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Hongos


Las enfermedades por hongos en los niños, no hace referencia exclusiva a las alteraciones digestivas o neurológicas que se manifiestan por la ingesta de estos productos en forma de intoxicaciones. Hace referencia también a su presencia en los tejidos corporales en donde se pueden reproducir, mostrando cambios específicos sobre ellos.
Así debemos entender que en forma similar a como conocemos los hongos a simple vista, hay otro tipo de hongos que no son visibles de forma común (microscópicos), pero que tienen un comportamiento similar en cuanto que tienen estructuras que se fijan debajo de los tejidos a manera de raíces, y unas ramificaciones superiores que crecen, liberando en forma de semillas (esporas), las formas potenciales para poder seguirse sembrando en el tejido cercano, y de forma natural pueden seguir causando la enfermedad, por quedarse en prendas u objetos.
Los hongos se encuentran en todas partes: en los pisos, tierra y en otras personas. Es muy difícil llegar a evitarlos de forma cotidiana. Generalmente tienen predisposición a hallarse en lugares húmedos, calientes, con poca ventilación y relativa obscuridad.
Generalmente se trata de infecciones superficiales de la piel, y no es una enfermedad que provenga del interior del cuerpo, por lo que su tratamiento más comúnmente superficial es suficiente para lograr eliminarlo, apegándose a las instrucciones de duración que el médico establezca, que está relacionado al tiempo de renovación total de la superficie corporal afectada.
Como ejemplos de los diferentes tipos de hongos que se desarrollan en varias partes del cuerpo, señalaremos los más frecuentes:
Tiña corporal: habitualmente comienza como una pequeña zona enrojecida del tamaño de un chícharo. A medida que esta crece, se extiende en forma de círculo o anillos que se van uniendo en apariencia. A menudo, se la conoce como “anillo de gusanos” porque da la apariencia que hay gusanos diminutos debajo de la piel (pero, por supuesto, no es así), y solo se trata de la reacción inflamatoria que tiene la piel ante su presencia de los hongos diminutos, y de forma característica en el centro de estos anillos puede verse una piel de aspecto aparente normal.
Dado que los hongos que causan la tiña viven en diferentes partes del cuerpo, reciben su nombre en función de la parte del cuerpo que infectan. La tiña del cuero cabelludo se encuentra en la cabeza, y ahí además de la clásica sensación de comezón que causa, se acompaña de caída de cabellos, que le dan aspecto de “zonas rapadas” al cuero cabelludo. Su forma de adquirirlas es por compartir prendas para el peinado del cabello.  
La tiña inguinal es una infección por hongos de las ingles y la parte superior de los muslos. No solo los hombres y los niños la padecen, ya que las niñas y las mujeres también pueden contraerla. Su desarrollo se asocia por empleo de material sintético en prendas íntimas ajustadas.
La tiña de los pies conocida también como “pie de atleta”,  es otro tipo que suele aparecer entre los dedos de los pies, pero también puede afectar las plantas o los lados de los pies. Se caracteriza por enrojecimiento de la región, desprendimiento de escamas de piel, mal olor, sudoración mayor y comezón intensa. Para su desarrollo interviene el empleo de calzado sin ventilación, de material sintético, muy ajustado, por periodos prolongados durante el día, sin tener que influir el empleo de calcetas o calcetines, y el contacto con pisos de baño de higiene deficiente, o compartir zapatos con personas afectadas por estos hongos.
La cándida, afecta con mayor frecuencia la piel alrededor de las uñas o las zonas blandas y húmedas alrededor de los orificios del cuerpo. La dermatitis del pañal en los bebés puede deberse a un tipo de infección por cándida, al igual que el algodoncillo (manchas blancas que a menudo aparecen en las bocas de los bebés). Las niñas mayores y las mujeres pueden desarrollar otra clase de infección por cándida en la vagina y alrededor de esta. En los niños pequeños en zonas de rozadura es motivo de sensación ardorosa intensa que les genera llanto frecuente. En la boquita, disminución de su apetito y en ocasiones vómitos o diarrea frecuente. La causa se relaciona en las dermatitis de pañal, por el contacto prolongado de estas prendas con orina; y en la boca, por el empleo de materiales plásticos (chupones o biberones), además de la deficiencia de higiene posterior a la alimentación.
La tiña de las uñas modifica las características naturales de las uñas y las vuelve gruesas, de coloración amarilla opacas y quebradizas. Para su desarrollo interviene el empleo de cortaúñas, que se comparte con personas afectadas de ese mal, y también la existencia de uñas encarnadas que pueden permitir la introducción del hongo.
Para evitar la presencia de estas alteraciones, se pueden ofrecer algunas recomendaciones, señalando que cada una de ellas por sí sola no es garantía de evitarlas, a falta de los cuidados higiénicos elementales:
Con el tratamiento indicado, emplearlo como se establece y continuar por un periodo adicional a su desaparición, ya que el hongo puede estar presente hasta mucho después de que ya no es visible como una erupción.
Mantenga los pies limpios, frescos y secos, con cambio frecuente de calcetines además de emplear zapatos con adecuada ventilación o evitar su empleo prolongado.
Aplique una crema anti-hongos, para la planta de los pies, y en las uñas, dos veces por semana. Esto puede ayudar a prevenir la aparición del hongo.
Evite que sus niños caminen descalzos, especialmente en los baños, sobre una alfombra, y en las zonas de baño público. 
Cuide que la esponja para su baño al igual que la toalla siempre se expongan al sol para que su radiación no permita la presencia de hongos en este objeto que los puede sembrar.
Manténgale las uñas cortas, corte en línea recta y evite las uñas encarnadas. No use el mismo cortaúñas para toda la familia, el niño deberá tener su cortaúñas individual.
Los miembros de la familia afectados deberán tener tratamiento específico y no remedios caseros, para evitar las reinfecciones familiares.
Aplicar un talco contra hongos a los zapatos todos los días, para evitar el crecimiento de las esporas. Deseche los zapatos viejos, botas, zapatillas y calzado deportivo. No comparta el calzado con otros niños.
En la actualidad se cuentan con excelentes tratamientos para los hongos en la piel, lamentablemente la mayoría de las personas dejan de emplearlos al ver mejoría de sus lesiones, y su presencia microscópica puede favorecer a volver a desarrollarse, con la recurrencia de las manifestaciones, por lo que se deberá de insistir siempre en utilizar los tratamientos de forma recomendada por su médico, y continuar la supervisión posterior.
Hay otros hongos menos comunes, de localización profunda en algunos tejidos como los que afectan al sistema digestivo, los tejidos blandos de las extremidades y los pulmones, pero se causan por situaciones muy especiales.
El médico de su confianza podrá considerar la valoración por el especialista en pediatría o dermatología en caso de tener dificultades en su manejo, ya que algunas enfermedades crónicas o que afectan a la inmunidad pueden predisponer a su persistencia o recurrencia a pesar de emplear el tratamiento de forma indicada.