La pupila es la
zona obscura redonda que se encuentra en el centro del ojo, independiente del
color a su alrededor (-iris- que define la variedad de colores de ojos). Su
color es prácticamente negro, ya que se trata de un orificio cubierto y repleto
de medios transparentes, que comunica al interior del globo ocular obscuro a
semejanza de una cueva que no tiene iluminación interna. Solo cuando alguna
fuente de luz se refleja en un ángulo particular, es posible que se note un
reflejo rojo normal (por los vasos sanguíneos de la retina), que en ocasiones
puede aparecer en alguna imagen de foto.
Cuando se note
pérdida de la oscuridad en la pupila con tendencia o franca coloración
blanquecina; o bien, en alguna foto se note la presencia de un reflejo rosa a
blanco (no rojo), habrá de considerarse una posible alteración en los medios
transparentes o enfermedad de la retina, que justificará la evaluación
inmediata (tiempo no mayor de una semana) por el médico oftalmólogo. En lenguaje
médico a la pupila en color blanquecino se le nombra como leucocoria
En ocasiones, es
posible encontrar en los primeros años de vida, una disminución del color
oscuro comparativo entre las pupilas, que deberá ser valorado por el
especialista, para definir si el evento es transitorio y secundario a una
postura asimétrica del globo ocular en comparación al otro, que en forma
espontánea puede mejorar con el desarrollo del niño. A esta condición se le
identifica como pseudoleucocoria.
La importancia de
la leucocoria se establece en la medida que sus causas suponen una seria
amenaza para el desarrollo visual del niño e incluso en algunos casos para su
vida. Su presencia debe ser descartada desde las primeras semanas de vida y
amerita de tomar en cuenta en toda revisión que se efectúe de control periódico
posterior.
Existen muchas
causas que pueden condicionar la presencia de la alteración pupilar
(leucocoria), pero entre todas, la de mayor riesgo lo establece el cáncer de la
retina (retinoblastoma) ya que ante la ausencia de tratamiento temprano puede
influir a la pérdida de visión en forma inicial y la vida del paciente en forma
tardía.
En los niños, la
variedad de causas que pueden desarrollar leucocoria, incluye: catarata,
hemorragias, alteraciones vasculares de la retina, desprendimiento de retina,
parásitos, prematurez, enfermedades congénitas, infecciones.
Por su evolución y
pronóstico se debe descartar en forma prioritaria de toda leucocoria, la
alternativa de retinoblastoma (cáncer de la retina) en especial, cuando ya se
cuente con el antecedente de esta enfermedad en alguno de los padres o
familiares cercanos; ya que, con esa referencia, es probable que tenga
aparición más temprana y posibilidad de afección bilateral. Cuando no hay
antecedente familiar es más frecuente que el cáncer solo sea unilateral y se
pueda presentar en un tiempo más tardío. Su búsqueda se inicia desde el momento
del nacimiento, ante una posible asociación familiar desconocida. Cuando se
considere en posibilidad, deberá de contraindicar el empleo de estudios con
radiaciones para no modificar su evolución; en especial, evitar estudios de
tomografía.
Cataratas. Asocia
opacidad del cristalino que en forma de lente interno (transparente), se
empieza a opacar de forma progresiva, llegando a causar ceguera si no trata en
forma temprana. Su opacidad progresiva o presente al nacimiento, puede estar
relacionado con enfermedades primarias (infecciones, alteraciones metabólicas,
síndromes específicos) hasta en dos terceras partes. Su ventaja relativa en
esos casos es que, ante la presencia de la opacidad del cristalino, se
permitirá sospechar y confirmar la causa primaria en forma más rápida, para
evitar complicaciones que la enfermedad primaria puede llegar a causar. Un
tercio de ellas pueden ser adquiridas por lesiones traumáticas o radiación. En
su tratamiento, se debe retirar el lente interno opaco para ser sustituido por
uno artificial, cuando el tamaño del globo ocular se haya definido, teniendo
que emplear en los primeros años, lentes especiales.
Enfermedad de
Coats. En esta alteración, se produce proliferación de vasos sanguíneos en la
superficie de la retina (capa sensible nerviosa), con formación de una reacción
inflamatoria cercana a los vasos sanguíneos anómalos, que causan cambio en el
color de la retina a una coloración amarilla, mas que blanquecina. Se presenta
con mayor frecuencia a edades entre cinco a nueve años.
Persistencia de
vasculatura fetal, que manifiesta defecto en la desaparición de los vasos
sanguíneos contenidos en el espacio interior del globo ocular, dejando un tallo
vascular rudimentario con opacidad del cristalino (lente) desde su parte
posterior. Se asocia con tamaño menor del ojo y en bebés con trisomía 13, con
un pronostico visual pobre.
Hemorragia vítrea.
Se produce cuando hay sangre en el interior del globo ocular (que normalmente
debe ser transparente) y el tono rojizo de la sangre, se transforma en
escombros blanquecinos. La hemorragia de este espacio puede ser secundaria a
trauma, deficiencias de coagulación, leucemia.
Toxocariasis. Es
una infección causada por un gusano del perro o gato, que puede presentarse en
niños o adolescentes, con relación cercana a esas mascotas. Se nota en niños y
adolescentes que manifiestan mala visión y tienen desviación ocular (viscos).
Displasias
retinianas. Estas alteraciones de la retina pueden tener origen genético (trisomías)
o por infecciones dentro del vientre (toxoplasmosis, citomegalovirus, Zika).
Retinopatía del
prematuro, donde existe alteración proliferativa de vasos sanguíneos, que en
forma secundaria produce desprendimiento de retina y ceguera permanente. Por
tanto, la leucocoria se nota en estadios avanzados de la enfermedad.
Hamartoma. Causados
por tumores blancos grises cerca del nervio óptico, que se notan en cualquier
edad, pero relacionado con datos del complejo de esclerosis tuberosa y en otras
ocasiones con neurofibromatosis.
Para poder
identificar la causa específica que afecte el reflejo normal del globo ocular,
se requiere contar con información apropiada capturada durante el
interrogatorio, en donde se incluirán los antecedentes de la misma enfermedad
en algún familiar cercano, infecciones durante el embarazo, nacimiento
prematuro y datos posteriores como traumatismos y alteraciones de la visión
referidos por el niño o percibido por los padres.
El médico en su
revisión toma en cuenta sus características faciales y corporales especiales,
evaluación de desarrollo, posibilidad de sangrados como datos más importantes a
relacionar, seguidos de la exploración visual completa que incluye revisar las
características superficiales del globo ocular y sus anexos, además de la
revisión interna del globo ocular mediante equipo de exploración e iluminación
apropiados, en donde se debe considerar
de preferencia la evaluación por el oftalmólogo pediatra u oftalmólogo ante
la experiencia y disponibilidad de equipo diagnóstico más específico.
Para el estudio,
el oftalmólogo podrá aplicar unas gotas en el ojo del paciente para poder
ampliar el tamaño de la pupila, lo cual le permita realizar su exploración del
interior del globo ocular, de forma más detallada para definir mejor el cuadro
de sospecha.
En caso de ser
necesario, el oftalmólogo podrá solicitar estudios de ultrasonido o tomografías
especiales, para comprobar la afección del interior del globo ocular. Además,
en caso de sospechar algunas enfermedades especiales, es posible que se
soliciten estudios de sangre específicos y evaluación con otros especialistas.
Ya establecida la
causa de la leucocoria, el especialista podrá definir su tratamiento a utilizar
en el momento más apropiado, así como los controles posteriores.
Si en algún
momento llega usted a notar en su hijo algún cambio en la pupila o de su ojo en
general, no dude en acudir de forma inmediata a la evaluación por el
oftalmólogo pediatra u oftalmólogo para evitar la pérdida visual o la pérdida
de su vida…
En este mi momento estoy viviendo algo muy duro mi hija la diagnósticaron retinoblastoma y me la operaron ahora estoy esperando los resultados de la biopsia. Nunca duden en consultar la prioridad es su hijo.ahora quiero que me digan dónde hay una fundación para que me ayuden a que mi hija tenga una calidad de vida ya que le extrajeron su ojito muchas gracias
ResponderEliminarLas fundaciones existen en algunos países y cuentan con la ventaja de ya tener un programa organizado de atención de pacientes y familiares de acuerdo a sus diferentes necesidades. Ante la ausencia de una fundación especial, los pacientes deben ser atendidos por un equipo médico que incluya pediatra, oftalmólogo pediatra, oncólogo pediatra, psicólogo pediatra, rehabilitación oftalmológica, genetista, plástico protésico. Vale la pena que se investigue en su país si hay este tipo de agrupaciones cuestionando en especial al oftalmólogo que haya intervenido en la atención.
EliminarTengo mí hija que tuvo retinoblastoma le sacaron un ojo pero gracias a Dios está muy bien
ResponderEliminarEn estos casos es muy importante investigar esta enfermedad en familiares cercanos, ya que el comportamiento de la enfermedad puede ser mas agresivo o tener manifestación posible en los siguientes 20-30 años posteriores si algún familiar lo refieren como antecedente. Cuando solo existe el paciente, de igual forma, se deberá de investigar desde etapas tempranas de la vida en otros familiares para identificar de forma temprana y evitar la pérdida ocular. Si alguien de la familia lo pudo tener, es muy importante notificar al médico tratante para su estudio más apropiado y mejorar el pronóstico a largo plazo.
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