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Viajar con niños

En temporada de vacaciones, se puede aprovechar la oportunidad con la familia para salir de lo habitual, visitar lugares atractivos o a familiares foráneos, permitiendo una convivencia con felicidad y armonía a todos sus integrantes, brindando experiencias particulares que a partir de ese momento, podrán hacer desarrollar vínculos afectivos más estrechos entre ellos.
De preferencia, es conveniente tomar en cuenta todas las circunstancias que se pueden presentar con anticipación suficiente, a fin de evitar pasar malos ratos o frustrar las expectativas del viaje.
Cuando se viaja con hijos, las características son muy variadas: de acuerdo a las edades de ellos, y también dependientes de los lugares por llegar a visitarse. Ante la gran cantidad de variables, en esta ocasión se busca proporcionar orientación en las más frecuentes e importantes.
Cuando se considera un viaje fuera del país, es necesario contar con los documentos correspondientes a cada integrante de la familia. El trámite deberá de efectuarse por lo menos con seis meses previos, ante los requisitos que se tienen que ir completando. Será necesario contar con fotografías, acta de nacimiento original y reciente, carta notariada relacionada, comprobante de atención médica y cartilla de vacunación al corriente, para llevar a cabo la adquisición del pasaporte a cada niño. Se sugiere cuestionar al médico sobre necesidad de vacunas adicionales al esquema nacional de vacunación por prevalencia de otras enfermedades en países diferentes. Se sugiere adquirir un paquete de seguro de atención médica a los niños en especial y si es familiar mucho mejor, o en su defecto verificar a la llegada del destino, si el hotel cuenta con servicio médico; o bien, su médico le puede proporcionar sugerencia de algún colega del sitio que visita.
Si el niño tiene alguna enfermedad que ya conozca el familiar, se recomienda pedir instrucciones a su médico tratante antes del viaje, para llevar los medicamentos que se consideren de uso habitual; o bien de forma preventiva para transportarlos, bajo condiciones seguras, con receta debidamente rotulada y reciente para su empleo.
Si padece de alergia o alguna limitación de tipo de alimentos, notificar a quien sea responsable del viaje, y comprobar o cuestionar en los restaurantes, sobre los ingredientes de los alimentos, para eliminar a los que sean de riesgo. Aspirar el vehículo de forma conveniente a fin de evitar que respire partículas nocivas, y de preferencia, aplicar cubre bocas que se deberán de cambiar con intervalos de cada 20 minutos para filtrar las sustancias que puedan generar su alergia. Si el niño padece de dermatitis atópica (piel alérgica) se deberá evitar la exposición solar prolongada. Como otra complicación se puede presentar también en cualquier momento una reacción aguda, que se identifica por desarrollar el niño visión borrosa, mareo, desvanecimiento y dificultad respiratoria, que siempre necesitará del auxilio médico urgente para su recuperación adecuada. 
Aquellos niños que viajarán en avión, si son menores de dos años deberán de ir con ropa cómoda que no los exponga a los extremos de la temperatura; comer justo momentos antes de tomar su lugar en el avión o al momento de sentarse con la madre para condicionar que no se sientan irritables durante el viaje y de preferencia puedan viajar dormidos. Los mayorcitos se podrán entretener con algún juguete preferido o video.
Para viajes en autobús o en carro, es recomendable que se viaje en horas predominantes sin calor y de preferencia por las noches para permitirles dormir de forma natural. En caso de viajar durante el día, se recomienda hacerlo en carro particular para permitir intervalos de descanso en el viaje con periodos de cada dos a tres horas, condicionando a que los niños se diviertan por ratos y puedan estirar sus piernas. Al conductor y acompañante el ejercicio moviliza la circulación sanguínea más efectiva en sus extremidades inferiores ya que en ocasiones puede ser factor de trombosis venosas.
No es recomendable el empleo de medicamentos contra vómitos a los niños por riesgo que se corre de intoxicarlos, causando como manifestación más común la marcha alterada como de borrachito y en casos más serios, alteraciones mentales y neurológicas. Para evitar que el niño vomite en el viaje en autobús, se puede ofrecer en forma previa alimentos con líquidos endulzados en pequeña cantidad, y durante el viaje evitar que su mirada la mantenga en estimulación constante del movimiento a su alrededor. Tratar de distraerlo con objetos en el interior del vehículo y evitar llevarlo en la parte más posterior del autobús o viendo frecuentemente el trayecto de la carretera.
Si en alguna parte se viaja en tren, procurar tomar alguno que cuente con dormitorio para mantener al niño entretenido con juegos en el viaje y en posición cómoda.
Cuando se viaja con niños menores de dos años, es necesario llevar como dispositivos adicionales: la cuna de viaje y/o carriola (debidamente empaquetada), toallas de limpieza, cremas humectantes, bloqueadores solares, pañales, baberos, bolsas de plástico para desechos, termo, cubiertos de plástico para su alimentación, antiséptico o gel, termómetro, algodón y gasas. Deberá de considerarse siempre que estos niños pueden requerir de líquidos en forma frecuente para controlar el evaporado por el calor del viaje, y en caso de no contar con suficiente, le genera irritabilidad y deshidratación, por lo que es mejor cambiar pañales de forma frecuente que llevarlo con llanto constante, que puede generar angustia al familiar y molestia a los acompañantes.
El sitio que se elige por vacacionar puede ser conveniente en caso de los menores de dos años, algún lugar donde puedan visitar familiares y/o puedan rentar espacios menos públicos para evitar que el lactante pueda adquirir alguna enfermedad de la comunidad. Si el hotel es una opción inevitable, deberá de elegirse aquel que pueda proporcionar cuidados especiales a niños pequeños, por si es necesario acudir a algún lugar de distracción exclusiva para niños mayores o adultos.
En algunas ocasiones, el motivo de viajes también incluye el visitar a los familiares lejanos y es una buena alternativa para ir estableciendo vínculos de identificación familiar más adecuados.
En todas las ocasiones que se encuentre la familia lejos del hogar, se deberá de tomar en consideración los riesgos posibles de los niños a sufrir de algún accidente y en especial, la advertencia es para evitarlos y no para pronosticarlos. Así es posible que exista el riesgo de que el niño en su condición de curiosidad natural, emprenda caminatas que asusten a sus padres por distanciarse de ellos o que incluso los lleguen a perder. De preferencia mantenerlos tomados de la mano y a la vista constante. No confiarse de la capacidad de un niño por supuestamente saber nadar, ya que ellos son los que más frecuentemente llegan a las salas de urgencias con problemas de ahogamiento, al haberse cansado de nadar mientras estaban solos en alguna alberca. Pueden tener riesgo con algunos tipos de juguetes pequeños que se pueden introducir en vías respiratorias o digestivas. Pueden exponerse a intoxicaciones con plantas que sirven de adornos en algunos lugares y tienen alcaloides que los niños pueden tomar en contacto al cortar o masticar algunas de sus partes. Otros a considerar son: juegos pirotécnicos, tirolesas, fogatas, inhalación de humos, anzuelos, cangrejos, medusas, mascotas, etc.

Si el niño antes de salir de viaje sufre alguna alteración funcional, no se confíe y de preferencia busque la atención especializada para orientar sobre el tratamiento a emplear y la vigilancia a establecer durante el viaje, y en caso extremo considerar la cancelación del viaje si en ello va involucrado algún riesgo para su niño. Con toda confianza deje que su médico le brinde la información particular más adecuada para su niño.