Comprende
un grupo muy variado de alteraciones respiratorias, originadas por diversas
causas, que en forma común afectan al tejido pulmonar con participación
significativa de un grupo de células identificadas como eosinófilos.
Los eosinófilos son glóbulos blancos con funciones asociadas a la respuesta inmune para proteger de microbios o agentes extraños al organismo, remodelación de tejidos, vigilancia de tumores y el mantenimiento de otras células del sistema inmune. Forman parte de los glóbulos blancos que circulan en la sangre, pero tienen mayor predominio en algunos tejidos corporales como el bazo, ganglios, timo e intestinos. Su incremento se estimula por la liberación de sustancias específicas generadas por otro tipo de células (linfocitos y células linfoides) ante la presencia de algunos parásitos, sustancias alergénicas o enfermedades específicas de algunos órganos o tejido tumoral.
En forma habitual su cantidad circulante en la sangre no supera los 500 por microlitro (millonésima parte de un litro). Puede existir daño en algunos tejidos cuando el recuento es mayor de 1500, pero no necesariamente este valor elevado lo determina. La lesión se produce por alterar la integridad de las células del tejido y sus nervios, contracción del músculo liso, afección a la función de plaquetas, estimulación inflamatoria, remodelado de tejidos y formación de tejidos endurecidos (fibrosis). Los órganos más comúnmente afectados incluyen la piel, vías respiratorias, tejido gastrointestinal y en ocasiones sistema nervioso y cardiaco.
En forma inicial, se le describió asociado con el paso de algunos parásitos por el tejido pulmonar, pero la existencia de alteraciones similares sin presencia de parásitos ha definido su mecanismo alternativo que es dependiente de la estimulación por las células de linfocitos para liberar sus factores que activan el incremento y migración de los eosinófilos al tejido pulmonar. Sus causas pueden ser muy variadas y la valoración del médico con empleo de auxiliares de diagnóstico pueden definirlo de forma específica, pero en general pueden incluir diferentes tipos de tumores o cánceres, parásitos y otras infecciones, problemas alérgicos, reacciones a medicamentos, autoinmunidad, hormonal y/o toxinas.
La eosinofilia pulmonar se identifica por: alteraciones respiratorias bajas (de origen pulmonar) asociado -en forma estricta-, con incremento en la cantidad de eosinófilos en sangre periférica, alteraciones de imágenes pulmonares, aumento de eosinófilos en lavado broncoalveolar (por estudio endoscópico) e incremento de los eosinófilos en el tejido pulmonar (por biopsia) que en mayoría de condiciones prácticas es difícil realizar.
En consideración a su causa, las manifestaciones y el comportamiento de la enfermedad puede ser variable y presentar afección en poblaciones con características particulares. Señalando en especial, que en la población infantil puede ser confundida con cuadros infecciosos respiratorios superiores, cuadros de asma, tuberculosis y en otras ocasiones, su recurrencia solo es tratada con medicamentos sintomáticos ante repetidas fiebres, accesos de tos crónica, dificultad respiratoria sin notar los familiares mejoría evidente y con ello, llevar manejos variados y cambios variados de atención médica especializada, con riesgo en la afectación al desarrollo físico y función respiratoria a largo plazo.
Algunos parásitos pueden causar eosinofilia pulmonar por su paso en su ciclo biológico por los pulmones, como los áscaris (lombriz común) y con menor probabilidad: anquilostoma y estrongiloides. Las larvas infectantes llegan a los pulmones a través del torrente sanguíneo, penetran los alveolos, maduran y ascienden por las vías respiratorias antes de descender por el tubo digestivo hasta el intestino delgado. Los pacientes a partir del día 10-16 de la ingesta de los huevos del parásito, se quejan con mayor frecuencia de malestar general, fiebre, una tos irritante e improductiva (sin flema o moco), molestias en el pecho de tipo quemante que se agrava con la tos o respiración profunda. Pueden tener fatiga durante la respiración, silbidos respiratorios y en ocasiones eliminación de material mucoso por la tos con algunas estrías de sangre. La radiografía, puede mostrar opacidades redondeadas u ovaladas variadas en tamaño en ambos pulmones. Esas opacidades suelen ser migratorias y en general, desaparecen en forma espontanea y completamente después de varias semanas.
Otros parásitos pueden producir eosinofilia pulmonar por invasión directa del tejido pulmonar, al no tener solo paso transitorio por este tejido, como los cisticercos, equinococos y trematodos (paragonimiasis). Los síntomas respiratorios incluyen tos, fiebre, dificultad respiratoria, fatiga a pequeños o medianos esfuerzos, mal estado general y por su evolución es posible notar existencia de derrames pleurales y lesiones variadas en el tejido respiratorio. La causa específica se sospecha por la imagen de radiografía y se confirma con estudio de laboratorio especiales.
Esta enfermedad se puede producir también en la siembra por la sangre de forma intensa a los pulmones de larvas o huevos de gusanos, como sucede en el contagio de gusanos del perro o gato, larva migrans. Se sospecha de triquinela cuando además de las alteraciones respiratorias, el niño manifiesta inflamación ocular y dolor muscular. En estos cuadros el estudio de laboratorio específico es positivo después de 8 semanas de iniciada la infección. Los cambios pulmonares se aprecian mejor en estudio de tomografía, con presencia de nodulaciones y en ocasiones opacidades cuando la causa son los esquistosomas. Otra causa factible son los estrongiloides.
En algunas regiones tropicales hay infección por parásitos especiales (filarias) que se transmiten por picaduras de mosquitos y se mueven por debajo de la piel, causan fiebre, dificultad para respirar, silbidos respiratorios, fatiga y tos.
Fuera ya de los parásitos, algunos hongos pueden producir este tipo de alteración como el hongo de coccidioides, que en muchas ocasiones se puede confundir con una neumonía de adquisición comunitaria que se atiende en medio hospitalario y no tiene respuesta favorable con empleo de esquema de antibióticos. El virus COVID también puede causar este tipo de alteración.
Medicamentos y toxinas. Se ha informado eosinofilia pulmonar después de la ingestión o inhalación de una variedad de medicamentos y toxinas Es muy importante establecer estas causas, ya que muchos casos se resolverán con la retirada del agente agresor. Las manifestaciones de esta afección, por medicamentos puede incluir: tos crónica con o sin fatiga respiratoria, fiebre, neumonía y/o alteraciones generales, como: erupción de la piel, inflamación de la cara, crecimiento de ganglios que debe sospecharse en especial por el antecedente de su ingesta de dos a seis semanas antes del inicio de la enfermedad.
Entre los medicamentos más comunes para este cuadro se incluyen los antiinflamatorios no esteroides, nitrofurantoina, anticonvulsivantes, antidepresivos, antihipertensivos, sulfas, medios de contraste radiográficos, metotrexato, alopurinol y amiodarona.
Como toxinas factibles se señalan: silicato de aluminio, trabajadores de la uva expuestos al sulfito, picaduras de escorpión, inhalación de heroína, crack, cocaína o marihuana, inhalación de productos químicos orgánicos durante la fabricación de caucho, polvo o humo como en la exposición a fuegos artificiales, extinción de incendios, tabaquismo, aceite tóxico (aceite de colza contaminado con anilina), ingesta de L-triptófano.
Otra forma que no se conoce su causa (idiopática) se identifica por ser una enfermedad febril aguda de menos de siete días de duración, caracterizada por tos no productiva, fatiga respiratoria y una variedad de cambios radiográficos inespecíficos, con incremento de eosinófilos en algún momento de su evolución.
…ante esto, es mejor que ante una evolución prolongada o recurrente de problemas respiratorios, se cuente con valoración por el especialista en neumología pediátrica.
Los eosinófilos son glóbulos blancos con funciones asociadas a la respuesta inmune para proteger de microbios o agentes extraños al organismo, remodelación de tejidos, vigilancia de tumores y el mantenimiento de otras células del sistema inmune. Forman parte de los glóbulos blancos que circulan en la sangre, pero tienen mayor predominio en algunos tejidos corporales como el bazo, ganglios, timo e intestinos. Su incremento se estimula por la liberación de sustancias específicas generadas por otro tipo de células (linfocitos y células linfoides) ante la presencia de algunos parásitos, sustancias alergénicas o enfermedades específicas de algunos órganos o tejido tumoral.
En forma habitual su cantidad circulante en la sangre no supera los 500 por microlitro (millonésima parte de un litro). Puede existir daño en algunos tejidos cuando el recuento es mayor de 1500, pero no necesariamente este valor elevado lo determina. La lesión se produce por alterar la integridad de las células del tejido y sus nervios, contracción del músculo liso, afección a la función de plaquetas, estimulación inflamatoria, remodelado de tejidos y formación de tejidos endurecidos (fibrosis). Los órganos más comúnmente afectados incluyen la piel, vías respiratorias, tejido gastrointestinal y en ocasiones sistema nervioso y cardiaco.
En forma inicial, se le describió asociado con el paso de algunos parásitos por el tejido pulmonar, pero la existencia de alteraciones similares sin presencia de parásitos ha definido su mecanismo alternativo que es dependiente de la estimulación por las células de linfocitos para liberar sus factores que activan el incremento y migración de los eosinófilos al tejido pulmonar. Sus causas pueden ser muy variadas y la valoración del médico con empleo de auxiliares de diagnóstico pueden definirlo de forma específica, pero en general pueden incluir diferentes tipos de tumores o cánceres, parásitos y otras infecciones, problemas alérgicos, reacciones a medicamentos, autoinmunidad, hormonal y/o toxinas.
La eosinofilia pulmonar se identifica por: alteraciones respiratorias bajas (de origen pulmonar) asociado -en forma estricta-, con incremento en la cantidad de eosinófilos en sangre periférica, alteraciones de imágenes pulmonares, aumento de eosinófilos en lavado broncoalveolar (por estudio endoscópico) e incremento de los eosinófilos en el tejido pulmonar (por biopsia) que en mayoría de condiciones prácticas es difícil realizar.
En consideración a su causa, las manifestaciones y el comportamiento de la enfermedad puede ser variable y presentar afección en poblaciones con características particulares. Señalando en especial, que en la población infantil puede ser confundida con cuadros infecciosos respiratorios superiores, cuadros de asma, tuberculosis y en otras ocasiones, su recurrencia solo es tratada con medicamentos sintomáticos ante repetidas fiebres, accesos de tos crónica, dificultad respiratoria sin notar los familiares mejoría evidente y con ello, llevar manejos variados y cambios variados de atención médica especializada, con riesgo en la afectación al desarrollo físico y función respiratoria a largo plazo.
Algunos parásitos pueden causar eosinofilia pulmonar por su paso en su ciclo biológico por los pulmones, como los áscaris (lombriz común) y con menor probabilidad: anquilostoma y estrongiloides. Las larvas infectantes llegan a los pulmones a través del torrente sanguíneo, penetran los alveolos, maduran y ascienden por las vías respiratorias antes de descender por el tubo digestivo hasta el intestino delgado. Los pacientes a partir del día 10-16 de la ingesta de los huevos del parásito, se quejan con mayor frecuencia de malestar general, fiebre, una tos irritante e improductiva (sin flema o moco), molestias en el pecho de tipo quemante que se agrava con la tos o respiración profunda. Pueden tener fatiga durante la respiración, silbidos respiratorios y en ocasiones eliminación de material mucoso por la tos con algunas estrías de sangre. La radiografía, puede mostrar opacidades redondeadas u ovaladas variadas en tamaño en ambos pulmones. Esas opacidades suelen ser migratorias y en general, desaparecen en forma espontanea y completamente después de varias semanas.
Otros parásitos pueden producir eosinofilia pulmonar por invasión directa del tejido pulmonar, al no tener solo paso transitorio por este tejido, como los cisticercos, equinococos y trematodos (paragonimiasis). Los síntomas respiratorios incluyen tos, fiebre, dificultad respiratoria, fatiga a pequeños o medianos esfuerzos, mal estado general y por su evolución es posible notar existencia de derrames pleurales y lesiones variadas en el tejido respiratorio. La causa específica se sospecha por la imagen de radiografía y se confirma con estudio de laboratorio especiales.
Esta enfermedad se puede producir también en la siembra por la sangre de forma intensa a los pulmones de larvas o huevos de gusanos, como sucede en el contagio de gusanos del perro o gato, larva migrans. Se sospecha de triquinela cuando además de las alteraciones respiratorias, el niño manifiesta inflamación ocular y dolor muscular. En estos cuadros el estudio de laboratorio específico es positivo después de 8 semanas de iniciada la infección. Los cambios pulmonares se aprecian mejor en estudio de tomografía, con presencia de nodulaciones y en ocasiones opacidades cuando la causa son los esquistosomas. Otra causa factible son los estrongiloides.
En algunas regiones tropicales hay infección por parásitos especiales (filarias) que se transmiten por picaduras de mosquitos y se mueven por debajo de la piel, causan fiebre, dificultad para respirar, silbidos respiratorios, fatiga y tos.
Fuera ya de los parásitos, algunos hongos pueden producir este tipo de alteración como el hongo de coccidioides, que en muchas ocasiones se puede confundir con una neumonía de adquisición comunitaria que se atiende en medio hospitalario y no tiene respuesta favorable con empleo de esquema de antibióticos. El virus COVID también puede causar este tipo de alteración.
Medicamentos y toxinas. Se ha informado eosinofilia pulmonar después de la ingestión o inhalación de una variedad de medicamentos y toxinas Es muy importante establecer estas causas, ya que muchos casos se resolverán con la retirada del agente agresor. Las manifestaciones de esta afección, por medicamentos puede incluir: tos crónica con o sin fatiga respiratoria, fiebre, neumonía y/o alteraciones generales, como: erupción de la piel, inflamación de la cara, crecimiento de ganglios que debe sospecharse en especial por el antecedente de su ingesta de dos a seis semanas antes del inicio de la enfermedad.
Entre los medicamentos más comunes para este cuadro se incluyen los antiinflamatorios no esteroides, nitrofurantoina, anticonvulsivantes, antidepresivos, antihipertensivos, sulfas, medios de contraste radiográficos, metotrexato, alopurinol y amiodarona.
Como toxinas factibles se señalan: silicato de aluminio, trabajadores de la uva expuestos al sulfito, picaduras de escorpión, inhalación de heroína, crack, cocaína o marihuana, inhalación de productos químicos orgánicos durante la fabricación de caucho, polvo o humo como en la exposición a fuegos artificiales, extinción de incendios, tabaquismo, aceite tóxico (aceite de colza contaminado con anilina), ingesta de L-triptófano.
Otra forma que no se conoce su causa (idiopática) se identifica por ser una enfermedad febril aguda de menos de siete días de duración, caracterizada por tos no productiva, fatiga respiratoria y una variedad de cambios radiográficos inespecíficos, con incremento de eosinófilos en algún momento de su evolución.
…ante esto, es mejor que ante una evolución prolongada o recurrente de problemas respiratorios, se cuente con valoración por el especialista en neumología pediátrica.
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