Mostrando entradas con la etiqueta LUNARES Y MANCHAS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta LUNARES Y MANCHAS. Mostrar todas las entradas

Lunares y manchas


Las manchas, por su intensidad de color pueden ser: más obscuras que la piel normal, pasando por varios tonos de café claro a negro, y a éstas se les llama "hipercrómicas", las que son más claras que la piel se llaman "hipocrómicas" y son pálidas, las manchas blancas se dan por ausencia total del pigmento y se llaman "acrómicas". Otro tipo de manchas son las de tonos rosados, pasando por el rojo, hasta las de color vino, generalmente debidas a cambios vasculares y que también se les conoce como "lunares de sangre".
Algunas solamente pueden ser marcas de nacimiento (lunares) y no tienen relación con otras enfermedades, a diferencia de otras que se asocian a alteraciones en cerebro, ojos o esqueleto, y que pueden estar advirtiendo entonces la presencia de alguna enfermedad interna, de forma muy temprana.
Las más frecuentes al momento del nacimiento en la población general, se encuentran ubicadas en la parte posterior de la cintura y superior de la cadera, que se denomina como mancha mongólica; su nombre está vinculado a la mezcla racial, y no en relación con alguna alteración cromosómica. Tiene un mayor tamaño en forma transversa y desaparece progresivamente en extensión en los primeros años de vida.
Los "lunares de sangre" también varían mucho en aspecto y en la edad de presentación y así los hay planos hasta muy voluminosos como también rojo cereza o color vino; pueden aparecer al nacimiento, pero algunos aparecen en etapas posteriores. Los existentes al momento del nacimiento, por su localización se les refiere también como marcas de la cigüeña. Su localización más frecuente son en los párpados, nariz, labio superior, y la nuca. Se desvanecen gradualmente y desaparecen después de los dos años de vida, y tardan más en desaparecer los de la nuca.
Otras manchas rojizas pueden ir aumentando de extensión y volumen -llamados hemangiomas-, y requieren de vigilancia y posible tratamiento, si el crecimiento es muy rápido. Se relacionan más frecuentemente con los nacidos de forma prematura.
Para saber cuál es la causa que está produciendo las manchas es importante saber las características de la misma: por ejemplo, el color, la edad de aparición y la localización; así tenemos a las manchas café obscuras únicas y pequeñitas que se presentan en plantas o a veces en otros lugares del cuerpo, desde el nacimiento o en los primeros meses de la vida, pueden ser lunares comunes y corrientes; en cambio las manchas café claro múltiples que predominan en tronco y que van apareciendo progresivamente en los primeros meses o años de vida, pueden estar asociadas a enfermedades genéticas. Otro tipo de manchas obscuras son desencadenadas por la exposición al sol, y por lo tanto son más frecuentes en áreas expuestas y en preescolares puede dar inicio las efélides o "pecas" o darse en formas más extensas como lo es el melasma o "paño" en adolescentes y adultos.
Se tiene la idea entre la población común que algunas manchas están relacionadas con deficiencias de vitaminas o de anemia. Las manchas claras o hipocrómicas, especialmente cuando salen en partes no cubiertas de la piel, como en la parte lateral de las mejillas y los brazos, son por exposición al sol, especialmente en niños de tez morena clara, en combinación a deficiencia higiénica al embarrarse secreciones corporales sobre esta zona, con material contaminado (mano o pañuelo sucio) sembrando bacterias superficiales que se desarrollan luego. A éstas se les ha dado el nombre popular de "jiotes". 
Las manchas blancas o acrómicas pueden aparecer en cualquier área de la piel desde el nacimiento y constituir así los lunares blancos, casi siempre sin ningún riesgo o "aviso" o bien, aparecer más tardíamente y constituir otras enfermedades, la más común el vitiligo, del cual no se sabe completamente su origen, pero en los niños se ha visto relacionado a una situación emocional.
Los lunares o nevos son lesiones cutáneas que se caracterizan por ser colecciones de células bien diferenciada y que en forma normal pueden encontrase en la piel, con su característica intensidad de coloración obscura. Estos lunares pueden tener dos momentos de aparición: si vienen desde el nacimiento se llaman congénitos y los que se desarrollan posteriormente son adquiridos. En su mayoría llegan a tener distribución similar al alguien en la familia para establecer su relación hereditaria.
En consideración a su tamaño se les puede agrupar en tres tipos: Pequeños, aquellos menores de 1.5 cm., es decir la mayoría. Medianos o sea entre 1.5 cm. y 20 cm. Gigante sobre 20 cm.
Esta clasificación permite establecer una posibilidad para transformarse en una condición maligna para el futuro, y así tenemos que en el caso de los pequeños con poca frecuencia pueden malignizarse, lo cual permite solo un manejo de observación periódica atendiendo en especial, su tamaño, cambios de color o ulceración, para ser valorados, además de fotografías por periodos variables de uno a tres meses. Los medianos el riesgo  continua sin ser establecido. Aunque bajo es un riesgo que puede manifestarse en la pubertad pero ante cambios sutiles, puede considerarse su retiro y estudio en forma opcional. En relación a los gigantes no parece caber duda del riesgo aumentado que tienen de llegar a un melanoma, demandan atención por los especialistas desde el momento que se detecten para considerar su estudio y tratamiento integral.
Con finalidad de evitar modificación a la evolución de los nevos o lunares se recomiendan los siguientes pasos:
1- El notable aumento de lunares en los niños puede predecir un mayor riesgo de cáncer dérmico (melanoma). La aparición de lunares por los efectos nocivos del sol depende de la actividad que se haya desarrollado al aire libre desde la infancia y es en la actualidad entre tres y cuatro veces mayor que hace cincuenta años
2- Los daños provocados por la exposición desenfrenada al sol se acumulan de forma progresiva en la piel.
3- Los niños que han sufrido quemaduras solares tienen mayor riesgo de desarrollar un melanoma en su vida futura.
4- Se debe mejorar los hábitos solares de los niños.
5- Vigilar la aparición de lunares en los niños.
6- Las exposiciones prolongadas al sol aumentan en un 5 por ciento la presencia de lunares, que son el factor más peligroso de cáncer en niños menores de siete años.
7- Cuando el lunar es asimétrico, presenta unos bordes irregulares, su tono es oscuro y mide más de 6 milímetros, se debe consultar inmediatamente al médico.
Se recomienda que los niños, realicen actividades a la sombra entre 10 de la mañana y 4 de la tarde, y si no hay más remedio que permanecer al aire libre, deben usar camisas de manga larga, y gorras con colores claros.
Las manchas que aparecen por la exposición al sol sólo requieren de ropa adecuada (mangas y pantalón largos) gorra, o sombrilla; también es conveniente usar un protector solar para lo cual se debe pedir orientación. Aun con estas medidas pueden requerir de varios meses para que desaparezcan, pero esto no es motivo de alarma.
El resto de las manchas mencionadas necesitan una valoración por el pediatra o el dermatólogo, para que ellos manejen el problema, o al menos orienten de su origen, ya que no todas las manchas ameritan un manejo inmediato.