En la mayoría de
las ocasiones, la picadura de los insectos es un problema pediátrico muy común,
y constituyen no mas que una complicación asociada con reacciones locales leves
de la piel.
La mayoría de las picaduras de insectos son inofensivas
aunque parezcan desagradables. Las picaduras de los aguijones de las abejas,
las avispas, los avispones y mordeduras de las hormigas rojas suelen ser
dolorosas. Las picaduras de los mosquitos, las pulgas y los ácaros suelen dar
comezón. Los insectos también transmiten enfermedades, tales como el dengue y
paludismo.
Cuando el veneno
del insecto desencadena una respuesta inflamatoria excesiva por participación
de otras sustancias de liberación no tan habituales, que amenazan a la vida de
la persona, estaremos enfrentando la condición de respuesta alérgica o
anafiláctica, que de no tener un manejo adecuado puede causar la muerte del
niño.
En una comunidad
normal, siempre existirán un número variable de personas sensibles a la
picadura de insectos, y al referirnos a la sensibilidad estamos condicionando
que se trata de personas que tendrán respuestas inflamatorias excesivas
posteriores a la picadura del insecto.
Se pueden
presentar en general tres tipos de reacción posterior a la picadura del
insecto: Reacción local. Es de duración transitoria y corta, que causa aumento
de volumen pequeño y muy cercano a la zona de picadura, coloración rojiza, y
comezón. Generalmente se resuelve en pocas horas. Este tipo de respuestas puede
ser especial, en consideración a la zona donde se produce la picadura, ya que
si se trata de una hormiga que en ingesta accidental muerde en la garganta, la
reacción inflamatoria puede causar sensación de ahogo, y en cambio, bajo condiciones
mas naturales, la hormiga es capaz de desarrollar una inflamación pequeña de la
piel en las siguientes 24 horas y el dolor en su molestia asociada puede durar
hasta en un máximo de 72 horas.
Reacción local
extensa. El tamaño de la inflamación de la zona afectada, se extiende por mas
de 20 cm y puede comprometer la función de toda la extremidad relacionada. Se
resuelve lentamente en varios días y generalmente es muy dolorosa, o con
demasiada comezón, y las personas que la tienen, pueden tener una posibilidad
de desarrollar una reacción sistémica en un porcentaje hasta del 10%.
Reacción
sistémica. Incluye la posibilidad de amenazar la vida de la persona por una
reacción especial en el organismo llamada anafilaxia en donde se alteran varios
órganos y sistemas de forma importante y tiene múltiples manifestaciones
inmediatas, ya que en la respiración causan dificultad respiratoria y sensación
de ahogo, en el sistema de circulación de la sangre bajan la presión arterial,
el corazón trabaja mas rápido y puede haber desmayo; en el sistema digestivo,
habrán vómitos, dolor abdominal intenso. En general, estas respuestas se
desarrollan en los primeros quince minutos posteriores a la picadura.
En general, se requiere
una sensibilización previa producida por la picadura del insecto de la misma
especie en tiempo pasado, para tener el riesgo de una reacción mayor, que en la
medida que va avanzando hace disminuir las posibilidades de desencadenarlo. Se
establece que los niños con las
reacciones a picaduras de insecto que estaban limitadas a síntomas de la piel,
tienen en general un curso benigno. En cambio, niños no tratados que originalmente tienen una reacción sistémica moderada o severa a una
picadura, la tercera parte presentarán una reacción sistémica, y muchas de ellas
eran moderadas y/o severas.
En cuanto se
cuente con el antecedente de una picadura de estos insectos, y halla el
desarrollo de manifestaciones moderadas a severas, será necesario acudir a
valoración urgente y seguimiento posterior, para tener la atención adecuada,
siendo prudente incluso el cargar una
placa visible en el cuerpo de información sobre la forma de cómo tratar
el episodio anafiláctico en caso de pérdida de conocimiento inmediato y el
medicamento también en alguna parte del cuerpo.
A fin de evitar
las picaduras de estos insectos, damos las siguientes recomendaciones para
evitar la molestia de la picadura, la predisposición a la sensibilización o el
desarrollo de una reacción anafiláctica.
Las abejas y avispas sólo pican cuando se sienten
amenazadas o como defensa de sus nidos. La mayoría de las picaduras se producen
entre los meses de mayo a septiembre, sobre todo los meses de julio y agosto,
durante los cuales tienen mucha actividad.
Cuando pica la
avispa conserva el aguijón, pudiendo picar repetidas veces; en cambio, cuando
lo hace la abeja, el aguijón queda anclado en la piel y después muere. Con la picadura
de la avispa también se libera una sustancia que puede atraer a otros miembros
de la colonia, por lo que se aconseja alejarse del lugar del accidente.
No acercarse a
panales de abejas ni a nidos de avispas. Si la abeja o avispa se coloca encima de
una persona no intentar ahuyentarla ni matarla, se debe permanecer quieto o
hacer movimientos muy lentos hasta que se vaya.
Si durante el
verano se toma alguna bebida azucarada, se debe asegurar que no hay ningún
insecto en el borde del vaso.
Sacudir la ropa
dejada en el suelo antes de ponérsela. Evitar andar por huertas o prados con muchas
flores. Evitar andar descalzo fuera de la casa. Es necesario mantener los cubos
de basura bien cerrados.
No son aconsejables ropas de colores brillantes
ni estampados floreados. Colores más seguros: verde, marrón y caqui. No
utilizar cosméticos, perfumes, jabones o cualquier otro producto de olor
intenso cuando se salga al campo.
En los trabajos
al aire libre, sobre todo en jardinería, deben usarse pantalones, manga larga y
guantes. Las colisiones con estos insectos pueden producir picaduras, por tanto
no correr, ni ir en carro convertible, moto, bicicleta o a caballo en lugares donde
haya muchas flores. En los interiores, tener redes metálicas para atrapar
insectos e insecticidas (también en el coche).
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