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Adenoides


En ocasiones cuando vemos a un niño con la boca abierta, podemos pensar de forma muy común que en ese momento puede estar padeciendo de un cuadro gripal, que no le permite respirar bien por la nariz; pero, si no distinguimos estornudos o escurrimiento, entonces es muy posible, que su enfermedad se trate de una obstrucción generada por un tamaño exagerado de la adenoides.
El tejido adenoideo es una estructura localizada en la parte superior de la garganta, por detrás de la nariz, que está formada por el mismo tipo de tejido que tienen las anginas que vemos a los lados de la campanilla (úvula).
La función habitual de esos tejidos, es atrapar y destruir microorganismos que pretenden introducirse al sistema respiratorio o digestivo.
El tamaño puede ser variable, al igual que cualquier otra parte corporal de los niños, y solo en los casos que sean de un tamaño excesivo, podrán condicionar comportamiento obstructivo de la vía respiratoria.
La adenoides de tamaño normal, en ocasiones se hace obstructiva cuando hay inflamación por presencia de microbios en su interior o como respuesta a una reacción de alergia que el niño tiene hacia alguna partícula en especial del aire que respira.  
Cuando la obstrucción se manifiesta desde etapas muy tempranas-en el periodo de la lactancia-, se notará que el niño no tiene la capacidad de mantener una succión uniforme, suelta el pecho para poder respirar, hace pausas frecuentes en la alimentación respirando de forma un poco más rápidas, y se desespera mientras come.
Ya en todas las edades, se distingue en los niños con adenoides obstructiva: la respiración predominante con la boca abierta, llanto o voz de tipo nasal o gangoso; y en ocasiones, un ruido especial al respirar o llorar por detrás de la nariz, como si algo vibrara o se destapara en esa región.
Al momento de dormir es muy común la presencia de ronquidos, que se producen por el paso del aire en un conducto que tienen como obstrucción la adenoides crecida, y para poder respirar con menos problemas, los niños extienden de forma excesiva el cuello. Cuando el sueño llega a una etapa que es muy profunda, se relajan los músculos de la boca y en forma secundaria se cierra; lo anterior, genera falta de respiración (apnea), y de forma inmediata causa su despertar para volver a tomar una postura respiratoria adecuada. Estos intervalos de sueño alterados no le permiten descansar de forma regular, y se genera para el resto del día una conducta con tendencia a la irritabilidad.
Otro evento que se relaciona con el tamaño excesivo del tejido adenoideo, es la infección recurrente de los oídos.
Cada oído tiene normalmente un conducto que le permite mantener aire por detrás de la membrana timpánica para que pueda vibrar de forma libre. El adenoides crecido puede obstruir ese conducto y con falta del aire, se pueden generar condiciones para la proliferación de virus o bacterias; o simplemente, evitar que la secreción diaria escasa del oído medio, pueda eliminarse hacia abajo; y por tanto, se acumula en el interior y con ello habrá disminución de la capacidad auditiva.
De forma parecida, al evitar que las secreciones de la nariz puedan eliminarse de forma constante y fácil hacia abajo por la garganta, constituyen un factor importante para poder generar infecciones frecuentes de la nariz, o bien, la recurrencia o la cronicidad de los cuadros de sinusitis.  
Estos cuadros respiratorios son más frecuentes de presentarse a partir de los tres a los seis años de edad, debido a que su tejido incrementa de tamaño y el contacto con los microorganismos, genera reacciones inflamatorias que los hace modificar mas su volumen, sin tener crecimiento de las estructuras que lo rodean.
Posterior a los seis años, los cuadros se hacen menos frecuentes por empezar a crecer las estructuras que rodean al sistema linfático; y de esta forma, ya no hay oportunidad mayor a condiciones obstructivas.
Al paso del tiempo, las manifestaciones pueden ir modificándose de forma variable, pero en particular, cuando persisten los fenómenos obstructivos importantes, se van agregando otras alteraciones.
Cuando un niño no puede descansar de forma adecuada durante la noche, es natural que al asistir a las actividades escolares, tenga un rendimiento disminuido por la sensación de cansancio o sueño que aún tenga, y su aprovechamiento escolar estará afectado.
El comportamiento del niño por no poder dormir de forma adecuada, lo modificará para estar irritable la mayor parte del tiempo; o bien, una conducta de hiperactividad o falta de interés al aprendizaje.
La acumulación persistente de moco respiratorio en los oídos, le disminuirá capacidad auditiva; y en esa relación, la adquisición de su lenguaje normal se puede retrasar y de nueva cuenta, el aprendizaje escolar también estará afectado al tener problemas de audición, para poder captar de forma adecuada la información de los profesores.
Por la forma condicionada de respirar por periodos muy prolongados, la cara puede modificarse con el paso del tiempo y se distinguen las personas que han sufrido de estos cuadros, por referirse con “caras adenoideas” que entre sus características incluye: que la cara sea de aspecto alargado, el labio superior se hace delgado y deja ver a los dientes superiores en forma de paletas, el paladar se modifica y se hace mas hundido, la mandíbula se proyecta en dirección hacia delante y genera una mala oclusión dental y la mordida es anormal, el labio inferior se agranda, los pómulos se hunden y da el aspecto de tener una nariz grande sin serlo realmente y los hombros tienen tendencia a estar caídos.
Con los datos relacionados para considerar esta enfermedad, en ocasiones el médico necesita realizar algunos estudios, para identificar si hay crecimiento significativo de la adenoides y esto lo determina con imágenes radiológicas; y para determinar si se asocia su inflamación con problemas de infección o de alergia, serán necesarios estudios de laboratorio con muestras de sangre y nariz en especial.
Una vez confirmado los resultados de laboratorio, el tratamiento podrá incluir antibióticos para la infección, valoración por el alergólogo o bien una cirugía por el otorrinolaringólogo para realizar el retiro de tejido de adenoides, si corresponde al caso en que el tamaño natural o secundario a la inflamación sea muy determinante para esta enfermedad.
La cirugía de esta alteración en manos expertas, es sencilla de realizarse ya que bajo anestesia se hace el retiro de ese tejido mediante instrumentos especiales y se asegura la ausencia de sangrado importante secundario.
Posterior a la cirugía es impresionante la forma como se notan los cambios en el comportamiento del niño, que inmediatamente emite una voz de tonalidad diferente, puede dormir de forma adecuada, y se evita la recurrencia o cronicidad de las enfermedades respiratorias previas. Por otra parte, si se realiza en etapas tempranas evita la relativa modificación de los rasgos de su cara que podrían afectarse para el resto de su vida.
Ante la duda sobre la posibilidad de esta enfermedad en alguno de sus hijos, se sugiere que acuda a valoración con su médico de confianza, para ser enviado de ser necesario con el especialista correspondiente.