Es un proceso quirúrgico en el cual se retira la piel (prepucio) que cubre al glande, y generalmente se efectúa en los primeros días de la vida de los niños. Tradicionalmente el procedimiento esta definido a realizar por situaciones de preferencias personales o familiares, más que por justificaciones de salud, y es motivo de duda particular el llevarlo a cabo, por lo que en esta ocasión se proporciona la información pertinente.
La evolución de las especies establece, que en cada organismo se van desarrollando adaptaciones al medio en que se desenvuelven, y estos cambios generalmente involucran periodos variables de tiempo, dejando en la información genética las características a sus generaciones siguientes, viables de ser modificadas posteriormente. Tenemos entonces que el desarrollo del prepucio tiene una gran cantidad de años previos en su aparición y persistencia entonces, desde muchos millones de años.
El inicio de la práctica de la circuncisión se encuentra documentada en la biblia (Génesis 17) donde se señala como una evidencia corporal del pacto establecido entre Dios y el hombre, debiéndose de realizar a los ocho días de vida del niño, y quien no estuviera circuncidado, sería separado del pueblo de Dios. A esto mismo, en escritos posteriores a la muerte de Jesús, para la expansión de la religión y aceptación de nuevos fieles, se les hace referencia que es mas valorado la actitud o comportamiento de la persona, que la mutilación o sacrificio corporal que servía antes como aspecto incluso discriminatorio (H. Apóstoles).
A finales del siglo XIX, cuando la circuncisión masculina se puso de moda en la medicina de EU, tuvo inmediatamente una aceptación universal entre los médicos profesionales americanos, que la circuncisión era un tratamiento efectivo para algunas “enfermedades” como la masturbación, dolor de cabeza, epilepsia, parálisis, estrabismo, prolapso rectal, hidrocefalia, y pie plano. Hay aun miles de artículos reportados en revistas médicas que demostraban ese y otros beneficios terapéuticos milagrosos debidos a la amputación del prepucio. El concepto de que la circuncisión mejora la higiene y evita enfermedades de transmisión sexual se origina al mismo tiempo en el contexto de fomentar la higiene y condiciones raciales. El fenómeno mas llamativo fue la circuncisión neonatal, convertido en producto de la era de la guerra fría, como medida eugenésica, masiva e involuntaria seguida en su práctica por los países de occidente. La circuncisión masiva tuvo su pico mas alto de popularidad en los años de 1970 cuando cerca del 90% de los recién nacidos en los EU fueron circuncidados y desde entonces, el porcentaje ha ido disminuyendo y se ha modificado en la medida que el negocio de la circuncisión agrega mas enfermedades a la lista de padecimientos secundarios a esta práctica.
El tejido contenido en el prepucio incluye células especializadas del sistema inmunológico, que protegen desde etapas tempranas contra microorganismos invasores. Hay receptores neurológicos primarios para el estimulo erógeno adecuado, que proporcionan sensibilidad adecuada para el comportamiento copular normal; y la frecuencia mayor creciente de masturbación, sexo anal y oral en los circuncidados, puede ser posiblemente debido al desequilibrio sensorial causado por la circuncisión.
En consideración a su papel preventivo para algunas enfermedades o cáncer, la revisión bibliográfica establece que para las infecciones urinarias se disminuye el riesgo de la infección, en una décima parte cuando se practica la circuncisión, comparativo con el no circuncidado. Para las enfermedades de transmisión sexual, la existencia de tejido inmunológico en el prepucio facilita el desarrollo de las enfermedades sexuales de personas no circuncidadas, Sin embargo, los factores del comportamiento sexual son factores de riesgo más importantes, en la adquisición de estas infecciones que el estado de la circuncisión. En relación con el cáncer del pene, el riesgo con la circuncisión disminuye al triple, pero habrá que tomar en cuenta que el cáncer del pene es una enfermedad rara que se presenta con un índice anual máximo de 0.9 a 1 en 100 000 hombres.
La circuncisión queda indicada a realizar cuando el prepucio limita la eliminación del flujo urinario o bien se demuestra que es el factor condicionante de infecciones urinarias recurrentes. El procedimiento deberá de realizarlo el médico con la habilidad adecuada, para evitar complicaciones o lesiones asociadas por falta de experiencia (cirujano pediatra, urólogo pediatra), y bajo condiciones adecuadas de anestesia para evitar el trauma doloroso al niño, independiente de la edad que tenga al realizar el procedimiento.
La realización de ejercicios para bajar al prepucio, es una práctica ya en desuso, por condicionar que alguno de los padres sin experiencia médica, cause heridas pequeñas en la unión de piel y mucosa del orificio por donde sale la orina y daños posteriores crónicos. El prepucio adherido al glande, desde el nacimiento hasta el inicio de la adolescencia es una variante anatómica normal del niño que aun no deberá de tener forma parecida al adulto, y mucho menos que el procedimiento lo realice alguien que no sea médico.
Los padres que deseen realizar la circuncisión a sus hijos, deberán de tomar en cuenta los relativos beneficios contra los posibles riesgos o consecuencias, y la decisión final tomarla con justificación suficiente.
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