Es
la alteración que modifica el aspecto habitual de los senos masculinos,
causando incremento en su tamaño y/o en su volumen, de forma uní o bilateral,
asociado o no con alteraciones adicionales y con incertidumbre -sobre quien lo
desarrolla o lo observa-, de alguna posible evolución para el desarrollo de
seno femenino.
Se trata de un problema frecuente y que se considera como habitual en tres momentos de la vida: en el recién nacido, en el adolescente y en el anciano.
La prevalencia de ginecomastia es variable atendiendo a condiciones variables, como el tamaño glandular (normal entre 0,5-2 cm de diámetro), método de medición o síntomas asociados. Durante la etapa neonatal es una condición relativamente muy frecuente (65 al 90%) que se resuelve de forma espontánea durante el primer mes de vida, pero en ocasiones, puede persistir o incluso reaparecer en los primeros meses, que generalmente no se asocia con alguna secuela en especial o afectación a su crecimiento y/o desarrollo. Por lo general no persiste después del primer año de vida.
En la edad puberal la prevalencia tiene amplia variedad (4-69%) en estudios realizados en adolescentes entre los 10-19 años considerando, además. un probable infra diagnóstico asociado a factores psicológicos y a su buen pronóstico evolutivo. Suele aparecer en forma más habitual entre los 12 a 13 años y de 6 – 12 meses después del inicio de la pubertad. La referencia de antecedentes familiares similares es frecuente. Durante esa etapa habrá de considerar, también: los frecuentes sentimientos de vergüenza y baja autoestima, que se forman a partir de ese cambio en el aspecto físico, que justifica todos los esfuerzos necesarios para poder ofrecer apoyo emocional y una atención apropiada en el ambiente familiar y evaluación médica en forma integral, a fin de descartar algunas posible condición que asocie esta patología. Suele desaparecer en los siguientes seis meses. En la etapa adulta suele aparecer a partir de los 65 años y muy frecuente se encuentra asociado a condiciones de deficiencia funcional variada.
Para el desarrollo de esta condición tiene mucha influencia la pérdida del equilibrio entre las hormonas masculinas (andrógenos) y las hormonas femeninas (estrógenos), tomando en cuenta que el tejido mamario tiene receptores específicos para estas hormonas, cuya estimulación generan efectos contrarios. Los estrógenos estimulan la proliferación de la glándula mamaria, mientras los andrógenos inhiben el crecimiento y la diferenciación de la glándula mamaria. La ginecomastia se manifiesta ante una deficiencia relativa de andrógenos o un exceso relativo de estrógenos, que pueden presentarse de forma transitoria tanto en la etapa de recién nacido como durante el inicio del desarrollo puberal, dando así condición al desarrollo de la ginecomastia.
Su presencia en el varón durante esas etapas permite considerar su evolución como transitoria, para comprobar su normalidad durante el periodo de seis meses a máximo un año. Solo hasta en un 25% de las ocasiones, la condición puede estar relacionada a algunas enfermedades específicas donde habrá que descartar alteraciones hormonales, alteraciones nutricionales, tumores y enfermedad renal. Por influencia de medicamentos que modifican la funcionalidad del equilibrio hormonal, se considera hasta un 15%.
La ginecomastia neonatal se establece ante una cantidad mayor de estrógenos a partir de la circulación materna y de una mayor cantidad formada en la placenta. Su aparición se hace más evidente a partir de las primeras tres semanas de vida. Su resolución es espontánea notando una remisión completa en un tiempo menor de dos años, por lo que no se justifica efectuar pruebas complementarias y mucho menos adoptar tratamientos específicos. Puede asociar en ocasiones la liberación de material lácteo escaso, que por su color blanquecino, puede llegar a ser confundido como material purulento y en forma lamentable -por ignorancia de este cuadro- es posible que algunos médicos realicen presión traumática para su expulsión y en algunas ocasiones, hasta pueden recurrir a la extirpación quirúrgica, con el inconveniente que por este procedimiento llegan a eliminar la glándula mamaria, que durante la adolescencia -en las mujeres- se hará evidente al no manifestar crecimiento mamario de la parte resecada.
Cuando se presenta crecimiento mamario antes de la etapa puberal de forma uní o bilateral, es conveniente solicitar la valoración del pediatra o endocrinólogo pediatra, a fin de descartar una alteración hormonal de riesgo para su desarrollo (pubertad precoz).
La ginecomastia de aparición puberal se manifiesta en forma de una masa firme, concéntrica de consistencia gomosa por debajo del pezón. Generalmente es de predominio bilateral (75%), habitualmente con un tamaño menor de 4 cm de diámetro. Puede no tener manifestaciones anormales en la región afectada o en otra parte del cuerpo, y en algunas ocasiones, puede ser referido con asociación de molestia ligera con la presión o el roce. Solo cuando se acompaña de eliminación adicional de flujo por pezón, cambios inflamatorios de la piel superficial o crecimiento fuera del pezón, será necesario considerar la evaluación médica para descartar alguna enfermedad en particular. El crecimiento generalmente es autolimitado. Se nota resolución espontánea en un 75 y 90% a los 2 y los 3 años, respectivamente, quedando un 10% de los casos en los que persiste a los 20 años y muy frecuentemente relacionado a factor nutricional.
La realización de estudios complementarios para esta alteración, no están indicados por lo general, a reserva de circunstancias muy especiales, como: un tamaño mayor de 4 cm de diámetro, evolución rápida y progresiva, eliminación de flujo por pezón, virilización escasa y/o pubertad detenida, crecimiento acelerado corporal con genitales pequeños, presencia de bocio, anormalidades o crecimientos en los testículos o abdomen. Cuando estos factores no están presentes se podrá justificar una actitud conservadora y vigilar su evolución médica en intervalos de cada 4 a 6 meses.
Es muy importante la evaluación de la ginecomastia cuando se presenta fuera de la etapa puberal, ya que puede estar asociada a enfermedades específicas a nivel de la función hormonal, como pueden ser alteraciones o tumores productores de hormonas específicas o el empleo de algunos medicamentos que pueden perpetuar la duración del cuadro al no suspender en su administración. Por otra parte, también puede ser una manifestación inicial de algunas enfermedades orgánicas o de alteración nutricional.
Cuando el familiar tiene preocupación en especial que este cuadro puede corresponder a un cáncer de mama en el varón, se le informa que esta condición es rara, pero que, si existen factores de riesgo, como: que el afectado tenga alteraciones corporales que hagan considerar el síndrome de Klinefelter (talla alta con extremidades inferiores largas, genitales pequeños), antecedente de irradiación toráxica y/o de familiares con cáncer mamario. Los transgénicos no tienen riesgo elevado para cáncer de mama.
Siempre es conveniente la revisión médica de esta alteración, pero en importancia mayor cuando asociado al crecimiento mamario, no se aprecien datos de virilización normal de la etapa puberal o cuando existan otras alteraciones que hagan suponer alguna enfermedad sistémica o especifica.
En caso de sospechar ginecomastia en su familiar podrá revisarlo tomando la glándula entre el pulgar y el índice, para valorar si tiene un tamaño mayor de 2cm, ya el médico en su revisión logrará definir si corresponde por consistencia al tejido mamario o solo se trata de grasa corporal asociada, que establece una falsa ginecomastia.
Ante la sospecha de alguna afección orgánica específica, el especialista podrá solicitar estudios de imagen para evaluar órganos particulares (hígado, suprarrenales, testículos, riñón, etc.) así como estudios de laboratorio para determinar la causa y de ser necesario derivar para su atención correspondiente con el subespecialista que corresponda la afección primaria de sospecha… sin descuidar siempre la afección emocional asociada.
Se trata de un problema frecuente y que se considera como habitual en tres momentos de la vida: en el recién nacido, en el adolescente y en el anciano.
La prevalencia de ginecomastia es variable atendiendo a condiciones variables, como el tamaño glandular (normal entre 0,5-2 cm de diámetro), método de medición o síntomas asociados. Durante la etapa neonatal es una condición relativamente muy frecuente (65 al 90%) que se resuelve de forma espontánea durante el primer mes de vida, pero en ocasiones, puede persistir o incluso reaparecer en los primeros meses, que generalmente no se asocia con alguna secuela en especial o afectación a su crecimiento y/o desarrollo. Por lo general no persiste después del primer año de vida.
En la edad puberal la prevalencia tiene amplia variedad (4-69%) en estudios realizados en adolescentes entre los 10-19 años considerando, además. un probable infra diagnóstico asociado a factores psicológicos y a su buen pronóstico evolutivo. Suele aparecer en forma más habitual entre los 12 a 13 años y de 6 – 12 meses después del inicio de la pubertad. La referencia de antecedentes familiares similares es frecuente. Durante esa etapa habrá de considerar, también: los frecuentes sentimientos de vergüenza y baja autoestima, que se forman a partir de ese cambio en el aspecto físico, que justifica todos los esfuerzos necesarios para poder ofrecer apoyo emocional y una atención apropiada en el ambiente familiar y evaluación médica en forma integral, a fin de descartar algunas posible condición que asocie esta patología. Suele desaparecer en los siguientes seis meses. En la etapa adulta suele aparecer a partir de los 65 años y muy frecuente se encuentra asociado a condiciones de deficiencia funcional variada.
Para el desarrollo de esta condición tiene mucha influencia la pérdida del equilibrio entre las hormonas masculinas (andrógenos) y las hormonas femeninas (estrógenos), tomando en cuenta que el tejido mamario tiene receptores específicos para estas hormonas, cuya estimulación generan efectos contrarios. Los estrógenos estimulan la proliferación de la glándula mamaria, mientras los andrógenos inhiben el crecimiento y la diferenciación de la glándula mamaria. La ginecomastia se manifiesta ante una deficiencia relativa de andrógenos o un exceso relativo de estrógenos, que pueden presentarse de forma transitoria tanto en la etapa de recién nacido como durante el inicio del desarrollo puberal, dando así condición al desarrollo de la ginecomastia.
Su presencia en el varón durante esas etapas permite considerar su evolución como transitoria, para comprobar su normalidad durante el periodo de seis meses a máximo un año. Solo hasta en un 25% de las ocasiones, la condición puede estar relacionada a algunas enfermedades específicas donde habrá que descartar alteraciones hormonales, alteraciones nutricionales, tumores y enfermedad renal. Por influencia de medicamentos que modifican la funcionalidad del equilibrio hormonal, se considera hasta un 15%.
La ginecomastia neonatal se establece ante una cantidad mayor de estrógenos a partir de la circulación materna y de una mayor cantidad formada en la placenta. Su aparición se hace más evidente a partir de las primeras tres semanas de vida. Su resolución es espontánea notando una remisión completa en un tiempo menor de dos años, por lo que no se justifica efectuar pruebas complementarias y mucho menos adoptar tratamientos específicos. Puede asociar en ocasiones la liberación de material lácteo escaso, que por su color blanquecino, puede llegar a ser confundido como material purulento y en forma lamentable -por ignorancia de este cuadro- es posible que algunos médicos realicen presión traumática para su expulsión y en algunas ocasiones, hasta pueden recurrir a la extirpación quirúrgica, con el inconveniente que por este procedimiento llegan a eliminar la glándula mamaria, que durante la adolescencia -en las mujeres- se hará evidente al no manifestar crecimiento mamario de la parte resecada.
Cuando se presenta crecimiento mamario antes de la etapa puberal de forma uní o bilateral, es conveniente solicitar la valoración del pediatra o endocrinólogo pediatra, a fin de descartar una alteración hormonal de riesgo para su desarrollo (pubertad precoz).
La ginecomastia de aparición puberal se manifiesta en forma de una masa firme, concéntrica de consistencia gomosa por debajo del pezón. Generalmente es de predominio bilateral (75%), habitualmente con un tamaño menor de 4 cm de diámetro. Puede no tener manifestaciones anormales en la región afectada o en otra parte del cuerpo, y en algunas ocasiones, puede ser referido con asociación de molestia ligera con la presión o el roce. Solo cuando se acompaña de eliminación adicional de flujo por pezón, cambios inflamatorios de la piel superficial o crecimiento fuera del pezón, será necesario considerar la evaluación médica para descartar alguna enfermedad en particular. El crecimiento generalmente es autolimitado. Se nota resolución espontánea en un 75 y 90% a los 2 y los 3 años, respectivamente, quedando un 10% de los casos en los que persiste a los 20 años y muy frecuentemente relacionado a factor nutricional.
La realización de estudios complementarios para esta alteración, no están indicados por lo general, a reserva de circunstancias muy especiales, como: un tamaño mayor de 4 cm de diámetro, evolución rápida y progresiva, eliminación de flujo por pezón, virilización escasa y/o pubertad detenida, crecimiento acelerado corporal con genitales pequeños, presencia de bocio, anormalidades o crecimientos en los testículos o abdomen. Cuando estos factores no están presentes se podrá justificar una actitud conservadora y vigilar su evolución médica en intervalos de cada 4 a 6 meses.
Es muy importante la evaluación de la ginecomastia cuando se presenta fuera de la etapa puberal, ya que puede estar asociada a enfermedades específicas a nivel de la función hormonal, como pueden ser alteraciones o tumores productores de hormonas específicas o el empleo de algunos medicamentos que pueden perpetuar la duración del cuadro al no suspender en su administración. Por otra parte, también puede ser una manifestación inicial de algunas enfermedades orgánicas o de alteración nutricional.
Cuando el familiar tiene preocupación en especial que este cuadro puede corresponder a un cáncer de mama en el varón, se le informa que esta condición es rara, pero que, si existen factores de riesgo, como: que el afectado tenga alteraciones corporales que hagan considerar el síndrome de Klinefelter (talla alta con extremidades inferiores largas, genitales pequeños), antecedente de irradiación toráxica y/o de familiares con cáncer mamario. Los transgénicos no tienen riesgo elevado para cáncer de mama.
Siempre es conveniente la revisión médica de esta alteración, pero en importancia mayor cuando asociado al crecimiento mamario, no se aprecien datos de virilización normal de la etapa puberal o cuando existan otras alteraciones que hagan suponer alguna enfermedad sistémica o especifica.
En caso de sospechar ginecomastia en su familiar podrá revisarlo tomando la glándula entre el pulgar y el índice, para valorar si tiene un tamaño mayor de 2cm, ya el médico en su revisión logrará definir si corresponde por consistencia al tejido mamario o solo se trata de grasa corporal asociada, que establece una falsa ginecomastia.
Ante la sospecha de alguna afección orgánica específica, el especialista podrá solicitar estudios de imagen para evaluar órganos particulares (hígado, suprarrenales, testículos, riñón, etc.) así como estudios de laboratorio para determinar la causa y de ser necesario derivar para su atención correspondiente con el subespecialista que corresponda la afección primaria de sospecha… sin descuidar siempre la afección emocional asociada.
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