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Pechos anormales


Posterior al momento del nacimiento de un bebé, es posible percibir alteraciones corporales evidentes o sutiles en alguna parte corporal en especial. La caja del pecho puede tener varias modificaciones que pueden estar relacionadas con alguna alteración en especial; o por otra parte, ser características sutiles persistentes o eventuales con remisión especial, pero mientras no se identifiquen de forma específica pueden generar incertidumbre en los familiares. Se describen en seguida, las alteraciones externas más habituales.
Por su forma el tórax puede tener aspectos anormales. Las deformaciones de la pared del tórax frecuentemente se presentan al nacer, pero también pueden desarrollarse conforme el niño va creciendo. La causa de estos desórdenes no se conoce con exactitud, aunque esta problemática está asociada con la alteración de crecimiento del cartílago que une las costillas con el esternón.
El pecho excavado ocurre más en niños que en niñas; y se caracteriza, por una notoria depresión del hueso central del pecho (esternón), que en algunos pacientes es evidente durante la infancia. En otros niños, el pecho hundido se puede presentar al inicio de la pubertad provocando problemas de autoestima y aislamiento social; en casos muy severos, puede afectar negativamente el funcionamiento del corazón y los pulmones. Este padecimiento puede ser tratado quirúrgicamente dependiendo de las necesidades personales del paciente. La cirugía es de mínima invasión que implica la colocación de una barra que da soporte al esternón a través de dos pequeños orificios realizados en cualquier lado del tórax.
La forma opuesta, hace evidente la proyección del hueso de la parte media, en proyección hacia delante, esta condición se denomina pectus carinatum. Es descrita también como “pecho de paloma” y se caracteriza por el esternón y las costillas protruidas. Puede ser tratado con un aparato ortopédico (hecho a la medida), que puede corregir completamente la deformación en un tiempo aproximado de seis a ocho meses. También se puede recomendar una cirugía en pacientes con una deformidad severa y a aquellos niños que no soportan el aparato ortopédico.
De manera más común, es posible que en los días siguientes posteriores al nacimiento del bebé, se le note aumento progresivo de volumen y en ocasiones, salida de material líquido en coloración blanquecina, que es referida como leche de brujas. Esta secreción temporal de los pezones de un recién nacido, tanto en varones como en mujeres, se establece como respuesta a la elevación de las hormonas femeninas maternas (estrógenos), y tiende a desaparecer dentro de las dos primeras semanas de vida tan pronto como los niveles de esas hormonas provenientes de la madre, comiencen a descender. ​El nombre proviene de la idea en el pasado, de que esta secreción era un intento por los poderes de algunas brujas, de robar las fuentes de nutrición materna a los niños desatendidos. La leche de bruja, también llamada galactorrea del recién nacido, solo aparece en bebés de duración completa de embarazo y no en bebés prematuros. No se recomienda apretar, dar masaje o intentar extraer estas secreciones de los recién nacidos, por la alta incidencia de infecciones como resultado de tales maniobras. En otras ocasiones, se llega a confundir con una bolsa infectada (absceso) que al retirarse (con cirugía), dejará al bebé de por vida sin glándula mamaria.  
Cuando la infección se presenta en forma secundaria, a las maniobras de manipulación que se hayan realizado, es posible que como tratamiento el médico proporcione antibiótico y se pueda realizar la extracción del material purulento mediante aspiración con aguja, ya que en la resección el médico sin experiencia (no cirujano pediatra) puede retirar la glándula.
Un seno adicional (es decir, polimastia) o un pezón adicional (es decir, politelia) se produce en aproximadamente el 1% de la población. Puede ser una condición hereditaria. Los pezones supernumerarios son ligeramente más comunes en hombres que en mujeres. Los senos o pezones adicionales se presentan con mayor frecuencia a lo largo de la línea de la leche (que tiene trayectoria de la parte interna del brazo, hacia la axila, zona mamaria y trayectoria curva hacia la parte anterior del hueso de la cadera), generalmente justo debajo de los pechos o pezones que normalmente se encuentran; sin embargo, también se han observado en sitios ectópicos como la espalda, el área vulvar y las nalgas. Pueden tener el aspecto de pequeñas manchas parecidas a lunares, que en periodo de desarrollo puberal en las niñas, responden a las hormonas con aumento de volumen y pueden degenerar en condición maligna.
La atelia (es decir, la ausencia de pezones) y la amastia (es decir, la ausencia de tejido mamario) pueden ocurrir bilateral o unilateralmente. Esta es una condición rara y se produce cuando las crestas mamarias no se desarrollan o desaparecen por completo. La atelia o la amastia se asocian a veces con un trastorno particular que se identifica como: síndrome de Poland, ya que además de la alteración mamaria referida, asocia ausencia de músculos de la pared torácica, ausencia de costillas desde la segunda hasta la quinta y deformidades de las manos o las vértebras. La amastia en niñas, puede tratarse con implantes posteriormente.
Al nacimiento, también se podrá encontrar un distanciamiento mayor entre los nódulos mamarios. Esta condición en forma frecuente se asocia con el síndrome de Turner, que manifiesta también alteraciones faciales especiales y posteriormente, limitación de la estatura y capacidad reproductiva. En otras ocasiones se relaciona con otras alteraciones menos comunes; y en algunas, se presenta como evento aislado.
Ya en etapas posteriores de la vida, los pechos pueden mostrar modificaciones especiales. En el momento de notar desarrollo antes de los nueve años de edad, podrá considerarse la alternativa de pubertad precoz, que justifica evaluación apropiada por el especialista en endocrinología pediátrica, a fin de determinar su causa particular y su tratamiento especial.
La sensación de dolor leve y aumento de volumen unilateral en escolar masculino, es un evento transitorio al inicio de la estimulación hormonal previo a la pubertad. Amerita consideración especial, cuando se trata de un niño con talla elevada que manifiesta crecimiento mamario, para descartar en su constitución algún tejido tumoral, por considerarlo asociado a la enfermedad relacionada con sus cromosomas (síndrome de Klinefelter).
Durante la adolescencia puede presentarse el desarrollo de abscesos, por reacciones inflamatorias superficiales o introducción de cuerpos extraños (piercings). Suele notarse una sensibilidad localizada asociada con cambios superficiales de temperatura, seguida de un volumen progresivo con limitación asociada de funciones. Al confirmar su presencia se dará tratamiento antibiótico específico y aspiración del material purulento para su resolución.
Por alteraciones del tejido mamario secundarios a traumatismos, mutaciones genéticas de los tejidos de la mama o respuestas inflamatorias especiales, se podrán detectar cambios en el volumen, forma o contenidos durante la etapa de adolescencia, que siempre justificarán la valoración con el médico a la brevedad posible. No son habituales las enfermedades cancerosas a esta edad, pero es necesario considerarlas para establecer un manejo temprano y adecuado que evite complicaciones o fatalidad posterior, empleando siempre todos los recursos tecnológicos y terapéuticos disponibles para un mejor resultado…