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De los juegos... su futuro

 

Más que una simple oportunidad para la diversión, el juego es una condición seria en lo que respecta a la salud y el desarrollo de los niños. Las muchas formas de jugar enriquecen el cerebro, el cuerpo y la vida social del niño de forma muy importante.

El ser humano experimenta el proceso natural de crecer, desarrollarse y madurar; y en este ciclo, el juego se manifiesta como una acción libre y espontánea, que absorbe en su totalidad al jugador; el sentido lúdico se constituye en factor de equilibrio psicológico, físico y social, logra motivaciones y encantos intrínsecos que se constituyen como elementos esenciales para el crecimiento individual, colectivo y social.

El jugar con ambos padres y otros niños es fundamental para formar mejores cerebros, cuerpos y vínculos sociales que prosperen; todas estas cosas son importantes en el mundo actual. La investigación muestra que jugar puede mejorar las capacidades de los niños para planificar, organizar, llevarse bien con los demás y regular sus emociones. Además, el juego ayuda con el lenguaje, las artes, tecnología, destrezas matemáticas y sociales e incluso ayuda a los niños a sobrellevar el estrés.

Por el juego, el niño conoce su cuerpo, estimula la curiosidad y sus inteligencias, descubre y desarrolla sus sentidos; descubren las propiedades y la naturaleza de los objetos; adquieren las nociones de tiempo y espacio; desarrollan la coordinación; establecen vínculos y se comunican con otras personas, aprenden a desarrollar el sentido de la tolerancia y la frustración ante situaciones generales de la vida cotidiana. Así mismo, el juego también constituye un medio de diversión y abstracción de la misma realidad. El juego no atiende únicamente a la diversión y el goce, sino que, además, estimula el desarrollo de la personalidad y, con ella, la capacidad de socialización. También con él se establecen las condiciones para el inicio de relaciones con la realidad social, que corresponde afrontar en otras etapas de la vida.

Desafortunadamente los tiempos actuales, con el desarrollo tecnológico y la restricción de la convivencia, ha influido a modificar el desempeño de juegos en los niños y, por otra parte, los prototipos sobresalientes (ídolos) en los diferentes deportes, motiva a los padres forzar a sus hijos en algún tipo de juego, exigiendo que destaquen desde edades tempranas, pero sin la orientación apropiada de acuerdo con su edad, causan frustración y disminución de su autoestima con pérdida del goce y motivación a sus juegos.

En sus diferentes etapas, cada niño requiere de juegos con características particulares a fin de ayudarlos a desarrollar mejor sus capacidades potenciales, que permitan un progreso armónico de sus diferentes habilidades físicas, intelectuales y emocionales. Se debe contar con un adulto con disponibilidad conveniente para ser guía o educador en cada etapa, que podrá aplicar como alternativas básicas las siguientes sugerencias:

Del nacimiento a los seis meses, el aprendizaje divertido puede comenzar con la primera sonrisa del bebé. Responder con una sonrisa suya es una manera de jugar que, además, enseña al bebé una habilidad socioemocional fundamental como el llamar la atención. Trate de mantener una conversación con el bebé, imitando sus sonidos de balbuceo, muestre juguetes u objetos de colores atractivos que pueda él tomar y explorar con su boca, experimentando texturas nuevas. Colóquelo en diferentes posturas para que pueda tener visiones variadas de los objetos que lo rodean.

De los siete a los doce meses, conceda que pueda gatear o desplazarse en superficies seguras; permita que pueda tomar objetos con sus manos para que pueda conocer su efecto al soltar o aventar mostrando usted alguna reacción corporal o facial que le llame su atención. Suele interesarse en la imagen que pueda ofrecer el espejo de su propio cuerpo y/o cara. Se entretienen también en forma aceptable con objetos o caras que pueden ser cubiertos para desaparecer por un rato de su vista y luego volver a aparecer.

De uno a tres años, en caso de tener que requerir de guarderías busque las que ofrezcan en especial tiempos de juegos donde solo les proporcionen los elementos de juego para que ellos lo manipulen en forma espontánea (juegos no estructurados); con ellos, los niños toman su propia iniciativa y siguen su propia curiosidad relacionando así. una estimulación de alta calidad. En casa, ofrezca una diversidad de objetos cotidianos que no representen un riesgo con los que ellos puedan mostrar interés particular, tomando en cuenta que lo significativo en estos juegos para ellos, se define por el interés o actitudes que logran en los educadores o guías (unas cajas de cartón pueden ser más atractivas que sofisticados juguetes electrónicos). Iniciar control corporal para actividades artísticas (plastilina, pintura, música, etc.) armar rompecabezas en cuatro piezas de forma inicial e incrementar de acuerdo con la capacidad que desarrolle.  Permita la oportunidad de poder jugar con otros niños de su misma edad bajo supervisión de los padres o guías. Ayude a explorar las capacidades corporales mediante distintos movimientos como saltar, parar en un pie, caminar de lado. Desarrollar juegos de simulación de actos cotidianos de la casa o laborales (simular tomar agua, regar plantas, curar enfermos). Leer cuentos para que pueda imitar personajes; cantar y jugar con ritmos musicales.

De cuatro a seis años, dar oportunidad que cante o baile, que tenga oportunidad de desarrollar actividades corporales de mayor precisión, representar escenas imaginadas o simular actividades, interactuar la realidad con lo imaginado (ejemplo: actividades domésticas imitadas y reales), interactuar con otros niños para socializar y formar amigos, motivar al desarrollo de destrezas específicas en actividades científicas, artísticas o deportivas para mejorar su coordinación corporal, limitar el tiempo de permanencia con pantallas (tv, celular, etc.) las interacciones sociales y los juegos en tiempo real son mucho mejores para los niños que los medios digitales para aprender. Tratar de identificar el tipo de juego en deportes, artes y/o ciencias que pueda ser de su interés (astronomía, futbol, ajedrez, violín, etc.) y dar apoyo con material básico.

Para el desarrollo del deporte a partir de los juegos, vale la pena señalar que, en el lapso de los cuatro a cinco años, los niños empiezan a procesar las señales y pistas desde el interior de su cerebro y el control periférico del equilibrio en el oído medio (laberinto). por lo que su capacidad para poder desplazarse en distintas direcciones sin caerse, suele ser un proceso difícil y mucho más cuando el familiar o algún entrenador, intentan exigir capacidades adicionales, como: atrapar una pelota, patear, cargar una raqueta, etc. La vista no ha madurado en este grupo de edad y los niños pequeños tienen dificultad para dar seguimiento a un objeto en movimiento y en determinar cuán rápido se acerca hacia ellos. Así el desarrollo de esas habilidades debe efectuarse de forma progresiva generalmente de pie, en movimientos cortos, lentos que permitan atender y desarrollar la coordinación adecuada, con mucha paciencia y tolerancia para evitar frustración y disminución de autoestima que se incrementará, al notar que adquiere la habilidad por estimulación. Los adultos probablemente no entiendan que estas actividades requieren que los niños realmente se esfuercen. Obviamente, dominar estas destrezas básicas es un paso fundamental que los niños deben llevar a cabo antes de seguir adelante.

La inteligencia del control corporal espacial será evidente cuando esta habilidad se desarrolla en forma anticipada y relativamente sencilla, lo que permite poder detectar la posibilidad de un gran talento para estas actividades corporales (deportivas), que pueden justificar un entrenamiento diferente, siempre sin exigencia estrictas que puedan hacer perder el gusto por el juego de los niños y hacer perder su motivación. Al contrario, si desarrolla satisfacción constante hay probabilidad de un gran rendimiento.

El juego es importante para los niños de todas las edades por fomentar el crecimiento y desarrollo corporal sano y además… influir en la definición de su vida futura.