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Asperger


Se consideran como trastornos del espectro autista en forma general, a las variantes anormales de conducta que se manifiestan por: dificultad de gravedad variable en la interacción y la comunicación social, además de patrones de comportamientos  repetitivos e intereses en áreas que suelen ser muy restringidas.
Como manifestaciones de deficiencia en la comunicación y la interacción social, se incluyen: deficiencia en establecer una adecuada reciprocidad social y emocional; deficiencia en desarrollar y mantener relaciones sociales; deficiencias en los comportamientos comunicativos no verbales en las interacciones sociales.
Entre los patrones de comportamiento, intereses o actividades restringidas y repetitivas, se incluyen: movimientos o discursos repetitivos o con el uso de objetos; adherencia a las rutinas o patrones de conductas establecidos como rituales.
Como intereses en áreas que suelen ser muy restringidas, se puede distinguir que las expresan con un enfoque o fuerza anormal. Pueden incluir aumento o disminución de la respuesta a la información que reciben de parte de sus órganos de los sentidos.
Los trastornos del espectro autista abarca las siguientes cuatro alteraciones particulares: autismo, síndrome de Asperger, desorden desintegrativo de la niñez y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado. Cada uno de estas alteraciones se diferencian entre las otras, por la existencia de rasgos adicionales conocidos como especificadores, que incluyen: la existencia o ausencia de: deterioro intelectual, posturas corporales fijas (catatonia), problemas de lenguaje, enfermedades asociadas o influencia ambiental, alteraciones del desarrollo nervioso, mental o comportamiento.     
En el control del desarrollo que se establece durante sus primeros dos años de vida -por parte del pediatra-, se pueden llegar a detectar cuando se realicen pruebas especiales a los 18 y 24 meses.
Los niños o adolescentes con síndrome de Asperger, se caracterizan por los datos comunes al trastorno del espectro autista, asociando déficit de lenguaje y sin deterioro intelectual. Generalmente es posible detectarlo en los mayores de 3 años y ocurre con mayor frecuencia en hombres en proporción 4:1 sobre las mujeres. La incidencia es variable entre diferentes comunidades, ya que no se puede tener una precisión adecuada en su forma de ser detectado a una temprana edad. En algunas comunidades se tiene una prevalencia de 1 en 250 niños y en otras comunidades es hasta de uno por cada diez mil.
Típicamente estos niños o adolescentes, exhiben una capacidad limitada para las interacciones sociales espontáneas, una incapacidad para desarrollar amistades y un número limitado de intereses intensos y muy centrados. Pueden tener ciertos problemas de comunicación, incluida la comunicación no verbal deficiente y el habla pedante (sin mostrar inflexiones emocionales específicas), pero muchos de ellos tienen buenas habilidades para la adquisición de conocimientos y verbales. Como datos físicos anormales, pueden incluir retrasos motores en la primera infancia, torpeza, dificultad para maniobras manuales finas, anomalías en la marcha y movimientos extraños.
Los pacientes con síndrome de Asperger tienen inteligencia normal, o incluso superior, al tiempo que demuestran insensibilidad social o incluso aparente indiferencia hacia los seres queridos. De hecho, las personas con síndrome de Asperger han realizado investigaciones de vanguardia en ciencias de computación, matemática y física, así como un destacado trabajo creativo en arte, cine y música. Muchas personas prominentes (por ejemplo, Albert Einstein) han demostrado rasgos que sugieren el síndrome de Asperger. Además, algunas personas con síndrome de Asperger dedican una concentración diaria sostenida al desarrollo de habilidades musicales, matemáticas o de otro tipo. Esto puede facilitar el refinamiento de sus tareas altamente especializadas, que estarían fuera del alcance de muchos sin el síndrome.
Dado que algunos niños o adolescentes con este síndrome, exhiben una conciencia aguda de los entornos y habilidades de adaptación altamente desarrolladas, pueden escapar de la detección en la infancia. Por lo tanto, los niños, adolescentes y adultos con síndrome de Asperger pueden ser difíciles de ser reconocidos con esta alteración.
Los factores que se asocian para que se desarrolle esta alteración son variados, e incluyen: interacciones entre múltiples genes, factores que afectan la información genética desde sus antecesores (epigenética) y la exposición a factores ambientales específicos. Hasta el momento no se ha demostrado la influencia específica de algunos productos químicos o infecciones particulares para su desarrollo.
En las recientes investigaciones, se ha encontrado alteraciones funcionales en los mecanismos de estimulación y conducción nerviosa, en zonas especiales del cerebro. Como posibilidad alternativa, se encuentra en investigación alteraciones específicas de genes localizados en quienes manifiestan esta enfermedad, en la medida que se aplican los hallazgos del genoma humano.
Estos pacientes tienden a tener un mejor pronóstico, cuando reciben apoyo de familiares que conocen el trastorno. A estos individuos se les pueden enseñar pautas sociales específicas, pero se cree que el impedimento social subyacente es de por vida. Parecen tener una vida normal; sin embargo, pueden llegar a tener una mayor prevalencia de enfermedades psiquiátricas asociadas (p. ej., depresión, trastornos del estado de ánimo, trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno de Tourette). Los trastornos psiquiátricos asociados cuando están presentes, afectan el pronóstico por riesgo de suicidio.
Para sospechar que un niño tenga esta alteración, se deberán recabar antecedentes de: problemas sociales, deficiencias de comunicación, dificultad de relación con sus compañeros, dificultades para manifestar afectos familiares, manifiestan dificultad para el noviazgo pudiendo proponer matrimonio de forma súbita. Tienen dificultad para poder interpretar las respuestas de los demás, parecen distantes y sin interés a las personas. Pueden mostrar comportamiento inapropiado por infringir reglas sociales. Su comunicación es anormal, sin presencia de expresiones faciales al expresar gestos de forma muy limitada y sin asociar comportamiento corporal relacionado. Interpretan las palabras de forma literal y suelen tener dificultad para comprender lenguaje figurado (ej.: me caes gordo), carecen de la entonación habitual de su comunidad, hay alteración de su ritmo de lenguaje (generalmente rápido), tienen insensibilidad para la interrupción y pueden vocalizar sus pensamientos sin censurar. Su cantidad de lenguaje es muy variable (en ocasiones exagerado y en otras limitado). Pueden manifestar un silencio selectivo al poder hablar en forma amplia y abundante con personas específicas (con los que pueden compartir preferencia particular a intereses) y ser callado con las restantes. La sensibilidad que perciben es anormal para diferentes estímulos, pudiendo tener sensibilidad extrema o disminuida al dolor, extremadamente sensibles a la textura, sabor y olor de los alimentos.
Si su hijo muestra algunos de los síntomas y los comportamientos típicos del síndrome de Asperger, es fundamental que busque ayuda de su médico. Ante la sospecha de esta enfermedad el médico revisa al paciente para encontrar datos especiales, asociados en su cuerpo y mediante cuestionarios específicos, puede determinar mayor compatibilidad con este padecimiento para dar inicio al tratamiento relacionado. Su médico podrá derivarlo a un profesional de salud mental o a otro especialista para que realice una evaluación más exhaustiva. Existen también grupos de apoyo para compartir experiencias, debiendo tomar en cuenta que cada paciente es diferente y requiere manejo especial…