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Cuidados en niños epilépticos

 

Tomando en cuenta que la epilepsia es una alteración que puede llegar a manifestar hasta el 1% de toda la población infantil, conviene señalar algunas recomendaciones para poder apoyar y cuidar de forma conveniente a quienes la padecen.
Por definición se considera que la epilepsia es una manifestación súbita de una actividad cerebral excesiva, anormal y/o no coordinada, que se manifiesta por movimientos o comportamiento involuntario en diferentes formas, siendo la más habitual la que se conoce como gran mal, caracterizada por aura o grito, pérdida de equilibrio con cambios en comportamiento muscular manifestando contracciones y relajaciones repetitivas, generalizadas, mirada fija con desviación ocular, salivación y/o sudoración excesiva, emisión urinaria o incontinencia fecal, seguido de somnolencia o sueño y recuperación de reactividad. En otros tipos las manifestaciones corporales pueden variar, pero asocian en común, la desconexión de la consciencia, exponiéndose así a diferentes riesgos.
Como requisitos para establecer su definición de epilepsia, no deberá de ser provocada o refleja por alguna causa específica y tener recurrencia en un plazo mayor de 24 horas; o bien, tratarse de una sola crisis no provocada con riesgo de recurrencia y, por último, cuando el médico por sus características defina un grupo de signos y síntomas (síndrome) asociado con algún tipo particular de epilepsia.
Suele causar incertidumbre y temor ante los familiares o personas que son testigos de un evento convulsivo en niños o adolescentes, ya que esta alteración condiciona que caiga y tiemble o se contorsione con violencia. O tal vez el niño pierda súbitamente la capacidad de reacción durante un episodio en el que queda como en trance, mirando a un punto fijo. En la mayoría de las ocasiones, su duración no rebasa más de los cinco minutos con recuperación favorable, por lo que no se considera a nivel médico, como urgencia al no comprometer funciones vitales o poder condicionar descompensación orgánica en su evolución inmediata, debiendo de justificar su consulta médica normal.
Ante un paciente con evento convulsivo, si no está seguro de que se trate de una convulsión, tóquelo suavemente y llámelo por su nombre en voz alta para intentar captar su atención. Permanezca junto al niño, ¡no lo deje solo! Acuéstelo sobre el piso y póngalo de lado, esto evitará que se asfixie si vomitara. Asegúrese de que no haya objetos filosos o duros en las cercanías. No intente restringir ni sujetar a un niño durante la convulsión. No le ponga nada en la boca, ni un trapo u otro objeto. Muchos niños aprietan los dientes durante una convulsión; puede que lo muerda o que el niño se lastime. Revise su reloj intentando medir el tiempo que dura la convulsión.
Se debe considerar meritorio de atención médica de urgencias o llamar a un servicio de paramédicos, solo: si es la primera convulsión del afectado. Si la convulsión dura más de 5 minutos. Si está teniendo una convulsión tras otra y no vuelve a la normalidad entre una y otra. Si no se despierta después de la convulsión. Si se lastima alguna parte del cuerpo durante la misma. Si le cuesta trabajo respirar. Si la convulsión ocurre en el agua o si el afectado tiene diabetes u otra afección crónica o potencialmente mortal.
Hay ciertas medidas básicas que los padres y/o familiares puede hacer para cerciorarse de que un niño está seguro en una variedad de circunstancias. Enséñeles a los miembros de la familia y a sus amigos los primeros auxilios adecuados para tratar las crisis convulsivas. Informe a la familia y a los amigos cuándo deben llamar para pedir ayuda (es decir, cuando la crisis convulsiva de su niño se considera una emergencia). Asegúrese de que el niño tenga puesto un brazalete o pulsera de alerta médica que contenga información sobre la clase de epilepsia o enfermedad adicional que sufre. Cerciórese de que toma su medicamento a sus horas establecidas, todos los días, esto es sumamente importante para reducir la posibilidad de las crisis convulsivas. Compruebe de que el niño duerme lo suficiente, no dormir suficiente puede conllevar a más crisis convulsivas. Considere el uso de un casco de uso diario, por si sufre de crisis convulsivas que causan caídas frecuentes.
Con la finalidad de poder evitar lesiones dentro del hogar, se recomienda: colocar material acolchado para cubrir las esquinas puntiagudas, como aquellas de las mesas y mostradores. Evite usar mesas de cristal/vidrio. Ponga a dormir al niño en una cama no muy alta (cercana al piso). Utilice alfombras que no se deslice y evite usar tapetes pequeños y sueltos.​ Cerciórese de que todo equipo para cortar, podar, picar, tajar y taladrar se almacene en un lugar especial bajo llave. Compruebe de que el equipo eléctrico o de gas (cortacéspedes, podadoras, etc.) tenga un interruptor automático para apagar (que deje de funcionar cuando deja de sostenerlo).
Cuando la epilepsia incluya alteración de su reactividad mientras el niño o adolescente se desplaza, pueden considerarse como medidas adicionales: Cerrar con llave las puertas que conducen a la calle. Considerar la instalación de alarmas en las puertas para alertarlo en caso de que abran la puerta. Si se trata de un niño grande y tiene que quedarse solo en casa, asegúrese de que un vecino o un amigo tenga la llave de la casa para que este pendiente del niño. Instale una puerta o barrera con llave en la parte de superior de las escaleras. Alfombre las escaleras y la parte de abajo de las escaleras para reducir lesiones causadas por caídas o resbalones.
Por riesgo ante las fuentes de calor, se debe considerar: permitir el uso el microondas para cocinar (es lo más seguro). Si el paciente necesita utilizar la estufa, cerciórese de que use la hornilla trasera. Las estufas eléctricas son menos riesgosas que la de llamas. Evite servir alimentos calientes directamente de la estufa a los platos. Cerciórese de que los vasos o tazas con líquidos calientes, como chocolate caliente, tengan tapas para evitar quemaduras si se riegan. Tenga cuidado con los secadores de cabello, planchas de rizado y de la ropa y con llamas expuestas (chimeneas, hogueras, fogatas, velas) ya que pueden ser peligrosas y necesita tomar precaución adicional. El agua caliente puede causar quemaduras, así que fije la temperatura máxima del agua caliente en su casa a 39gc. Considere instalar protectores para chimeneas expuestas, estufas de madera y radiadores. No permita fumar a nadie en su casa. No permita que su niño utilice o juegue con fósforos.
El agua en casa o fuera de ella, también puede ser un factor de riesgo para tomar en cuenta. El afectado debe bañarse bajo regadera en lugar de emplear tinas y en caso de emplearla, mantenga el nivel del agua muy bajo (poco profundo). Lo ideal sería que usted lo acompañe mientras se baña en la bañera. Mantenga la puerta del baño sin llave. Utilice una puerta de seguridad de plástico o una cortina como puerta para la ducha. Así mismo, utilice vidrio de seguridad para los espejos. Cerciórese de que use un chaleco salvavidas cuando nade en un agua de superficie grande para asegurarse de que permanece siempre sobre la superficie del agua. Cerciórese de que su niño siempre esté vigilado mientras está en una piscina, jacuzzi, piscina inflable, piscina para niños, etc.
Las reglas de seguridad también se aplican a los patines de rueda, patines en línea, monopatines (cualquier cosa que tenga ruedas). Los cascos protectores son esenciales para proteger a un niño de lesiones al cuero cabelludo y del cerebro, así como de lesiones faciales en caso de que ocurra una crisis convulsiva. No es permitido conducir cuando las convulsiones no son controladas. Los deportes de contacto pueden incluso ser aceptables para algunos niños con crisis convulsivas, ya que no existe evidencia de que induzcan ataques. La natación, deportes del agua, escalar rocas con arnés, montar a caballo y hacer gimnasia también pueden ser seguros para los niños que sufren de crisis. Toda actividad deportiva puede ser practicada cuando el control de la epilepsia es adecuado y se tenga supervisión continua… motive su independencia con el tiempo.