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Destete

Este término en muchas ocasiones, se establece para señalar al abandono radical y total de la lactancia materna en forma brusca, sin que tome en cuenta los múltiples factores que intervienen en el acto humano y natural de alimentar a un hijo con la leche de su madre. Conviene aclarar ante esta idea generalizada, que en realidad el destete debe ser considerado como un proceso gradual que puede emplear semanas o meses, en los que de forma natural o biológica, la madre y su hijo de forma espontánea abandonan este tipo de alimentación.
Las organizaciones internacionales como la UNICEF y la OMS, además de las  sociedades médicas de diferentes países, establecen como adecuado en la vigilancia y atención a los niños para su desarrollo, que se alimenten en especial de forma exclusiva con leche materna durante los primeros seis meses, iniciando luego nutrientes diferentes a la leche humana y que el destete se realice cuando la madre y el niño lo establezcan de forma espontánea, en especial nunca antes de los dos años del niño, en todos los países del mundo y no solo en los países subdesarrollados.
En muchas ocasiones, el aporte de seno materno más allá del primer año de vida del niño, se le considera como la formación de un vínculo anormal entre la madre y su hijo. Sin embargo, en la evolución del ser humano hasta hace menos de cien años y en poblaciones aún no contaminadas por las tendencias culturales modernas, el tiempo de lactancia materna es de tres a cuatro años en promedio, con variaciones entre uno hasta siete años de duración.
Desafortunadamente con la integración de la mujer a la vida laboral, y sin el apoyo legal adecuado para efectuar esta función biológica de forma apropiada por la comunidad en donde se encuentra, es de consecuencia natural que esta situación biológica se haya modificado en nuestras sociedades, y en el mejor de los casos se proporciona hasta el primer año de vida.
También relacionado con la prematuridad del destete, se justifican mitos populares con la participación e influencia de personajes que carecen de bases biológicas o científicas, y solo aluden condiciones tradicionalistas deformadas como: infecciones del seno (mastitis), medicamentos en la madre, enfermedades comunes, labores maternas, existencia de biberones, brote de piezas dentales, temblores, eclipses, etc.
Bajo esos antecedentes, se llega a la incertidumbre habitual: entre el conocido efecto protector de la lactancia y la teórica insuficiencia de la leche materna, para poder satisfacer de forma adecuada, las necesidades de energía y de nutrientes necesarios para el niño mayor del primer año de edad. Así con la incertidumbre de los conocimientos adecuados, e incluso con la opinión de algunos médicos, es muy común que la mayoría de las madres se ven presionadas a destetar a sus hijos más por condiciones sociales que por efectos biológicos.
Adicionalmente, la manera de llevar a cabo este proceso, se nota en forma frecuente que involucra algún tipo de crueldad, cuando se realiza de forma súbita, con la sustitución total de sus tomas previas (de leche materna), por alimentos relacionados con la dieta complementaria, condicionando el llanto del niño,  justificando el “dejarlo llorar” por la condición del clásico “ya se acostumbrará”
La lactancia prolongada, proporciona beneficios para ambos y deberá promoverse ante la circunstancia de poder permitir en el niño: mayor capacidad de protección contra infecciones tempranas, estimulación más adecuada al desarrollo cerebral e inteligencia, disminuir el riesgo de padecer gastritis o cáncer gástrico en la vida adulta, proteger el desarrollo de obesidad y enfermedades metabólicas, disminuir el riesgo de enfermedades alérgicas o inmunológicas, evitar la osteoporosis y tener un mejor desarrollo emocional. Para las madres, se favorece a tener una menor incidencia de cáncer de mama, útero y ovarios, evita padecer osteoporosis durante la menopausia, retrasar el retorno de la fertilidad y puede permitir un espaciamiento adecuado entre los hijos, puede evitar el desarrollo de la artritis reumatoide, en diabéticas puede influir a  menor requerimiento de insulina y además ayuda a regular el peso con mayor facilidad.
Se deberá de tener en cuenta que el destete no es solo un cambio en la alimentación del niño, sino que se trata de un asunto muy serio con una gran repercusión emocional para él y para su madre. El niño está expuesto a experimentar en consecuencia sentimientos negativos de abandono y decepción, al no poder entender el motivo por el cuál, su madre le puede negar algo tan importante para él; y a su vez, la madre podrá experimentar sentimientos de culpa, pérdida o de tristeza por haber tenido que tomar esa actitud tan particular, en la forma de perder esa relación tan íntima con el niño.
En los bebés se establece desde el punto de vista emocional, que cuando sus necesidades primarias se satisfacen a su tiempo debido, cuando el niño las necesita, permiten que sean más independientes, seguros y emocionalmente estables en el futuro. Las lactancias prolongadas se relacionan con niveles menores de ansiedad en los adultos, y ayuda a las transiciones emocionales, además de favorecer a un mejor desarrollo intelectual y del lenguaje.
Así llegamos a la conclusión: que todas las recomendaciones arbitrarias sobre la limitación del tiempo de lactancia materna, que no toman en cuenta los deseos y satisfacciones de la madre y de su hijo, sencillamente quedan como inaceptables.
En forma natural puede haber dos tipos de destete, el que se genera por iniciativa del niño y el que se condiciona por la madre.
En el primer caso, los niños de forma gradual van dejando de tener regularidad en la frecuencia de las tomas, se saltan algunas, y en ocasiones hay días en que toman con menor frecuencia. De forma natural por evolución biológica, las características en la leche pueden cambiar disminuyendo su volumen y aumentando la concentración de sales, que modifican su sabor original y el niño deja de tener interés en este tipo de líquido, para tomar otros. Lo anterior es más evidente al momento de tener un nuevo embarazo la madre. En el caso particular que aun quisiera seguirse alimentando durante el embarazo, se deberá atender mejor el aspecto nutricional de la madre, para evitar deficiencia en su composición corporal y desarrollo del nuevo ser.
Cuando corresponde a iniciativas de la madre, se sugiere que intente planearlo de forma adecuada y llevarlo a cabo de forma paulatina. Se deberá aplicar cambios de rutina, en donde la madre se anticipe al momento habitual de las tomas de leche, con distracciones y conductas alternativas, que le hagan percibir al niño sensaciones de afecto y motivación para lograr otras acciones, que lo distraigan y lo interesen en otras alternativas de alimentación o maniobras que incluyan: distracción, para que dirija su atención a algo nuevo y atractivo en lugar de tener consciencia de la pérdida de la lactancia; la sustitución, ofreciendo comidas o bebidas a fin de calmar su sensación de apetito que quiera satisfacer con la leche materna, además de realizar también la sustitución de tipo emocional, proporcionando mayor afecto o consuelo por parte de ella; y aplazamiento, en especial con aquellos niños que tienen capacidad de entender de forma más fácil, para solicitarle que se pueda permitir algunas demoras en la disponibilidad del seno, condicionando de esa forma retrasos progresivos, y permitir que en el intervalo realice otras actividades que lo mantengan contento mientras tanto.

Se sugiere evitar el destete de forma brusca, sin interesarse en el aspecto emocional de su hijo, ya que le puede generar alteraciones en su futuro emocional. Evite el destete por abandono con la separación física del niño, el niño necesita a la madre no solo por el alimento… su presencia y apoyo emocional es trascendente en esta parte de su vida.