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Lavado de manos


Durante esta temporada de transmisión de enfermedades respiratorias, y considerando la gran cantidad de casos que se van registrando, es muy conveniente hacer referencia a las medidas preventivas que pueden ayudarnos a evitar el contagio y la extensión de las enfermedades infecciosas en general, y entre esas medidas, una de vital importancia resulta ser la sencilla, pero muy poco recordada práctica de lavarse las manos de forma frecuente.
El lavado de las manos con jabón es una de las maneras más efectivas y económicas de prevenir las enfermedades diarreicas y respiratorias, que juntas son las responsables de la mayoría de las enfermedades y muertes en la población infantil.
Este hábito generalmente debe ser promovido desde los primeros años en la infancia, por los padres de forma muy responsable. El inconveniente que tenemos en nuestras comunidades es que no se le otorga la importancia que tiene, y en el peor de los escenarios, se carece de los recursos elementales para hacerlo de forma adecuada, como son el agua y el jabón.
El reto por todos los tiempos en diferentes comunidades, es lograr de forma elemental, que el lavado de las manos deje de ser una bonita idea abstracta a un comportamiento automático y real en todos los hogares.
Es muy común entre las personas en diferentes ambientes que pueden ir desde la casa propia a escenarios públicos y medios masivos de comunicación, que para limpiarse las manos muestran como aceptable, el pasarse entre ellas alguna prenda desechable (servilleta o pañuelo) sobre su superficie o dedos para considerar que ya se ha realizado limpieza aceptable.
Trate de recordar usted amable lector, durante el último mes en temporada de incremento de enfermedades infecciosas, cuántas veces no ha oído o leído que es conveniente el lavado de manos, y de estas oportunidades en cuántas de ellas se ha orientado en la forma de realizar el procedimiento de forma conveniente.
Pasando luego a su propia realidad, trate de ser consiente  usted mismo de en cuántas ocasiones durante un día normal, usted ha tenido la oportunidad de lavarse las manos y de ellas, si quizás lo ha realizado de forma conveniente. Llegará a concluir en el mejor de los casos, que se ha lavado las manos en especial antes de comer, después de haber ido al baño y antes de preparar los alimentos.
Notando con estos hechos que la práctica del lavado de las manos es muy importante para evitar el contagio de enfermedades infecciosas, y que no lo hacemos de forma frecuente o bien, quizás no de la forma más adecuada, es la razón por lo que en esta ocasión explicaremos el tema tratando de cubrir la mayor cantidad de dudas que se puedan tener en ésta práctica de higiene.
Los gérmenes que causan enfermedades infecciosas, se eliminan en forma abundante por la persona enferma a través de sus secreciones o de sus propias manos sucias, dejándolos en el ambiente para ser respirados; o bien, se depositan a diferentes superficies por el contacto de la persona infectada. Son nuestras manos, las que al tener contacto con todos esos objetos o personas enfermas que vamos tocando en el curso del día, las que van recogiendo la variedad de gérmenes y de forma ocasional, o por sensaciones particulares, las ponemos en contacto con nuestra nariz, ojos, boca o piel desprotegida (herida), para dejar ahí sembrados los gérmenes; y de esta forma, dar inicio a la enfermedad en nuestro cuerpo.
El empleo del agua pura sobre nuestras manos, solo nos permite considerar a simple vista que hemos eliminado quizás la suciedad de forma aparente, pero no es garantía de haber eliminado los microorganismos que se encuentran firmemente adheridos a la piel, por lo que se hace necesario el empleo de sustancias químicas que logren disolver todo tipo de sustancias que permitan la adherencia de los gérmenes a nuestras manos. Estas sustancias químicas son los jabones, que de forma elemental se vuelven imprescindibles para una buena higiene en el lavado de las manos.
La forma cómo actúan los jabones es a partir de su composición, a base de una sustancia que tiene capacidad para poder disolver las grasas en el agua, y dejar las superficies en las que se encontraban adheridas, libres de material viscoso o adherente que comúnmente no se combinaba con el agua. El jabón permite que la grase se pueda “mojar” y se disuelva con el agua. Permite que el agua pueda introducirse a zonas más estrechas al hacerla de una consistencia más fluida y puede modificar la estructura externa de los microorganismos por tener capacidad para alterar las propiedades de su membrana celular o de su pared bacteriana, con lo que consigue destruir la vitalidad de la mayoría de ellos.
La intensidad de destrucción de gérmenes se logra modificando algunos componentes del jabón, y por ello, los que se emplean en hospitales para lavado de instrumental o las manos del personal que realiza cirugías, tiene radicales diferentes o incluso sustancias que comen o desintegran de forma más selectiva a los gérmenes. Basta señalar que el jabón habitual tiene radicales que permiten destruir una gran cantidad de gérmenes para dar la tranquilidad de eliminarlos en cantidad para evitar el desarrollo de infecciones.
Con esto, se le da la importancia que tiene al lavado de las manos pero de preferencia con el empleo de jabón para realizar un lavado de manos adecuado.
A continuación, se requiere que la técnica de realizar el aseo de manos sea de las más adecuadas para eliminar los gérmenes en donde se puedan encontrar en mayoría. Se podrá utilizar el jabón en barra con su espuma formada o bien, a partir del jabón líquido en cantidad suficiente para formar espuma suficiente, siguiendo los siguientes pasos:
-Frotar las palmas de las manos entre sí para generar más espuma de forma uniforme y constante.
-Frotar la palma de la mano derecha contra el dorso de la mano izquierda entrelazando (tallando) los dedos entre sí  y viceversa.
-Frótese las palmas de las manos entre sí con los dedos entrelazados que se tallan con movimiento constante de arriba hacia abajo.
-Frotarse el dorso de los dedos de una mano con la palma de la mano opuesta, agarrándose los dedos.
-Frotarse con un movimiento de rotación el pulgar izquierdo atrapándolo con la palma de la mano derecha y viceversa.
-Frótese la punta de los dedos de la mano derecha contra la palma de la mano izquierda, haciendo un movimiento de rotación y viceversa.
-enjuáguese las manos con agua, y de preferencia séquelas con una toalla de papel de un solo uso (o toalla limpia), y mediante la misma toalla de papel (o toalla limpia) cierre la llave, y de esta forma quedan las manos limpias.
Como detalles adicionales, se recomienda que se retiren todas las prendas que tengan en uso las manos como anillos, o relojes que se deberán de preferencia lavar por separado mediante el empleo de cepillos.
De preferencia para evitar el contagio de enfermedades, se deberá de evitar el empleo de uñas artificiales o extensiones de uñas, y las uñas naturales se deberán de mantener cortas con unas puntas de menos de 0.5 cm (5mm) de largo, y en caso de ser un poco mayor, deberán de ser limpiadas mediante dispositivos especiales para retirar el material acumulado por debajo de ellas, antes de iniciar el lavado.
El hábito de la higiene manual deberá de fomentarse en el hogar de forma frecuente y en las escuelas se debe facilitar para evitar la propagación de las enfermedades.