El accidente se
define como el acontecimiento fortuito, generalmente dañino e independiente de
la voluntad humana, no prevista ni por el sujeto afectado ni por aquellas
personas que se encuentran a su cargo, que aparece de forma súbita y rápida,
causando la aparición de lesiones orgánicas o trastornos mentales secundarios a
su efecto, con variedad de intensidad
que pueden incluso ocasionar la muerte del afectado.
En los países de
América Latina y el Caribe, los accidentes son la causa de casi el diez por
ciento del total de muertes. En los niños menores de 14 años existen registros
que establecen hasta cincuenta mil defunciones anuales por accidentes y
violencia.
Los accidentes
en el hogar se presentan tanto en la vivienda propiamente dicha como en zonas
relacionadas al mismo, por ejemplo: el jardín o la cochera.
Dentro del hogar
en donde convive y se desarrolla una familia, los niños son los que se
encuentran más expuestos a sufrir accidentes inesperados, produciendo grados
variables de daño que requieren de atención médica; en ocasiones, con
recuperación a base de medidas para empleo en el hogar, en otras ocasiones con
hospitalización y en las más delicadas o graves, con realización de alguna
cirugía o atención en unidades de terapia intensiva. Posterior a su
tratamiento, es muy frecuente que exista un daño físico o emocional que deje
limitación orgánica y/o psicológica, para un tiempo prolongado y en ocasiones
para el resto de su vida. Para que un accidente se produzca, participan al
menos tres elementos: persona, objeto y condiciones ambientales
La persona que
sufre el accidente tiene en influencia especial: su edad, sexo, enfermedad
previa, carácter o tipo de personalidad y estado de ánimo.
El objeto con el
que se produce la lesión, se relaciona con su propia naturaleza (por ejemplo
corriente eléctrica de un enchufe), defectos en su diseño, integridad o función
(por ejemplo: mango de un sartén en el exterior de una estufa, estantes mal
fijados).
Las condiciones
ambientales en donde se produce el daño y que incluye objetos específicos,
factores social, económico, cultural y psicológico, pueden influir al individuo
a realizar una acción que predisponga el accidente.
En su actividad
de exploración del entorno, los menores de tres años, son los que se encuentran
más expuestos a presentar estos eventos accidentales; y es probable, que por
mucha atención que le ponga un familiar a un niño, en algún momento de descuido
se puede presentar el accidente. Si la supervisión no puede ser establecida en
forma estricta y constante, se pueden hacer algunas modificaciones a la casa
para evitar o disminuir la posibilidad de accidentes en los niños.
Dentro del hogar
existen variados dispositivos con los que se puede producir un accidente. En
base al accidente que se puede presentar, se hacen a continuación algunas
sugerencias para evitar que se presenten.
Asfixia por
cuerpos extraños. Se deberá evitar que los niños mantengan en el interior de su
boca juguetes u otros objetos pequeños. Evitar el empleo de ropas largas que
puedan causar estrangulamiento al quedar atoradas de alguna parte. Impedir que
los niños muy pequeños duerman en compañía del adulto (riesgo de
aplastamiento), evitar la manipulación de bolsas o plásticos que puedan
introducir dentro de ellas, su cabeza. Evitar que los niños corran llevando
comida o juguetes en el interior de su boca. Evitar comidas abundantes que
puedan causar vómito y ahogamiento secundario, al igual que el empleo del
biberón. Colocar a todos los niños cuando acaban de tomar su leche (materna o
industrial) siempre con el nivel más alto de la cabeza a su abdomen.
Asfixia por
inmersión. No se dejarán cubetas llenas de agua a nivel del suelo, para evitar
que los más pequeños puedan caer en el interior. Al momento de bañar al niño en
una tina o estanque, no dejarlos nunca solos. Cubrir todos los recipientes en
donde se almacene agua como cisternas o estanques. Rodear con una reja
protectora o cubierta especial, todo tipo de albercas o chapoteaderos. No dejar
a los niños solos en las albercas, a pesar de que suponga que el niño es un
experto nadador.
Caídas. Asegurar
con las cintas de sujeción a todo bebé en su silla correspondiente, al momento
de colocarlo en ese dispositivo, para evitar que al tomar la silla se caiga el
niño. Nunca dejar solo a un niño en su cuna o cama, ya que puede rodar o
desplazarse y caer por alguno de sus bordes. Asegurar que no haya juguetes u
obstáculos en los peldaños de escaleras. Colocar en escalera, pasamanos a la
altura adecuada de los niños. A todas las ventanas con altura menor o igual de
metro y medio, de preferencia, colocar protecciones para evitar saltar a través
de ellas. No colocar macetas, esculturas o adornos junto a las ventanas o
balcones. Evitar que los niños trepen y/o salten entre muebles o que se
mantengan en un pie encima de ellos. Evitar que haya líquido o aceite derramado
en los pisos; y de preferencia, mantenerlos secos en forma constante, además de
aplicar algunas tiras antiderrapante o tapetes en superficies lisas o losas del
baño. Mantener un tapete en el interior de la tina de baño para evitar que se
resbale. Emplear zapatos de tamaño adecuado y mantener sus agujetas bien
sujetas. Evitar que utilicen escaleras de mano y verificar que la escalera
tenga integridad adecuada. No utilizar muebles para alcanzar un objeto alto, de
preferencia emplear una escalera de tijera en buen estado y en toda escalera
evitar que más de una persona suba a la vez.
Quemaduras. Al
momento de bañar al niño, comprobar la temperatura del agua de preferencia con
un termómetro para evitar temperaturas mayores de 39 grados, antes de
introducirlos en la tina correspondiente. No dejar cubetas con agua caliente a
nivel del suelo o en alguna parte donde se le pueda vaciar al niño. Evitar que
los mangos de las cacerolas, sartenes y ollas sobresalgan del borde de la
estufa, de preferencia se colocarán en las parrillas del fondo de la estufa.
Alejar siempre que sea posible al niño de la cocina o del cuarto de planchado.
Impedir que los niños jueguen con velas, cuetes o encendedores. Evitar empleo
de lupas de cristal. Proteger chimeneas.
Electrocución.
Procurar tener la instalación eléctrica con conexión a tierra para evitar
sobrecargas. Evitar que los niños o adolescentes abran televisiones de modelos
antiguos por riesgo de descarga con el tubo de la pantalla. Mantener todos los
enchufes eléctricos en posición baja de la pared protegidos con tapas plásticas
especiales. No darles acceso a jugar con baterías que pueden tragarse y
producir quemadura intestinal. Evitar cables de instalación eléctrica expuesta.
Evitar empleo de extensiones o enchufes múltiples. No utilizar artículos
eléctricos mientras se encuentre descalzo o dentro del baño.
Intoxicaciones.
Guardar todos los medicamentos de cada miembro de la familia en gabinetes altos
y con llave, para evitar que tengan acceso los niños a probarlos. No dejar
productos de limpieza al alcance de los niños y tampoco guardar sustancias de
riesgo en recipientes de refrescos. Evitar el empleo de insecticidas, raticidas
o productos de jardinería en forma de sprays o polvos, que queden expuestos en
zonas de acceso a los niños. Evitar la presencia de los niños en habitaciones
con aplicación reciente de pintura de aceite, muebles barnizados con olor
intenso. Evitar el empleo de calentadores en el interior del baño o en espacios
cerrados. No emplear estufas y braseros en habitaciones de mala ventilación y
en especial en las recámaras. Cerrar por las noches las llaves de paso del gas.
No almacenar medicamentos para poder emplear posteriormente.
Armas de fuego.
Se deberán mantener descargadas, bajo llave y su manipulación nunca se
efectuará delante de un niño. Se deben manejar siempre como si estuvieran
cargadas y nunca apuntar con ellas a alguien.
Tome en
consideración que la oportunidad para evitar el accidente, se presenta al
momento de llegar a considerar su posibilidad. La diferencia radica solo en
actuar en ese momento… o mostrar indiferencia y aceptar las consecuencias… nada
será igual.