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Transición neonatal

Es el proceso que se presenta entre el nacimiento de un niño y sus primeras horas de vida, con cambios orgánicos funcionales muy importantes, como resultado del paso de la dependencia materna de su etapa fetal a la independencia en la vida neonatal.
Posterior a un promedio de cuarenta semanas de embarazo, el ser humano tiene la capacidad de adaptarse con eficacia a la vida extrauterina, desde un aproximado a cien mil generaciones, en uno de los momentos más complicados e inestables en el ciclo de la vida humana. Para la gran mayoría es un periodo sin dificultades, pero los cuidados iniciales y un ambiente adverso, pueden comprometer la estabilidad de este periodo.
Todos los órganos y sistemas del feto, sufren modificaciones especiales para adaptarse a la vida extrauterina. A continuación se describen en forma general, los cambios que se producen en los órganos o sistemas relacionados de forma más significativa, con las funciones que la placenta deja de realizar al momento de suspender su función.
La circulación sanguínea durante la vida fetal, procura enviar la sangre con nutrientes y oxigeno provenientes de la placenta, de forma inmediata por medio de la vena umbilical al corazón, cerebro, suprarrenales y riñón. Esto lo consigue al existir comunicaciones vasculares y dentro del corazón, que permiten circular del lado derecho al izquierdo sin pasar por los pulmones, que ofrecen resistencia al paso por estar llenos de líquido. Al iniciar la respiración, desaparece la resistencia pulmonar al flujo de sangre, cerrando los conductos y estableciendo la circulación normal, que permite eliminar gases de desecho y recuperar oxígeno en los pulmones, para regresar al corazón a ser bombeado al resto del cuerpo. Los vasos umbilicales se colapsan al momento de su corte.
La respiración dentro del ambiente fetal, es dependiente de la circulación de sangre oxigenada de la placenta, que depende de circulación materna. A nivel placentario no hay intercambio de sangre. Existen lagunas placentarias a donde llegan los vasos fetales a intercambiar los gases. Al nacimiento, los pulmones se llenan de aire y por la presión de los gases, se puede realizar el intercambio aéreo. Durante la vida fetal, por la escasa presión de oxígeno en la placenta, las células encargadas de capturarlo, poseen un tipo especial de transportador (hemoglobina fetal) con una afinidad alta. Esta sustancia transportadora se modifica al nacer, por otro transportador que tiene menor afinidad –al existir ahora mayor presión-, destruyéndose sus glóbulos rojos para formar otros.
La nutrición durante el embarazo, depende de la transferencia placentaria de agua, grasas, azúcares, aminoácidos, sales minerales, electrolitos y algunas hormonas maternas, que por diferentes procesos especiales permiten su paso a la circulación fetal, para favorecer el incremento progresivo de cada órgano. Al nacimiento, con el consumo de calostro y después de leche materna, se obtienen los nutrientes necesarios para continuar el crecimiento y desarrollo de los diferentes órganos del bebé. En etapa fetal los desechos del metabolismo son eliminados por el riñón o el hígado, a la circulación placentaria. Al nacimiento, se desarrolla en forma progresiva la capacidad del riñón para poder funcionar con mejor eficiencia, ante la carga de diferentes desechos. Por otra parte, mejora el hígado en sus funciones de transformación, integración o eliminación.
En relación a la temperatura también tiene que existir un mecanismo de adaptación, por encontrarse en el interior a una temperatura mayor a la madre. Al momento de nacer la temperatura ambiental puede condicionar descenso brusco con diferencia promedio de quince grados. Para evitar con esta diferencia térmica una gran pérdida de calor, el recién nacido genera su control a partir de reacciones químicas internas, consumiendo reservas de grasa especial (parda, en la espalda) y azúcar (glucosa), que debe evitarse se prolongue ante el riesgo de la descompensación, que pueda generar bajas de glucosa con repercusiones en la función cerebral y su desarrollo.
Otro factor al que se deberá de adaptar el recién nacido, es al ingreso de gérmenes microscópicos a cada una de sus cavidades. En el interior de la matriz, se encuentra rodeado de capas especiales que evitan que los microorganismos de región genital materna puedan causar invasión. La placenta, evita el paso de microbios a la sangre del feto; y por otra parte, algunas infecciones ya superadas por la madre le proporcionan defensas en forma pasiva contra esas mismas infecciones y lo protegerán, hasta los siguientes tres meses. Al nacimiento, la integridad de la piel es un factor de defensa a la entrada de gérmenes. Dentro de cada cavidad corporal se cuenta con sistemas de barrera o de sustancias adversas al desarrollo de las infecciones y de forma notoria, el contenido de células y proteínas especiales de la leche humana impiden su invasión. En forma temprana, se establece el equilibrio adecuado entre bacterias favorables y las nocivas. Por no haber respuesta celular adecuada, todos los recién nacidos están expuestos a microbios nocivos en sus primeros tres meses de vida, por lo que se recomienda evitar la relación con ambientes públicos o familiares enfermos en este periodo.     
En forma general en los primeros momentos del nacimiento, hay manifestaciones que se van presentando de acuerdo a la estimulación que va recibiendo el bebé.
De un ambiente tranquilo, con oscuridad y temperatura cálida, al momento de iniciar las contracciones de la matriz, el feto percibe contracciones que primero le disminuyen el flujo que era constante de sangre, para empezar a estimular su cerebro, para preparar su reactividad al momento de la expulsión. Las contracciones lo van empujando a un espacio de menor dimensión que termina por aplastar sus huesos del cráneo, generando dolor. Bajo esta estimulación impresionante, su  sistema nervioso empieza a liberar sustancias afines a estado de estrés.
Al momento de su expulsión, experimenta de forma súbita el cambio de temperatura corporal, ambiente aéreo, estimulación corporal continua y la extensión de sus extremidades que incrementan su sensación de angustia, causando el llanto y agitación en demanda de atención y protección; en especial, contra la humedad y el frío que percibe. Así, en consecuencia a la estimulación principal por su adrenalina, el bebé manifestará sus efectos durante los primeros 10 a 60 minutos de su vida  (primer periodo reactivo), con: llanto fácil, temblores, aumento de frecuencia cardíaca y respiratoria, tono muscular aumentado, actitud alerta, frio, palidez y temblores.
Por la estimulación tan incrementada previa, el sistema nervioso controla la acción de la adrenalina con la liberación de otro mediador que compensa sus efectos, causando en consecuencia: regulación de las frecuencias cardíacas y respiratorias, piel sonrosada, flacidez muscular, somnolencia y sueño profundo, secreción bucal, náuseas, llenado intestinal. Este periodo se le conoce como fase de sueño y dura de 60 a 100 minutos.
El segundo periodo reactivo, se distingue porque él bebe reinicia sus respuestas a los estímulos con posibilidad de ser exagerada. Con la estimulación hay cambios en la actividad respiratoria y cardíaca, la consistencia muscular es variable y en la medida que concluye este periodo el recién nacido manifiesta mayor estabilidad. Dura de diez minutos a máximo las siguientes seis horas. En este momento puede iniciar su alimentación y se puede notar la eliminación de su primera evacuación (meconio).
El conocimiento de estos eventos puede proporcionar tranquilidad a los padres y familiares, en el momento posterior al nacimiento, ya que en ocasiones algunas de las manifestaciones generales, puede ser motivo de duda o inquietud sobre el bienestar del bebé. Solo la influencia de algunas condiciones particulares en el desarrollo del final del embarazo y del parto, pueden modificar la adaptación de forma adecuada.

El darnos cuenta de toda la extensión intima de los procesos de adaptación, nos hace considerar la maravilla de la evolución biológica o la influencia Divina… y lo mínimo que debemos de corresponder es fomentar y preservarla.