Trastornos generales del desarrollo

El niño durante el transcurso de sus primeros años de vida, va adquiriendo –de forma normal-, diferentes logros en su comportamiento y actividad, que establecen un perfeccionamiento progresivo de sus diferentes estructuras corporales, que le permiten relacionarse con su entorno y comunicarse de forma adecuada con su semejantes, además de favorecer la adquisición de conocimientos y, mediante procesos cerebrales especiales, adquirir la capacidad de creación o modificación del entorno.
Todos esos cambios quedan incluidos en el concepto de desarrollo del ser humano, que lo hacen evolucionar desde un recién nacido incapaz de poder sobrevivir por su propia cuenta, hasta el individuo adulto con todas las capacidades orgánicas normales.
Este desarrollo, se ve condicionado por diferentes factores, entre los que podemos señalar de forma más significativa, a los siguientes: material genético, nutrición, salud, y estimulación ambiental. Su integridad e influencia positiva reflejarán un resultado adecuado y en caso contrario causarán limitaciones para el ser humano.
El desarrollo físico de un niño, comúnmente es valorado por los cambios en las dimensiones corporales para determinar si es normal o se encuentra alterado.
Las capacidades de control corporal, comunicación, conducta personal y relación social, tienen expresiones variadas durante los primeros años de vida, con márgenes de limitación establecidos para poder definir el desarrollo del niño en condiciones normales. El detectar a alguno de ellos fuera de esos límites, permiten considerar que  están cursando con alteraciones en su desarrollo de conducta y/o emocional, y pueden condicionar un comportamiento anormal en su vida futura.
Los trastornos del desarrollo son todos aquellos cuadros crónicos de inicio precoz que tienen en común la dificultad para la adquisición de habilidades motoras, de lenguaje, sociales o de aprendizaje que provocan un impacto significativo en el progreso del desarrollo de un niño.
Entre los trastornos del desarrollo se incluyen: el retardo global del desarrollo psicomotor (retardo mental), la parálisis cerebral, trastornos específicos del lenguaje que se conocen como disfasias, trastornos específicos del aprendizaje (de lectura, escritura o de cálculo), trastornos del desarrollo motor (dispraxias), trastornos por déficit de atención y los trastornos generalizados del desarrollo.
Los trastornos generalizados del desarrollo hacen alusión a una perturbación grave de varias áreas del desarrollo: trastornos de la relación social, comunicación (expresión y comprensión del lenguaje) y falta de flexibilidad mental con comportamientos, intereses y actividades repetitivas. El autismo constituye el ejemplo más evidente de estas alteraciones, pero existen más alteraciones que pertenecen a los trastornos generalizados del desarrollo.
Tomando en cuenta –en el nombre de esta alteración- que el término “general”, no es en realidad estrictamente correcto al no estar afectado el desarrollo de forma generalizada, en la actualidad se utiliza el término de: Trastorno del Espectro Autista (TEA), a un grupo de manifestaciones no uniformes que varía en una amplitud de mayor a menor afectación, abarcando desde los casos más severamente afectados y acompañados de una deficiencia mental severa a profunda, a cuadros donde la deficiencia mental sería ligera a moderada, a otros, con una inteligencia límite o normal. La conducta en estos pacientes también se mostrará en diferentes grados pero siempre vinculada a la alteración en la  capacidad para establecer relaciones sociales, a la ausencia de identificación con las personas y el desarrollo de un repertorio de conducta repetitivo y limitado sólo a ciertas áreas del interés del niño; cambia con el tiempo y están influidos por otros factores como el nivel de comunicación, funcionamiento intelectual y las alteraciones de la conducta.
Entre las causas de estas alteraciones, hay variedad pero los más significativos incluyen: factores genéticos, infecciones virales durante el primer trimestre del embarazo (rubeola, toxoplasmosis, varicela, etc.), condiciones durante el parto como falta de oxigeno al niño, sangrados y hemorragia cerebral del niño; y como factores relacionados a los padres: que tengan exposición y manejo de productos químicos y enfermedad como el hipotiroidismo.
Considerando sus diferentes manifestaciones, en este grupo de enfermedades se incluyen: autismo infantil, autismo atípico, síndrome de Rett, síndrome de Asperger, trastornos desintegrativos de la infancia y otros trastornos generalizados del desarrollo. Algunas de sus características más significativas se describen en forma breve:
Autismo. Tienen dificultad para la interacción social: no miran a los ojos, expresión facial ausente, posturas corporales fijas, no comparten interés, placer, emoción o logros con las personas. Hay dificultades de comunicación: con retrasos o ausencia de lenguaje, incapacidad para iniciar o sostener una conversación, empleo repetitivo de palabras. Su comportamiento manifiesta: preocupación repetitiva, rutinas o rituales repetitivos sin función específica, movimientos repetitivos corporales, y/o preocupación persistente con algunas partes de objetos variados. Se sospechará si antes de los tres años de edad, el niño no muestra datos de interacción en el comportamiento, déficit del lenguaje y falta de juego simbólico o imaginativo.
Síndrome de Rett. Presente en niñas que son normales hasta una edad de 6 a 18 meses en que los padres empiezan a notar cambio en el comportamiento con regresión o pérdida de habilidades como caminar o moverse, lenguaje, razonamiento y uso de las manos con movimiento constante como “lavado o exprimido” de manos. Disminución del ritmo de crecimiento de la cabeza entre las edades de 5 a 48 meses de edad.
Síndrome de Asperger. Se caracteriza por deficiencia de habilidades sociales (dificultad para establecer relaciones social o emocional), baja coordinación y baja concentración, con un rango de intereses limitado, pero con inteligencia normal y habilidades del lenguaje normal. Pueden tener dificultad para entender algunas sutilezas durante la conversación como la ironía y el humor. Preocupación absorbente, repetitiva y restringida a uno o más temas de interés anormal en su intensidad y enfoque, movimientos corporales repetitivos.
Trastorno desintegrativo de la infancia. Posterior a un desarrollo normal de al menos dos años (y antes de los diez años de edad), hay regresión de funciones tales como la capacidad de moverse, juego, habilidades motoras, control de esfínter urinario y anal, alteraciones sociales y del lenguaje.
Otros trastornos generalizados del desarrollo no especificados. Son las alteraciones que no reúnen criterios para las enfermedades previamente descritas.
 Las señales de alerta que los padres deberán de vigilar durante los primeros tres años de vida, en sospecha de cualquiera de estas enfermedades, incluyen: retraso o ausencia de lenguaje, falta de respuesta a expresiones faciales, falta de juego simbólico, ausencia de imaginación, falta de interés a compañeros de su edad, sin reciprocidad de actividades (toma y dame), incapaz de compartir placer, déficit de balbuceos o gestos al año de edad, falta de contacto visual o de inicio de juego, movimientos repetitivos de alguna parte corporal o manos y reacción inusual a estímulos sonoros.
Cuando hay sospecha de estas alteraciones, se deberá procurar su atención en forma temprana a fin de favorecer una recuperación aceptable, mediante la atención de un equipo multidisciplinario (pedagogo terapeuta, psicólogo, pediatra, etc.). 

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