Cuando el rendimiento escolar de un niño
se encuentra disminuido y no es dependiente de alguna enfermedad física, o de
condiciones ambientales adversas, podemos considerar que ese rendimiento está
afectado por condiciones especiales conocidas como: dificultades específicas de
aprendizaje. Dentro de ellas, la dislexia constituye cerca del 80% de esas
dificultades. Su prevalencia habitual es variable, pero en promedio incluye
cerca del 2 al 8% de los niños en etapa escolar. Suele estar asociada a los
trastornos del cálculo y de la expresión escrita y es raro hallar alguno de
estos trastornos en ausencia de la dislexia.
La dislexia es un problema que tienen algunos
niños en donde les resulta difícil leer y escribir. Esto no significa que el
niño tenga alguna deficiencia en su capacidad intelectual, ya que se ha
encontrado que muchas personas con talento e inteligencia tienen dificultades
como consecuencia de la dislexia. Suele notarse al ver que un niño se esfuerza
mucho para leer y no parece avanzar en el entendimiento de la lectura.
Su definición internacional establece
que se trata de una discapacidad específica del aprendizaje, de origen
neurológico caracterizado por dificultad en el reconocimiento de las palabras
en forma precisa y fluida, además de deficiencia en la habilidad con la
ortografía e incapacidad para realizar de forma eficiente la descodificación de
los símbolos escritos o sonidos en forma adecuada con los conceptos que
representan.
Para poder entender la dimensión del
problema en el aprendizaje relacionado con la dislexia, conviene referir en
forma general, cómo en las funciones cerebrales se realiza una lectura común,
bajo los siguientes pasos:
Se deberá de entender la forma en que
los sonidos del lenguaje forman cada una de las palabras, poder concentrarse en
el simbolismo de los signos impresos como letras, conectar los sonidos
originados en el lenguaje con las letras que se visualizan para formar palabras
y conceptos, controlar los movimientos de los ojos en la página donde se
realiza la lectura, formar a nivel mental las imágenes o ideas que representan
los símbolos escritos, comparar las nuevas ideas con las que previamente se
conocían, guardar los nuevos conceptos (ideas o imágenes) en la memoria para
poder tener la capacidad posterior de poderlos evocar.
Los niños con dislexia suelen tener
problemas en los primeros pasos, y como consecuencia, los siguientes suelen ser
más difíciles. Por lo que en su actitud se distingue intentar repetidamente la
lectura; y con el esfuerzo, generar un agotamiento cerebral con el riesgo
adicional que sus familiares, compañeros e incluso el profesor lo cataloguen a
partir de ese momento con una deficiencia intelectual.
En la dislexia, el cerebro del niño
tiene dificultades para procesar letras y sonidos, causando que sea difícil
separar palabras en sonidos independientes y cada uno de esos sonidos poder
combinarlos con diferentes letras para formar otras palabras. Por esta razón
el niño con dislexia leerá muy despacio
cometiendo errores, señalando que tiene dificultades tanto de precisión como de
velocidad lectora. Relacionado con la dislexia, se puede presentar un problema
en la compresión lectora conocida como hiperlexia, donde el niño es capaz de
realizar una lectura muy fluida sin comprender el texto y sin poder aprender de
lo que están leyendo.
Otras consecuencias secundarias de la
dislexia, pueden incluir: dificultad variable en aspectos de la expresión
escrita (disgrafia), dificultades para realizar una redacción adecuada con
textos mal organizados y difíciles de entender; y la discalculia, con
alteración de la capacidad para el cálculo, que difiere de las dificultades del
aprendizaje de las matemáticas que pueden incluir dificultad para el empleo de
gráficas, interpretación de enunciados, planteamiento de problemas, conceptos
de geometría.
Su consecuencia colateral que tiene la
dislexia, es generar problemas con la comprensión de una lectura, motivando que
el niño no sienta interés en realizar lecturas ya de forma rutinaria para su
actividad escolar o de tipo recreativo, desarrollando fobias escolares y a la
lectura. Se propician calificaciones escolares bajas, son marginados en el
grupo y considerados con retraso intelectual, generan en los familiares y
profesores el concepto de ser un vago o con limitación mental. Por sus
calificaciones obtenidas tiene conductas para llamar la atención o se pueden
hundir en situaciones de pesimismo y su autoestima se disminuye.
La dislexia a fin de considerar su
presencia en desarrollo y para corregirla a tiempo, se puede ir refiriendo con
diferentes signos, de acuerdo a la edad del niño.
En la etapa preescolar (3-6 años) al tardar
para hablar a una edad normal. Si hay dificultad para desarrollar un ritmo o
cadencia de lenguaje. Si hay dificultad para pronunciar palabras cambiando
letras (ejemplo: pardo por prado). Deficiencia en la memoria para recordar
canciones o rimas infantiles. Si hay lentitud para agregar palabras nuevas a su
vocabulario. Incapacidad para poder recordar la palabra correcta, o para poder
aprender los números, días de la semana, colores, formas y deletrear y escribir
su propio nombre.
En los primeros años de la educación
primaria (6-9 años): si hay deficiencia para comprender las palabras compuestas
o las que se separan, ejemplo: sacapuntas que se separa en saca y puntas. Luego
la palabra saca en las sílabas: sa y ca y finalmente los sonidos en cada letra:
s,a,c,a. Cuando tengan dificultad en aprender los nombres de las letras y sus
sonidos correspondientes. Dificultad para poder descifrar palabras sueltas
(leyendo una lista de palabras). Dificultad para poder deletrear. Falta de
ritmo en la lectura y dificultad a su realización. Tener que emplear algunas
situaciones relacionadas con la palabra por no recordar su significado. Tendencia
persistente a escribir los números y letras en espejo o con trazado no
correcto. Dificultad en aprender el alfabeto y las tablas de multiplicar y en
general el poder establecer secuencias como días de la semana, estaciones o
meses del año. Rendimientos bajos en los dictados con numerosos errores
ortográficos. Lentitud en la realización de las tareas académicas que los
terminan hasta las diez u once de la noche.
Durante los últimos años de la educación
primaria (9-12 años), por tener antecedentes de dificultad en la lectura y la
ortografía. Evitan leer en voz alta. Lectura en la mayoría de las ocasiones con
dificultad y carencia de una fluidez adecuada. Evitan leer para
entretenimiento. Tienen un vocabulario o léxico inadecuado. Dificultad en la
ortografía desarrollando expresión escrita utilizando palabras menos
complicadas y más fáciles de escribir (ojo: textos de redes sociales).
Problemas de comprensión y dificultad para el aprendizaje de lenguas
extranjeras, sobre todo su escritura.
De los doce años en adelante: la
tendencia a la escritura descuidada, desordenada, y en ocasiones incomprensible.
Inconsistencias gramaticales, errores ortográficos. Dificultad a la compresión
lectora. Dificultad para planificar y para redactar relatos y composiciones
escritas en general. Aversión a la lectura y escritura. De forma secundaria,
presencia de alteraciones de conducta con actitudes depresivas o agresivas.
Tenemos problemas académicos graves en
nuestro medio, con el inconveniente de desconocer al menos la cantidad de niños
con problemas de aprendizaje.
Es bueno capacitar a los profesores para
reconocer estos problemas y para poder corregirlos, con técnicas pedagógicas
adecuadas. Al lograrlo, tendremos opción de ofrecerles un mejor futuro. Estudios
recientes indican que un niño que no desarrolla las destrezas de la lectura en
una edad temprana, es probable que ya no las desarrolle; y al contrario, quien
lo haya conseguido logra desarrollar en forma eficiente otras destrezas, y el
conocimiento necesario para prosperar en el vivir diario. ¡Hagámoslo bien!