Prevención de la varicela

En fechas recientes se han empezado a reportar brotes de varicela en algunas regiones de nuestro país, afectando a una cantidad variable de niños, siendo los niños de dos a diez años de edad los más afectados; y en promedio, de América latina se registran de 4 a 8.5 millones de casos al año, diez mil hospitalizaciones y 180 fallecimientos.
Durante esta temporada de calor, la enfermedad tiene tendencia a presentarse con mayor frecuencia entre la población susceptible, que de forma general son niños y adultos que no hayan padecido la enfermedad, con riesgo de complicaciones en pacientes con alteración en el sistema inmunológico (desnutridos, enfermos crónicos).  
Nuestras autoridades sanitarias con sus recursos disponibles, solo pueden actuar posterior al registro de algún caso de varicela, y en especial cuando sean varios individuos de una comunidad, para evitar mayor propagación.
La enfermedad se contagia de forma más frecuente, en el momento que los virus se multiplican en la mucosa respiratoria superior (nariz y garganta), y salen con los movimientos de respiración, estornudos, tos, o mediante el contacto de objetos contaminados con la saliva de los niños, hacia otros susceptibles.
La dificultad particular para evitar el contagio en esta enfermedad, es que en ese momento la mayoría de los niños puede mostrarse sin algún síntoma en particular, y en otros casos, puede simular un cuadro gripal.
Todas las personas que no hayan padecido la enfermedad o no están vacunadas, al aspirar estos virus podrán adquirirlo, y desarrollar posteriormente la enfermedad.
Posterior a la multiplicación de los virus en este lugar, los microorganismos pasan a la sangre y se diseminan en todo el cuerpo, hasta llegar a manifestarse de forma habitual en la piel, con sus lesiones ya conocidas, generalmente a las dos o tres semanas de haber tenido el contacto inicial.
La mayoría de los niños recuperan su salud posterior al brote sin problema alguno, pero en realidad el germen queda almacenado en forma latente en algunas raíces nerviosas, durante varios años para manifestarse en etapas variables, de acuerdo a las condiciones orgánicas del paciente para causar problemas diferentes a las lesiones de la piel.
Como señalamos al describir la enfermedad, el virus tiene oportunidad de viajar a todos los órganos, y en algunos pacientes, el cuadro se puede complicar por desarrollar reacción inflamatoria en zonas especiales, y por las circunstancias adicionales se podrá comprometer su funcionamiento.
Las complicaciones a nivel de la piel que se pueden generar son alteraciones de respuesta anormal inflamatoria y podrán desarrollarse grandes vesículas con destrucción de las capas de piel en extensiones variables, en otras ocasiones, se podrán manifestar muerte (necrosis) de la piel o  reacciones vasculares con hemorragia, que necesitarán de operaciones quirúrgicas para su reparación, o por lo menos por la cicatrización de tejidos inferiores quedaran marcas evidentes.
Otras complicaciones pueden amenazar o terminar con la vida del paciente, afectan la función pulmonar y al cerebro, que en ocasiones logran evitar la muerte pero no las secuelas neurológicas para el resto de su vida.
La varicela también puede afectar a las mujeres embarazadas: cuando se presenta en etapas tempranas, producirá desnutrición dentro del vientre materno; cuando lo manifiestan antes del parto, el recién nacido podrá tener infección diseminada, que podrá poner en riesgo su vida de forma inmediata.
Es cierto, no son frecuentes las complicaciones de esta enfermedad, pero cuando se presentan generan gastos institucionales exagerados y dejan secuelas o defunciones que afectan mucho mas a los familiares.
La frecuencia de la enfermedad es muy importante, nadie en la población abierta podrá negar la existencia de un cuadro de varicela que haya padecido de forma directa o por lo menos en un familiar cercano.
Posterior a haber padecido la varicela, el virus que se ha almacenado en tejido nervioso, con el paso del tiempo y la edad mayor, tiene la capacidad de poder generar una enfermedad especial, que se conoce como herpes zoster ó “culebrilla” que se identifica por la aparición de pequeños globitos en el trayecto de un nervio, en la región de las costillas o de las extremidades, asociado con dolores tan intensos, que son referidos similares o mayores a los de un parto.
Todas las personas que hayan padecido la varicela están en riesgo de desarrollar en etapa de adulto mayor o senil este tipo de manifestaciones, que de nueva cuenta comprometen a la salud, causan molestias, y pueden complicarse.
Desde hace diecisiete años se ha autorizado el empleo de una vacuna específica para esta enfermedad, y en los países donde se ha empezado a aplicar de forma masiva, el comportamiento epidemiológico se ha modificado de forma drástica, al disminuir el número de brotes y de complicaciones en los pacientes.
La vacuna se aplica después del año de edad, con su refuerzo a diferente edad, de acuerdo al momento que se aplica. Así cuando se aplica al año o año y medio de edad, el refuerzo se podrá aplicar a los tres o cuatro años de edad, y cuando se aplica a edad diferente el refuerzo se podrá aplicar a los tres o cuatro meses siguientes.
Con la vacuna se evita el desarrollo de la enfermedad y como consecuencia la posibilidad de ser afectado también en etapa senil.
Prácticamente es imposible evitar que un niño que inicia la diseminación del virus, pueda ser detectado y aislado antes de continuar la propagación, ya que en ese momento se encuentra con escasos datos de tipo respiratorio (gripal), o peor aún, sin síntomas para poder sospecharlo. Se entiende de esta forma, como la enfermedad cuando se hace evidente en la piel, ya se puede asociar con varias personas afectadas.
La aplicación de la vacuna evitaría que se desarrolle la enfermedad, al darle oportunidad al organismo, de formar anticuerpos con anticipación a la presencia del virus, para que cuando se presente sea de inmediato bloqueado y eliminado.
Se puede aplicar dentro de los primeros tres días, de sospecha que el niño haya tenido contacto con un posible enfermo, para formar anticuerpos al momento de que se inicie su diseminación viral por su sangre; y por esta razón, la posible aparición de lesiones en la piel serán mucho menores, al igual que el riesgo de complicaciones en otros órganos.
Todas las personas que se aplican la vacuna, tienen oportunidad de desarrollar inmunidad específica contra la varicela en un porcentaje tan alto como 98%, y quienes desarrollan varicela teniendo una aplicación adecuada de la vacuna, tendrán una mínima cantidad de lesiones en la piel y menor riesgo de complicaciones.
La vacuna por el momento se encuentra disponible a nivel particular, con la ventaja que mantiene su estabilidad biológica por mucho tiempo a temperaturas de congelación, a diferencia de otras que requieren de rangos particulares para su viabilidad, y no deberá de aplicarse si la persona tiene alteraciones de inmunidad, embarazadas, o con antecedentes de alergias particulares.  
Se desconoce el motivo oficial por el cual nuestra Secretaría de Salud no ha incluido esta vacuna en el Esquema Nacional de Vacunación, pero valdría la pena que usted mientras procure prevenir la enfermedad en sus hijos… 

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