Cardiopatías congénitas

Son alteraciones de la forma y funcionamiento del corazón, que se producen durante el embarazo. En la mayoría de las ocasiones con manifestaciones tempranas en forma inmediata al nacimiento del niño; pero en otras menos frecuentes, se hacen evidentes al desarrollo del niño o durante la adolescencia.
El corazón como estructura orgánica, se forma durante las primeras seis semanas de vida y bajo condiciones e influencias variadas múltiples, la formación de sus diferentes partes puede llegar a alterarse. En ocasiones, con anomalías especiales que le pueden impedir el desarrollo de su vida fetal y se condicionan abortos por este motivo. En otras, con alteraciones que no influyen durante su vida en el vientre materno, pero ante la modificación a adaptarse a la respiración pulmonar, manifiestan alteraciones que le hacen desarrollar enfermedad cardíaca en etapa temprana de su vida; y por último, algunas alteraciones que no son significativas durante la vida fetal y primeros años de vida, pero pueden tener alteraciones durante la adolescencia o vida adulta.
Bajo estos concepto se establece, que las alteraciones del corazón no son dependientes de un solo factor; y ante esto, no hay condición particular para establecer que alguno de los dos padres, tenga la importancia significativa para que se manifieste en sus descendientes. La carga genética puede existir, pero se modifica bajo la influencia de carga genética de su pareja y de las condiciones ambientales en las que se desarrolla.
Como condiciones para su desarrollo, solo se refieren factores de riesgo o circunstancias que pueden influir a tener un hijo con corazón alterado: padres de edad inferior a los 18 o mayores de 35 años, antecedentes familiares de enfermedades del corazón, alteraciones cromosómicas especiales como el síndrome de Down, diabetes, rubeola y consumo de algunos medicamentos o drogas durante el embarazo (alcohol, anfetaminas, litio, talidomida).
Con los avances tecnológicos actuales, se ha progresado mucho en la forma de poder detectar algunas enfermedades desde el vientre materno. Las cardiopatías no son la excepción, las más significativas pueden ser halladas bajo la mirada del experto en esta valoración, que corresponde al especialista en imagenología (anteriormente radiólogos); con limitación especial para los ginecólogos, que por su especialidad, no tienen la certeza apropiada para definir de forma específica la alteración, pero si la capacidad de llegar a sospechar algunos cambios, que deben justificar su envío para la valoración por el especialista referido.
Las imágenes que se pueden observar antes del nacimiento (prenatales), involucran algunos cambios en la forma del corazón, que se consideran normales y transitorios para poder mantener el desarrollo del producto, bajo las condiciones de aporte de oxígeno a partir de la placenta y de la ausencia de función en los pulmones fetales. Así existen algunos “defectos normales” en el interior del corazón y conexión especial entre los vasos de salida, para poder mantener el desarrollo normal del cuerpo fetal, pero en especial condición a su cerebro.
Esos “defectos normales” al momento del nacimiento, tienen que modificarse y desaparecer, para poder permitir que la circulación sanguínea siga una trayectoria normal y sin obstrucciones: recogiendo por la circulación venosa, los desechos del organismo para entrar por la parte superior derecha del corazón, que con el impulso de la parte inferior es expulsado a los pulmones, para capturar la cantidad de oxigeno que se intercambia con el gas de desecho; regresando con este cambio de gases nuevamente al corazón, para entrar por la parte superior izquierda, y con el impulso de la parte inferior izquierda se bombea la sangre oxigenada al resto del cuerpo, para poder distribuir ese gas a todas las células a fin de permitir su desarrollo y función.
En el momento de cortar el cordón umbilical y de iniciarse los primeros movimientos respiratorios, es cuando se realiza la modificación de la circulación que existía dentro del vientre materno; pero en algunas ocasiones, existen fallas en ese mecanismo de adaptación o deficiencias anatómicas desarrolladas durante el embarazo, que impiden que la circulación se realice en forma normal y es cuando se identifican algunos signos en el recién nacido, para considerar la existencia de estas alteraciones.
En otras ocasiones, los defectos no tienen mucha influencia ante los cambios del nacimiento y permiten un desarrollo del niño en forma normal, pero en la medida que se va condicionando su crecimiento, es posible que algunos defectos se manifiesten durante la adolescencia o la vida adulta.
Las anomalías que se pueden presentar como enfermedades, son muy variadas y algunas tienen varios elementos que la componen incrementando con su complejidad la posibilidad del fallecimiento. Otras solo tienen alguna anomalía aislada y quizás no tan significativa en ese momento que le permita pasar por desapercibido; o bien, con un tratamiento relativamente simple llegar a curarse.
Las alteraciones en cuanto a su integridad se encuentran al no tener sus limitaciones anatómicas establecidas. Así puede haber defectos de la pared de las cavidades que se conocen como comunicaciones, las de la parte superior: auriculares y las de la parte inferior como: ventriculares. Puede haber defectos en el funcionamiento de las válvulas que separan las cavidades o que las comunican con sus vasos correspondientes y estos son los defectos valvulares. Estas válvulas pueden estar estrechas, insuficientes o amplias o simplemente ausentes. Los vasos sanguíneos del corazón pueden tener conexiones anormales y así el vaso que debería de salir del lado derecho sale del otro lado; o bien, solo existe un vaso común o hay comunicaciones entre ellos. Los vasos en ocasiones también pueden tener estrechamientos significativos, que pueden limitar su flujo de la sangre hacia la circulación normal. Puede haber también alteraciones en la posición del corazón, que puede estar localizado al otro lado y en algunas raras ocasiones, el corazón puede carecer de tejido que lo cubra y al momento del nacimiento puede notarse fuera del pecho.
Otro aspecto que influye a la presencia de las alteraciones cardíacas, lo constituye el manejo de las diferentes presiones que como bomba el corazón llega a generar, ya que del lado derecho que tiene flujo hacia un espacio lleno de aire (pulmones), las presiones para esa función son menores a las del lado contrario, que desplaza el flujo de sangre a través de tejidos de diferentes densidades, pero mayores al que representa el aire. Al momento de nacer, estas presiones se establecen de forma progresiva y pueden ser el factor para que se manifieste alguna alteración en especial.

Los datos que permiten al médico considerar que el niño llega a padecer de una enfermedad cardíaca son signos variados que incluyen: coloración morada de la piel o de las mucosas, signos vitales anormales, funcionamiento respiratorio alterado, deficiencia en la forma de poder alimentarse (fatiga, sudoración) y deficiencia en su crecimiento, alteraciones en el ritmo cardíaco, soplos, pulsos anormales, forma del tórax, alteraciones del estado reactivo y otros adicionales que de acuerdo a su formación y experiencia, le permiten de forma inmediata tener consideración de alguna enfermedad en particular, que para poder confirmar o descartar, requiere de estudios adicionales y en casos necesarios de la valoración especializada del cardiólogo pediatra. Una vez confirmado el diagnostico, se le proporciona la información correspondiente al familiar para señalar las alternativas de su manejo y quizás de la necesidad de atención en centros hospitalarios de alta especialidad; o bien, vigilancia y manejo específico si hay opción que la alteración pueda remitir y desaparecer, conforme se desarrolla el niño… la atención temprana y adecuada permitirá siempre un mejor pronóstico. 

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