carencia particular de la sangre; o bien, la sustitución de este tejido en forma completa ante una pérdida importante que pueda poner en riesgo la vida del enfermo.
Para su administración, es necesario contar con una vía de acceso al sistema sanguíneo, que se logra mediante la introducción de un catéter de plástico guiado en inicio por una aguja metálica, que se retira al dejar el catéter en la vena, y a través de su tubo de conexión puede permitir el paso de líquidos al interior del torrente sanguíneo.
Este procedimiento inicial puede despertar inquietud en los niños y familiares, por tratarse de un evento aunque mínimo, finalmente de tipo traumático, y de acuerdo a las condiciones del niño y experiencia de la persona que realice el procedimiento, puede involucrar grados variables de complejidad.
Para disminuir la ansiedad en los niños, se les podrá advertir de la sensación a percibir como un piquete condicionado por algún insecto, la introducción de la aguja; y en  mejor alternativa, podrá pasar desapercibida, empleando cremas anestésicas con anticipación, para que no experimenten la sensación incómoda o molesta.
La sangre es un tejido que se encuentra compuesto de una mezcla de células y líquido. Cada uno de sus componentes tiene funciones especiales: los glóbulos rojos son células que llevan el nutriente respiratorio (oxígeno) a cada célula, y se encargan de eliminar el bióxido de carbono que eliminan. Los glóbulos blancos son células especializadas de la respuesta inflamatoria, que actúan contra agresiones físicas o biológicas que puedan causar algunas enfermedades. Las plaquetas se relacionan con la coagulación y reparación de vasos sanguíneos, cuando se produce una herida vascular y hemorragia secundaria. Por último, el plasma que es la parte líquida de la sangre, contiene proteínas, sustancias químicas y elementos nutritivos para diferentes funciones.´
La administración de la sangre total o de alguno de sus componentes se indica bajo condiciones especiales del enfermo. La sangre total, solo se justifica cuando existe una hemorragia intensa que causa pérdida importante de volumen corporal, que en caso de no ser sustituido de forma urgente, descompensa al paciente de forma súbita y puede generar su muerte. Fuera de esa condición, es más recomendable indicar la transfusión selectiva de los elementos sanguíneos.
Los glóbulos rojos se trasfunden en casos de anemias graves, para aportar medio de transporte de oxígeno a todos los tejidos corporales. La transfusión de glóbulos blancos, en caso de pacientes con disminución en su producción por enfermedad o efectos secundarios de medicamentos, a fin de evitar infecciones por gérmenes oportunistas. La transfusión de plaquetas, ante la carencia de las mismas por enfermedades infecciosas o sanguíneas, para evitar o mejorar eventos hemorrágicos de pequeños o grandes vasos sanguíneos. El plasma se transfunde ante condiciones de desnutrición para aporte de proteínas, o para controlar eventos hemodinámicos con propósito de poder rescatar líquido secuestrado fuera de los vasos sanguíneos (edemas). Existen otras fracciones especiales purificadas del plasma que se transfunden ante carencias particulares del sistema de coagulación (hemofilias) para evitar hemorragias, y fracciones de proteínas ante enfermedades de causas inmunológicas.
Las transfusiones provienen de donantes voluntarios, que posterior a su revisión clínica y de estudios de laboratorio meticulosos, corroboran su seguridad para evitar la transmisión de alguna enfermedad que se pueda contagiar por esta vía, además de comprobar el grupo sanguíneo, para ser compatible a la persona enferma.    
Otras formas de obtener sangre para realizar los procedimientos de la transfusión, incluyen: la donación de sangre autóloga o también llamada autotransfusión, ya que la sangre proviene de la misma persona a la que se le transfundirá posteriormente. Como ejemplos, se pueden considerar aquellos pacientes que conociendo su fecha de intervención quirúrgica, se extraen su sangre con anticipación. Se puede realizar a partir de los  doce años y como excepción especial, la obtenida de la placenta para empleo a futuro con células madre; o también, de reserva para intervención quirúrgica en algunos recién nacidos especiales. Otra vía de obtención es a través de la donación directa, que la proporciona un familiar o amigo para ser empleada para un paciente ya seleccionado.
El riesgo de adquirir alguna enfermedad es nulo en las formas autólogas, siempre que el procedimiento cumpla los requisitos de esterilidad máxima. En la donación directa o por voluntarios, el riesgo es mínimo, considerando que los estudios de laboratorio para detectar enfermedades contagiosas, son muy estrictos y altamente sensibles, para poder detectar las muestras sanguíneas de riesgo que son eliminadas antes de su empleo.
Para llevar a cabo una transfusión, el médico deberá de explicar a los familiares los beneficios y posibilidad de riesgos con el procedimiento, antes de firmar un consentimiento informado donde se avala la autorización por el familiar responsable, luego de entender toda la información.
En forma general, se deben realizar siempre dos estudios previos al procedimiento: se tomará una muestra de sangre para definir el grupo sanguíneo del paciente, y con la misma muestra efectuar estudios de compatibilidad, que en forma simple, es mezclar con una muestra del donador para comprobar que no haya reacción anormal. El volumen a pasar de transfusión dependerá del elemento a transfundir y el peso del niño.
Una vez demostrada la compatibilidad se procederá a la administración del derivado sanguíneo, manteniendo al niño en forma cómoda y en compañía de alguno de sus padres para darle tranquilidad y confianza.
Cuando el procedimiento sea una urgencia, es posible que no haya tiempo de advertir a los padres, y bajo la premisa de evitar la muerte en el niño, el procedimiento se realizará de forma inmediata. Si existe alguna limitación por condición religiosa, se procede a notificar a las autoridades legales a fin de establecer responsabilidades civiles sobre sus consecuencias.
Un procedimiento especial, que se puede realizar más frecuentemente en recién nacidos con problemas de ictericia intensa, es la exanguíneotransfusión. En este procedimiento, se busca intercambiar la mayor cantidad de volumen sanguíneo de sangre, alterada por la destrucción de los glóbulos rojos, y contaminada con un alto contenido de su deshecho metabólico conocido como bilirrubina, ya que esta sustancia representa un riesgo para dañar al cerebro de forma permanente, o causar la muerte.

Por tener origen en la incompatibilidad de grupo o del factor Rh, entre la madre y el recién nacido en sus primeras horas de vida, se hace necesario extraer las sustancias de la madre que destruyen los glóbulos rojos del recién nacido, y también eliminar los glóbulos rojos del niño antes de ser dañados por los anticuerpos de la madre. Para este proceso, se requiere de una vía de eliminación (salida) de sangre afectada del recién nacido, y de una vía de entrada de la sangre que no será destruida por los anticuerpos que lleguen a quedar residuales. La sangre a trasfundir con estos propósitos, deberá ser   de grupo sanguíneo y/o factor Rh diferente de la original del recién nacido, y de forma transitoria (máximo hasta por cuatro meses), podrá señalarse de forma relativa que se cambió de grupo sanguíneo y factor Rh al niño con este procedimiento, pero su información genética en los meses siguientes, volverá a formar la sangre que tenía al nacimiento, sin haber ya algún factor de riesgo que ponga en peligro a la función del cerebro o a su vida.