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Alteraciones en el desarrollo del lenguaje.


Las deficiencias del desarrollo del lenguaje del niño son motivo de consulta poco frecuente en nuestro medio. En unas ocasiones se le detecta al momento de acudir para otro tipo de valoración de enfermedad, en donde lo podemos notar, al analizar el comportamiento y sonidos que produce el niño; y en otras ocasiones, puede ser motivo de inquietud ya específica por los padres.
En las condiciones que los padres tienen la duda sobre su lenguaje manifiestan que el único referente es la indicación de la familia: “no habla, habla poco, habla mal, ó ha dejado de hablar”.
Tampoco resulta fácil conseguir que el niño  ponga en evidencia durante la consulta, sus deficiencias o capacidades lingüísticas. Sin embargo, es importante obtener lo antes posible un diagnóstico, pues, las posibilidades son muy amplias, los pronósticos muy variables y además es preciso tomar en consideración que en algunos casos la intervención temprana  puede ser útil e importante para su vida futura.
Para considerar el problema se deberá de tomar en cuenta  la información aportada por los padres; la que se refiera por los profesores de su colegio o guardería;  también, con  preguntas dirigidas al niño, se observará en forma cuidadosa de su lenguaje espontaneo durante la consulta; y cuando sea posible con la realización de encuestas dirigidas a los padres, cuidadores de guardería, grabaciones del niño, y pruebas especiales para evaluar el vocabulario del niño, su desarrollo y la inteligencia que tiene.
En general, se puede considerar que un niño está retrasado en la adquisición del lenguaje si a los 16 meses no ha iniciado la expresión de palabras aisladas con sentido propositivo o si a los dos años no construye frases de dos palabras.
De acuerdo al señalamiento anterior; una primera clasificación será entonces, considerar las condiciones que establecen un retraso en el lenguaje. Entre ellas se encuentra: el retraso simple del lenguaje, el trastorno especifico del lenguaje (disfasia), el trastorno de espectro autista, el retraso mental, la hipoacusia (deficiencia en la audición), sordomudez en padres, y la privación ambiental en extremo.
En el retraso simple, el niño tiene la capacidad de comprender el lenguaje y su evolución del lenguaje es similar al resto de los niños, pero no se ve necesitado de emplear ante la actitud complaciente en la mayoría de las ocasiones, de los familiares. Se distingue cuando el niño mediante señal con su dedo, gestos o berrinches es capaz de conseguir las cosas que quiere y los padres están “a la caza” de sus intenciones.
El trastorno específico del lenguaje define una alteración en la capacidad de comprensión, desarrollo y expresión del lenguaje hablado o escrito, sin evidencia de alguna alteración neurológica o del desarrollo de conducta, como pueden ser las deficiencias auditivas, retraso mental o comportamiento de aislamiento con el exterior (autista). Suelen presentar problemas en el procesamiento del lenguaje, de incapacidad para poder tener información significativa de las palabras, y del almacenamiento o recuperación por la memoria de los conceptos relacionados a las palabras. Estos niños se caracterizan por tener solo algunas palabras a los tres años, frases solas a los tres años y medio; y frases de dos palabras a los cuatro años de edad.
Algunas de las formas como se manifiestan son: se tienen problemas articulatorios (no pueden emitir bien los sonidos de las palabras), tienen habla forzada y poco fluida. Pueden tener habla ininteligible, aunque fluida y presentan importante mejoría durante la edad escolar. En otras ocasiones dificultad a la evocación de las palabras pero con desarrollo de los sonidos normal; o con problemas de comprensión del lenguaje (oyen pero no entienden, o no cumplen órdenes sencillas).
Las otras condiciones están vinculadas con alteraciones transitorias o permanentes, como pudiera ser la alteración del oído por inflamación crónica, que impide el desarrollo del lenguaje pero en cuanto se corrige la enfermedad auditiva mejora su lenguaje. En el autismo se pierde relación con el exterior y no hay motivación para el desarrollo del lenguaje. Los hijos de padres sordomudos tienen deficiencia transitoria ante la falta de estimulación adecuada del lenguaje por sus padres. Por último, la privación ambiental extrema es reversible al momento que el niño es ubicado en un entorno favorable de estímulos variados.
El lenguaje que se pierde de forma progresiva o súbita cuando previamente se tenía cierto nivel de desarrollo, puede ser causado por: enfermedades neurológicas, alteraciones de la personalidad del niño o enfermedades degenerativas donde se deteriora de forma progresiva diferentes funciones. Como ejemplos, están los niños que padecen una infección en su cerebro, epilepsias especiales o accidentes con sangrados cerebrales, y posterior a ellos pierden la capacidad de su lenguaje. El mutismo selectivo es clásico del niño que en su casa habla bien, pero en la escuela es incapaz de comunicarse, siendo aquí ya un problema de conducta. La regresión autista que se puede manifestar entre el primer y segundo año de vida y durante la adolescencia con pérdida de las capacidades del lenguaje.
Otro motivo de inquietud en la valoración del lenguaje son las alteraciones en la forma de hablar en donde se incluyen a la tartamudez, donde se tiene deficiencia en la fluidez de las palabras; la disartria que tiene dificultad a la articulación de sonidos y se nota por voz forzada, ritmo lento, cambios en el tono y volumen del habla, con respiración irregular y poco coordinada. Dislalia donde la imitación del sonido de algunas palabras se realiza de forma inadecuada (consonantes más frecuentes: r,k,l,s,z, ch). el trastorno pragmático, que es un lenguaje formalmente correcto pero con escaso valor comunicativo del lenguaje a pesar de su riqueza verbal. Dislexia como un problema de aprendizaje que algunos niños presentan al leer o al escribir, y las palabras se entremezclan y entonces, resulta difícil leer o recordar lo leído.
Todos los problemas de lenguaje, son limitantes para el desarrollo de un niño y sobre todo en su rendimiento escolar. Se recomienda de preferencia, ante las alteraciones que se distingan, acudir de forma temprana para su rehabilitación adecuada o diagnostico específico. En nuestro medio existen especialistas en comunicación humana que pueden brindar la mejor orientación; o con su médico de confianza integrar el manejo con especialistas adicionales.