Prevención de enfermedades respiratorias

Se acerca la temporada de frío y con ella de forma inevitable, la posibilidad de desarrollar enfermedades respiratorias y más en particular, en la población infantil.
El niño de forma natural, por las dimensiones disminuidas en su anatomía respiratoria, tienen más facilidad de desarrollarlas y complicarse cuando tienen menor edad.
Son las condiciones ambientales, las que modifican el funcionamiento natural del sistema respiratorio, para predisponerlo al desarrollo de enfermedades.
De forma natural, se requiere que el aire que fluye por el sistema respiratorio, sea un aire húmedo, filtrado y de temperatura tibia. Para cumplir con estas características, la nariz cuenta con diseño y estructuras que realizan estas funciones de acuerdo a capacidades relacionadas con la edad y condiciones del niño. Con estas características normales del aire respirado, el sistema garantiza que la mezcla de gases que llegan hasta la última parte de los pulmones, se encuentra libre de gérmenes o partículas dañinas, y no cause alteración física en la superficie de los tejidos donde circula.
En contraste con cualquier otra temporada del año, la época invernal con disminución de la temperatura ambiental, genera que las habitaciones o locales de reunión humana se mantengan cerrados, para evitar que el frío exterior, condicione malestar en las personas que se encuentran en el interior; con el inconveniente, que los gérmenes eliminados por la respiración de todas esas personas ahí reunidas, tiene ahora la oportunidad de llegar a concentrarse en mayor proporción, en espacios más pequeños.
La entrada de aire frío en el sistema respiratorio de los niños, causa una demanda mayor de calentamiento superficial en las vías respiratorias de entrada, y la forma como lo consigue es por flujo sanguíneo en mayor cantidad, haciendo que aumente el volumen de la mucosa respiratoria; y  por el calibre en las fosas nasales, condiciona a que se manifieste dificultad a la entrada del aire, e induce a la respiración de aire a través de la boca, en donde no hay opción para modificar mucho las características normales del aire exterior, permitiendo así que aire sin filtrar, calentar o humedecer de forma adecuada, empiece a causar daños en la función respiratoria.
El tejido respiratorio produce en su superficie un moco, que tiene la finalidad de atrapar a las partículas dañinas y microbios; y de esta forma, evita que puedan llegar a las células respiratorias. Aparte, existen tramos largos de células que en su superficie tiene unas prolongaciones llamadas cilios (como pelitos de cepillo), que tienen movimientos especiales para impulsar el moco, y generar una corriente con trayectoria para su eliminación, al exterior o al sistema digestivo. Con el flujo normal de este moco, hay un fluido constante que evita la invasión de microorganismos al tejido respiratorio, pero basta que haya contacto de aire frío en el tejido respiratorio, para inmovilizar a los cilios; y de esta forma, al no haber corriente continua, los microbios pueden tener oportunidad a invadir el tejido y causar enfermedades respiratorias.
En base a lo anterior, es muy importante que en temporada de frío la respiración de aire ambiental (frío) sea un factor predisponente para el desarrollo de las enfermedades respiratorias, ya que permiten que el agente causal (microbios: virus o bacterias) pueda invadir a esa parte del cuerpo. Por tanto, para evitar que haya factores que predispongan al desarrollo de enfermedades respiratorias, señalamos a continuación algunas recomendaciones, que pueden disminuir la oportunidad de padecer este tipo de cuadros.
Nutrición: es importante gozar de una condición adecuada, porque el sistema de defensas tendrá la integridad para poderse organizar de una forma más eficiente. Entre los nutrientes a destacar para estas enfermedades, se deberá de considerar el consumo de frutas cítricas (agrias), que permiten brindar una mayor integridad a las células en los diferentes tejidos (no solo al sistema respiratorio), recomendando de preferencia el consumo de jugos de reciente extracción sin endulzantes, para evitar modificar su estructura química. La publicidad es engañosa, y da a entender que algunos productos medicinales eliminan o destruyen al virus; en realidad evita complicaciones, disminuye los síntomas y acorta la convalecencia. Otro punto importante en temporada de frío, es el consumo frecuente de líquidos de temperatura tibia, para mantener el cuerpo bien hidratado ante el exceso de producción de moco, que se genera en esta temporada.
Hábitos higiénicos: la limpieza corporal elimina de la superficie una gran cantidad de gérmenes acumulados, y el baño diario con agua tibia al medio día, no es factor para causar estas enfermedades. Es muy significativo hacer notar que durante la temporada de frío, el lavado de las manos de forma frecuente, evitará la transmisión de microbios de todos los ambientes donde haya tenido contacto nuestras manos y/o dedos, hacia las zonas de riesgo de los niños (manos y cara). Otra consideración significativa establece el hábito de la limpieza nasal, en donde la práctica común de “sonarse la nariz” bloqueando las fosas nasales al mismo tiempo, hace que parte del moco pueda obstruir algunos conductos, y predisponga al desarrollo de las sinusitis y de las otitis; y en ocasiones, esta maniobra se la hacemos al niño; o bien, la aprende al ver la forma como lo realizamos. La introducción de cuerpos extraños para realizar limpieza nasal, en especial, en los más pequeños mediante aplicadores, pasadores, algodones, papel, estopa, etc., dan a final una estimulación por cuerpo extraño a la nariz, que en forma secundaria responde con inflamación y disminución del calibre nasal, para respirar de forma auxiliar con la boca abierta, y volver a tener función respiratoria inadecuada.
Ropa: El empleo de gorras, guantes, suéteres, ponchos o chamarras solo sirve para evitar la sensación desagradable del frío, en las partes corporales que cubren. La idea antigua (principalmente de personas ancianas), que el aire frío en estas partes, o por andar el niño descalzo en el piso frío, es la causa de la enfermedad respiratoria, no toma en cuenta que: es el aire frío que se respira a través de la nariz (bajo estas condiciones), el que predispone a estas enfermedades. Se recomienda en especial, el empleo adecuado de la bufanda cubriendo la nariz y boca de forma permanente, cuando se expone el niño al ambiente externo, para evitar la respiración de aire frío, y no solo enrollada al cuello.    
Convivencia: en temporada invernal hay reuniones sociales y familiares frecuentes, y con la presencia de alguna persona con síntomas respiratorios o de otra que tenga incubación de la enfermedad, es posible la transmisión de gérmenes. Por lo que se recomienda de preferencia acudir solo a reuniones de pequeños grupos con personas conocidas sanas; ya que en grupos sociales mayores, y en lugares cerrados, la cantidad y variedad de gérmenes respiratorios es mayor. Evite exponer a humos y partículas finas.
Medicamentos iniciales: las gotas nasales para respirar mejor y evitar el flujo constante de la nariz, logran estos efectos por actuar contra los vasos sanguíneos abiertos ante una inflamación primaria por virus, bacteria o alergia, y al terminar de pasar su efecto se produce una mayor abertura de vasos sanguíneos con mayor acumulación de líquido y mayor obstrucción (efecto de rebote); y por otra parte, al afectar a las neuronas de la olfacción puede disminuir la capacidad olfativa del niño. El empleo de sustancias especiales como aceites (vaporub), da la sensación de mejorar la entrada de aire, pero también genera rebote de acción y la posible acumulación en el pulmón: una neumonía química difícil de tratar. Los vaporizadores son adecuados para evitar enfermedades respiratorias superiores (garganta, nariz y senos maxilares) empleándolo por tiempo breve (10 min.) después de exponerse a la respiración de aire frío y algunas molestias respiratorias. Para nebulización y medicamentos pida una orientación específica.  

Las vacunas son excelentes medidas de protección, pero se deben aplicar de forma anticipada (un mes antes de temporada invernal), y deberán cubrir la posibilidad de influenza, neumococo y tosferina. Pregunte a su médico en orientación más específica. 

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