Con
el desarrollo de la tecnología en las últimas décadas, se ha producido un
aumento dramático en el tiempo de exposición de los niños frentes a las
pantallas (computadoras, televisión, celulares, tabletas), que incluye a bebés
y menores de cinco años, mientras que la población adolescente prácticamente
pasa la mayor parte del día con estos dispositivos. Asociaciones
internacionales recomiendan de preferencia que hasta los 18 meses de edad se
evite empleo de pantallas a reserva de una sesión de chat con algún familiar.
Entre los 18 a 24 meses solo serán sesiones de algún programa educativo con un
cuidador asociado. Para niños de 2 a 5 años el tiempo en pantalla no educativo
será de una hora por día de semana y de 3 horas los días de fin de semana. Para
toda la familia se deberá evitar su empleo en comidas y salidas familiares, no
ofrecer para controlar rabietas, se debe tener control parental de su contenido
para adolescentes y se deberán de evitar entre 30 a 60 minutos antes de dormir.
El
empleo de pantallas a menor edad y por tiempo más prolongado, se ha demostrado
-por tiempos de pandemia- que es perjudicial para el desarrollo físico,
cognitivo y social de los niños con daños secundarios.
Como
consecuencias físicas, se pueden producir tres alteraciones más importantes: el
síndrome de fatiga visual, desviaciones oculares súbitas y/o incremento de
miopías.
En
la fatiga visual las alteraciones son secundarias a la duración de la vista a
la pantalla, logrando causar: dolores oculares o de cabeza, ojos rojos y
ardorosos, alteraciones de la visión con percepción de imágenes dobles o visión
borrosa, o dolores musculares ante posturas viciosas. La causa de la fatiga
visual digital es compleja y puede ser difícil de aislar, ya que los trastornos
de la visión binocular y el ojo seco pueden presentarse con síntomas
similares.
La
insuficiencia de convergencia, la insuficiencia acomodativa o la incapacidad,
así como otros problemas con enfoque a visión cercana, pueden ser sin duda la
causa subyacente de la fatiga visual digital, pero no debe descartarse la
superficie ocular. Se sabe que la tasa de parpadeo cae de unos 12 parpadeos por
minuto durante la visualización a distancia, a unos seis parpadeos por minuto
durante empleo de pantalla. Esta reducción en los parpadeos puede hacer que las
lágrimas se evaporen, lo que lleva a una superficie ocular seca e inflamada.
Para evitar esa deficiencia, se puede aplicar la regla 20-20-20 que instruye a
los pacientes a tomar un descanso de 20 segundos para ver algo a distancia de
20 pies (6m) cada 20 minutos, para humedecer los ojos, y relajar los músculos
del sistema binocular; y de preferencia, aplicar una gota de lágrima artificial
antes de reiniciar el empleo de pantallas, para evitar la resequedad ocular.
La
desviación súbita visual, puede establecer mirada convergente (bizcos) que
amerite empleo de medicamentos, para modificar la alteración de músculos
oculares, que se relaciona con empleo de pantallas por más de 4 horas al día (más
frecuente en jóvenes).
Otra
alteración que también puede desarrollarse es la miopía (defecto de visión
lejana), que en realidad su causa es multifactorial, participando antecedentes
genéticos (si un padre es miope el riesgo de miopía es doble, pero si los dos
lo padecen el riesgo se multiplica por cinco). Influye también el hábito de
realizar trabajos de cerca (menor de 30 cm de distancia) por un tiempo mayor de
30 minutos. La poca exposición a luz solar afecta la producción de vitamina D
que se relaciona con miopía y también las pocas horas de sueño. Los tres
últimos factores participan en todo niño con empleo prolongado de pantallas,
que en años recientes ha disparado casos de miopía infantil. Tiene un
pronóstico más grave aún, el niño que desarrolla la miopía antes de los ocho años,
ya que, con el desarrollo normal del globo ocular de crecer un poco más en los
años siguientes, es muy posible que se puedan presentar otras alteraciones
visuales en la vida futura del afectado que puedan comprometer su función
visual.
Otra
consecuencia es que desarrolle sobrepeso u obesidad a medida que aumenta su
tiempo frente a la pantalla. Ya con la existencia de la alteración nutricional,
habrá preocupación por los efectos secundarios que la obesidad tendrá en la
salud futura
Para
considerar la evolución normal del desarrollo cerebral, se evalúan condiciones
y destrezas que el niño manifiesta a diferentes edades. A estas habilidades o
destrezas específicas se les conoce como hitos del desarrollo. La evidencia
sugiere que un mayor uso del tiempo de pantalla puede estar relacionado con un
retraso en el desarrollo. Uno de los hitos importantes que se espera que
alcancen los niños es el desarrollo de un habla expresiva. Parece que el
uso de medios móviles en niños de 18 meses está relacionado con un retraso en
el lenguaje expresivo. Específicamente, cada aumento de 30 minutos en el
uso diario de dispositivos de medios móviles se asocia con mayores
probabilidades de retraso en el habla. Los hitos del desarrollo valoran en
especial cinco condiciones importantes: comunicación, motricidad gruesa,
motricidad fina, desarrollo personal-social y resolución de problemas. Se ha
demostrado que una mayor cantidad de tiempo frente a la pantalla predice cómo
se desempeñará un niño en el Cuestionario de edades y etapas. Por ejemplo,
más tiempo frente a una pantalla a los 24 meses de edad se asoció con un
desempeño más bajo en el cuestionario a los 36 meses y, de manera similar, más
tiempo frente a la pantalla a los 36 meses se asoció con puntajes más bajos en
las pruebas de desarrollo a los 60 meses de edad. Si los niños muestran
retrasos significativos, es importante su valoración para su diagnóstico y
tratamiento.
El
uso de la pantalla puede proporcionar distracciones en un entorno de
aprendizaje y, de hecho, el tiempo frente a la pantalla está asociado con
problemas de atención medidos por la percepción de atención, autocontrol e
impulsividad del maestro en el entorno del aula. Los niños que exceden las
recomendaciones específicas sugeridas en el uso diario de pantallas tienen 1,67
veces más probabilidades de tener problemas de atención según lo informado por
sus maestros. En los adolescentes de 14 a 17 años que pasan siete o más horas
al día usando pantallas, tienen dos veces más probabilidades de que les
diagnostiquen ansiedad o depresión. Más allá de los diagnósticos de ansiedad y
depresión, los adolescentes reportan tener menos curiosidad, menos autocontrol,
más distracción, más dificultad para hacer amigos, incapacidad para terminar
las tareas y menos estabilidad emocional.
Todos
los días, los seres humanos deben sincronizar sus ritmos (orgánicos) circadianos
con el ciclo solar. La detección de luz por los ojos es el método
principal de esta alineación. Por lo tanto, usar pantallas antes de
acostarse tiene el potencial de engañar al reloj maestro del cuerpo, para que
actúe como si todavía fuera de día. Como resultado, se retrasa el complejo
mecanismo de inducción del sueño, se reduce el tiempo total de sueño y se
compromete el sueño rejuvenecedor (movimientos oculares rápidos -MOR-) Estos
efectos sobre el sueño tienen efectos considerables sobre el bienestar de los
pacientes. Los pacientes que usan dispositivos electrónicos personales
antes de acostarse, a menudo se sienten más cansados al día siguiente y
tienen una actividad cerebral disminuida en comparación con los pacientes que
no los usan.
Considere
además el contenido, que puede incluir: violencia o conductas de riesgo,
acrobacias, desafíos, sexo, estereotipos negativos, consumo de sustancias, depredadores,
acosadores, información engañosa o inexacta y/o publicidad intencionada. Son
alteraciones que afectarán el desarrollo de la personalidad a largo plazo.
Considere
siempre acudir a evaluación con el oftalmólogo a la edad de seis meses y a los
tres años, a fin de detectar alteraciones funcionales para la vida y etapa escolar...
de preferencia, ofrezca la alternativa de una vida saludable conviviendo al
ambiente.
El empleo de pantallas a menor edad y por tiempo más prolongado, se ha demostrado -por tiempos de pandemia- que es perjudicial para el desarrollo físico, cognitivo y social de los niños con daños secundarios.
Como consecuencias físicas, se pueden producir tres alteraciones más importantes: el síndrome de fatiga visual, desviaciones oculares súbitas y/o incremento de miopías.
En la fatiga visual las alteraciones son secundarias a la duración de la vista a la pantalla, logrando causar: dolores oculares o de cabeza, ojos rojos y ardorosos, alteraciones de la visión con percepción de imágenes dobles o visión borrosa, o dolores musculares ante posturas viciosas. La causa de la fatiga visual digital es compleja y puede ser difícil de aislar, ya que los trastornos de la visión binocular y el ojo seco pueden presentarse con síntomas similares.
La insuficiencia de convergencia, la insuficiencia acomodativa o la incapacidad, así como otros problemas con enfoque a visión cercana, pueden ser sin duda la causa subyacente de la fatiga visual digital, pero no debe descartarse la superficie ocular. Se sabe que la tasa de parpadeo cae de unos 12 parpadeos por minuto durante la visualización a distancia, a unos seis parpadeos por minuto durante empleo de pantalla. Esta reducción en los parpadeos puede hacer que las lágrimas se evaporen, lo que lleva a una superficie ocular seca e inflamada. Para evitar esa deficiencia, se puede aplicar la regla 20-20-20 que instruye a los pacientes a tomar un descanso de 20 segundos para ver algo a distancia de 20 pies (6m) cada 20 minutos, para humedecer los ojos, y relajar los músculos del sistema binocular; y de preferencia, aplicar una gota de lágrima artificial antes de reiniciar el empleo de pantallas, para evitar la resequedad ocular.
La desviación súbita visual, puede establecer mirada convergente (bizcos) que amerite empleo de medicamentos, para modificar la alteración de músculos oculares, que se relaciona con empleo de pantallas por más de 4 horas al día (más frecuente en jóvenes).
Otra alteración que también puede desarrollarse es la miopía (defecto de visión lejana), que en realidad su causa es multifactorial, participando antecedentes genéticos (si un padre es miope el riesgo de miopía es doble, pero si los dos lo padecen el riesgo se multiplica por cinco). Influye también el hábito de realizar trabajos de cerca (menor de 30 cm de distancia) por un tiempo mayor de 30 minutos. La poca exposición a luz solar afecta la producción de vitamina D que se relaciona con miopía y también las pocas horas de sueño. Los tres últimos factores participan en todo niño con empleo prolongado de pantallas, que en años recientes ha disparado casos de miopía infantil. Tiene un pronóstico más grave aún, el niño que desarrolla la miopía antes de los ocho años, ya que, con el desarrollo normal del globo ocular de crecer un poco más en los años siguientes, es muy posible que se puedan presentar otras alteraciones visuales en la vida futura del afectado que puedan comprometer su función visual.
Otra consecuencia es que desarrolle sobrepeso u obesidad a medida que aumenta su tiempo frente a la pantalla. Ya con la existencia de la alteración nutricional, habrá preocupación por los efectos secundarios que la obesidad tendrá en la salud futura
Para considerar la evolución normal del desarrollo cerebral, se evalúan condiciones y destrezas que el niño manifiesta a diferentes edades. A estas habilidades o destrezas específicas se les conoce como hitos del desarrollo. La evidencia sugiere que un mayor uso del tiempo de pantalla puede estar relacionado con un retraso en el desarrollo. Uno de los hitos importantes que se espera que alcancen los niños es el desarrollo de un habla expresiva. Parece que el uso de medios móviles en niños de 18 meses está relacionado con un retraso en el lenguaje expresivo. Específicamente, cada aumento de 30 minutos en el uso diario de dispositivos de medios móviles se asocia con mayores probabilidades de retraso en el habla. Los hitos del desarrollo valoran en especial cinco condiciones importantes: comunicación, motricidad gruesa, motricidad fina, desarrollo personal-social y resolución de problemas. Se ha demostrado que una mayor cantidad de tiempo frente a la pantalla predice cómo se desempeñará un niño en el Cuestionario de edades y etapas. Por ejemplo, más tiempo frente a una pantalla a los 24 meses de edad se asoció con un desempeño más bajo en el cuestionario a los 36 meses y, de manera similar, más tiempo frente a la pantalla a los 36 meses se asoció con puntajes más bajos en las pruebas de desarrollo a los 60 meses de edad. Si los niños muestran retrasos significativos, es importante su valoración para su diagnóstico y tratamiento.
El uso de la pantalla puede proporcionar distracciones en un entorno de aprendizaje y, de hecho, el tiempo frente a la pantalla está asociado con problemas de atención medidos por la percepción de atención, autocontrol e impulsividad del maestro en el entorno del aula. Los niños que exceden las recomendaciones específicas sugeridas en el uso diario de pantallas tienen 1,67 veces más probabilidades de tener problemas de atención según lo informado por sus maestros. En los adolescentes de 14 a 17 años que pasan siete o más horas al día usando pantallas, tienen dos veces más probabilidades de que les diagnostiquen ansiedad o depresión. Más allá de los diagnósticos de ansiedad y depresión, los adolescentes reportan tener menos curiosidad, menos autocontrol, más distracción, más dificultad para hacer amigos, incapacidad para terminar las tareas y menos estabilidad emocional.
Todos los días, los seres humanos deben sincronizar sus ritmos (orgánicos) circadianos con el ciclo solar. La detección de luz por los ojos es el método principal de esta alineación. Por lo tanto, usar pantallas antes de acostarse tiene el potencial de engañar al reloj maestro del cuerpo, para que actúe como si todavía fuera de día. Como resultado, se retrasa el complejo mecanismo de inducción del sueño, se reduce el tiempo total de sueño y se compromete el sueño rejuvenecedor (movimientos oculares rápidos -MOR-) Estos efectos sobre el sueño tienen efectos considerables sobre el bienestar de los pacientes. Los pacientes que usan dispositivos electrónicos personales antes de acostarse, a menudo se sienten más cansados al día siguiente y tienen una actividad cerebral disminuida en comparación con los pacientes que no los usan.
Considere además el contenido, que puede incluir: violencia o conductas de riesgo, acrobacias, desafíos, sexo, estereotipos negativos, consumo de sustancias, depredadores, acosadores, información engañosa o inexacta y/o publicidad intencionada. Son alteraciones que afectarán el desarrollo de la personalidad a largo plazo.
Considere siempre acudir a evaluación con el oftalmólogo a la edad de seis meses y a los tres años, a fin de detectar alteraciones funcionales para la vida y etapa escolar... de preferencia, ofrezca la alternativa de una vida saludable conviviendo al ambiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario