Se considera que
un niño nace de forma prematura, cuando el parto se anticipa en tres semanas o
más a la fecha establecida como probable del nacimiento.
Si tomamos en
cuenta que un embarazo normal dura en promedio 40 semanas (a partir de las
ultima regla), se considerará como parto prematuro, a todo nacimiento que tenga
lugar antes de cumplirse las 37 semanas de gestación.
La duración
normal de un embarazo le permite al niño en formación, poder lograr en el
interior del vientre materno el desarrollo adecuado de todos sus órganos, para
poder continuar de forma natural su vida posterior al parto.
La mayor parte
de las muertes en el periodo del recién nacido, ocurren en el recién nacido
prematuro. Cuando un niño nace antes del tiempo normal, la deficiencia en el
desarrollo de sus diferentes órganos, condicionará alteración en sus funciones
en relación proporcional con el tiempo de anticipación: a mayor prematurez, se
tendrá un pronóstico de enfermedad o muerte mucho más alto. Por tiempo de
duración del embarazo y/o de prematurez, existen clasificaciones adicionales
para identificar la gravedad del embarazo prematuro, incluyendo que a partir
del límite de la semana 21 a la 28, por la condición que la mayoría de los
órganos no tienen un desarrollo mínimo suficiente, podrá ser empleado el término
de inmadurez, para señalar la gravedad del recién nacido y el riesgo
relacionado con su mayor mortalidad.
De acuerdo a
estadísticas internacionales proporcionadas por la Organización Mundial de la
Salud, se establece que cada año nacen en promedio de 15 millones de
prematuros, que en forma comparativa a todos los nacimientos, corresponde a
decir que por cada diez nacimientos normales por lo menos uno de ellos, será
con prematurez.
De la totalidad
mundial de nacimientos prematuros, mueren más de un millón de ellos, y muchos
de los restantes sufren de algún tipo de discapacidad física, neurológica o
educativa de por vida, lo cual hace considerar un gran costo para sus familias
y la sociedad. Se calcula por otra parte, que tres cuartas partes de esos
prematuros podrían sobrevivir si tuvieran acceso a una atención médica
eficiente.
En la mayoría de las ocasiones, no es posible
establecer una condición particular que relacione la precipitación de un parto
prematuro, pero como factores asociados al desarrollo del mismo, se encuentran
referidos: el antecedente materno de producto prematuro previo, situación
socioeconómica desfavorable de la madre, el tabaquismo materno, actividad
materna excesiva, enfermedades maternas previas, embarazo múltiple,
malformaciones de la matriz, alteraciones placentarias y alteraciones
especificas del producto. Las posibilidades pueden disminuir cuando se lleva una
vigilancia médica adecuada del embarazo.
Las enfermedades
y muerte de los prematuros se encuentra relacionada con la deficiencia en la
función de algunos órganos, y entre las más frecuentes se encuentran:
deficiencia en capacidad respiratoria, alteraciones de la integridad cerebral,
deficiencias del corazón y sus vasos sanguíneos relacionados, labilidad
inmunológica que los predispone al desarrollo fácil de infecciones y sus
complicaciones, funciones digestivas inadecuadas, alteraciones metabólicas específicas
como el control de la temperatura, regulación de azúcar (glucosa), control de
líquidos, eliminación de toxinas.
Tomando en
cuenta que al mantener al niño en formación, dentro del vientre materno por más
tiempo hay opción que se continúen madurando sus diferentes órganos y sistemas,
la primera conducta de los médicos -al detectar a una madre con amenaza de
parto prematuro-, será establecer condiciones que le ofrezcan estabilidad a la
continuidad del embarazo, y como medida específica se justifica el
internamiento hospitalario para proporcionar condiciones que eviten la
progresión del parto prematuro; o bien, estimular la maduración pulmonar con
administración especial de medicamentos, a fin de disminuir el riesgo de
desarrollar deficiencia respiratoria en los primeros días de vida, y darle
mayor oportunidad de sobrevivencia.
Con el propósito
de evitar que se presenten alguna o varias de estas complicaciones, es muy
importante que al momento de saber que es inevitable el parto de un niño
prematuro, se cuente en la sala de expulsión con la atención especializada del
neonatólogo -que es un pediatra especializado en la atención de recién nacidos-,
para valorar las condiciones específicas de deficiencias presentes o
compatibles de desarrollar; y ante esa evaluación, justificar el traslado inmediato
de estos niños a un lugar que cuente con características físicas específicas, a
fin de evitar que la deficiencia orgánica del niño se deteriore y se le
proporcione vigilancia continua de su evolución, para comprobar que no haya
complicaciones durante sus primeros días de vida. Este lugar en particular es
conocido como unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN), que deberá de
estar localizado en zonas cercanas al sitio de internamiento materno, a fin de
poder mantener hasta donde sea posible el acercamiento del niño con su madre.
Es posible que
los padres cuando visitan a su hijo prematuro en esta zona hospitalaria, se
impresionen al verlos en su aspecto frágil, conectado a diferentes tipos de
dispositivos, ya que durante todo el embarazo generalmente tuvieron siempre
como imagen idealizada, el aspecto al nacimiento de un niño normal y nadie
estará preparado para identificar al propio con el aspecto particular del niño
prematuro.
Los niños
prematuros lucen frágiles e indefensos, la mayor parte del tiempo con tendencia
al sueño, de aspecto corporal pequeño y adelgazado, con una cabeza
desproporcionadamente mayor al resto del cuerpo.
Por todas las
enfermedades que puedan llegar a desarrollar o que ya padezcan desde el
nacimiento; o bien, simplemente para vigilar sus condiciones normales, es
posible que tengan dispositivos conectados a su cuerpo, sujetos mediante gel de
contacto suave.
La presencia de
algunos tubos o conductos pequeños introducidos en algunas cavidades y en sus
delgadas venas, tienen la finalidad de evitar complicaciones y de ofrecer el
aporte adecuado de nutrientes y/o medicamentos, para su efecto más inmediato.
En forma
habitual, es común el empleo de incubadoras para ofrecerle un pequeño ambiente
adecuado en temperatura y humedad, para evitar pérdida de calor o
deshidratación, además de ser medio de aislamiento relativo de infecciones.
Existen muchos
otros dispositivos que se pueden emplear a cada enfermedad particular que tenga
alguno de los prematuros. Ante ese ambiente lleno de pantallas, luces, gráficas
y números, es posible que los padres perciban incertidumbre de la condición de
su hijo prematuro, pero gracias a esas determinaciones objetivas para los
médicos, es posible que la información del estado de salud pueda ser mejor
valorado, al restar apreciaciones subjetivas en el manejo de las enfermedades o
control del prematuro.
Aún con todos
los dispositivos colocados en el niño, siempre se fomentará el contacto físico
frecuente entre los padres y el recién nacido, para fortalecer el vínculo
afectivo.
La estancia del recién
nacido en esta sección hospitalaria, estará condicionada hasta que se supere de
forma eficiente la enfermedad que pudo haberse detectado desde su nacimiento; o
bien, cuando alcance el desarrollo biológico adecuado su organismo, para poder
continuar su vida ya bajo los cuidados de sus padres.
En el
seguimiento de estos niños, se tratará de identificar si hay deficiencias que
se expresen como consecuencias de su prematurez y/o daño neurológico
secundario. Deberá de considerarse siempre el tiempo que se anticipó al
nacimiento, para no juzgarlo con su edad basada en su fecha de nacimiento, y deberá
tomarse como referencia la edad por su fecha probable de su parto. La
neonatología ha avanzado demasiado y el pronóstico actualmente para ellos es
mucho mejor.
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