Mostrando entradas con la etiqueta NIÑO NORMAL EN RIESGO DE EXTINCIÓN. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta NIÑO NORMAL EN RIESGO DE EXTINCIÓN. Mostrar todas las entradas

Niño normal en riesgo de extinción


De acuerdo a la evolución de las especies, los organismos al paso del tiempo adquieren capacidades especiales, para sobrevivir a las diferentes condiciones que el medio le impone; y en caso de no lograrlo, simplemente desaparecen.
El ser humano tiene una carga genética que es resultado de la evolución en millones de años, y es difícil de modificar de forma súbita.
A comparación de tiempos pasados la globalización no afectaba en forma generalizada a las poblaciones específicas. Cada comunidad tenía el desarrollo de los individuos de forma espontánea. En la actualidad, la influencia de los medios condiciona a que las expectativas de cada familia con sus hijos, busquen cumplir más las expectativas de interés comercial o socio-políticas que las ideales para la salud normal.
Desde este punto de vista se plantea en esta ocasión, la oportunidad para analizar que el desarrollo biológico de un niño normal, se encuentra influido por condiciones ya no biológicas, y que desafortunadamente están condicionando que la especie humana en cada sociedad, se transforme -de forma más dramática en el aspecto social, en caso de no tomar medidas apropiadas-  llegando a la extremosa condición de perderse el fomento a la salud física, mental y social de forma natural.
Al hablar de niño normal, no queremos referirnos al modelo de niño que no genera dudas en la evolución de su vida, y que no padece de enfermedades de forma recurrente, que tiene un desarrollo físico sin alteraciones, que tiene un desarrollo de inteligencia y personalidad con alta autoestima e independencia, que generalmente es objeto de deseo con el cual cada madre o padre de familia en forma consciente o no, comparan a su hijo sin poder hallar similitud a ese ideal.
De ese concepto, siempre se tendrá la idea que el niño normal no existe y solo es proyección de un ideal. Se podrá considerar que el niño normal en general siempre será el hijo de otros y jamás el propio. De forma muy relacionada se podrá establecer que el niño normal es el hijo de los padres perfectos, y los hijos reales entonces serán productos de padres equivocados.
Cada niño al igual que cada persona, es diferente entre uno y otro. Lamentablemente la sociedad, la publicidad, el comercialismo y la ignorancia harán que los padres de familia se dejen influir por condiciones ideales abandonando de forma fácil, las condiciones biológicas que pueden permitir el desarrollo de un niño normal. Con el tiempo que persistan estas influencias negativas, tendremos en consecuencia la pérdida biológica de la evolución de un niño normal.
Es normal, que después del evento biológico de la fecundación, se genere un nuevo producto que tiene derecho a la vida, independiente si es deseado por sus progenitores o no. Sin embargo nuestras sociedades actuales (¿o grupos políticos?) pretenden ahora limitar el nacimiento de un individuo a voluntad particular, sin tomar en cuenta que entre nuestros propios antecedentes familiares seguramente la mayoría podemos provenir de un embarazo no planeado; o bien, simplemente considerar quiénes de la sociedad actual en verdad han planeado la gestación de sus propios hijos, y en particular bajo las mejores condiciones. Hay posibilidades que por abortos previos, los productos posteriores puedan tener complicaciones durante el embarazo o en el momento del nacimiento.
Al momento del nacimiento, se ha perdiendo interés por el parto normal, con el argumento de evitar dolor en la madre y por  conveniencia del médico. En forma natural, el trabajo de parto modifica las condiciones hormonales, neurológicas y circulatorias del niño, para una adaptación adecuada al nacimiento. Interrumpir el embarazo por cesárea influye de forma negativa a la evolución biológica del parto.
El nacimiento por cesárea, impide el paso natural de bacterias del canal vaginal al sistema digestivo del niño, modificando la estimulación inmunológica futura que permiten el desarrollo de enfermedades especiales.
El aporte con fórmulas industriales evita el desarrollo de vínculo afectivo entre el hijo y la madre, que es significativo para la condición emocional futura y estimulación cerebral. Evita el aporte de nutrientes variados que influyen a la maduración de los órganos y sistemas humanos al ofrecerse una leche derivada de la vaca, bajo el engaño que con los nutrientes artificiales se tendrá un resultado similar. Algunas formulas derivadas de la leche de vaca tendrán su indicación muy específica.
La alimentación excesiva en cantidad o frecuencia durante el primer año de vida, por costumbre (darle hasta que se duerma o calle) o ignorancia (de capacidad del estómago y su vaciamiento), sigue generando pacientes con sobrepeso u obesidad, cuando lo elemental es ofrecer el seno en horario de cada 3 a 4 horas procurando respetar el volumen de su estómago: mientras tenga succión intensa, rítmica y eficiente y al disminuir cualquier de ésas característica justifica suspender su aporte.  La alimentación excesiva condiciona plenitud y vómitos que son confundidos con cólicos y reflujos.
El inicio de alimentos diferentes a la leche ya no respeta el brote dental elemental, ya que siempre se efectúa de acuerdo a decisiones burocráticas institucionales (guarderías y hospitales) o tradiciones familiares. Cada niño de acuerdo a su desarrollo físico y dental justificará su inicio de forma progresiva. Posteriormente habrá de cuidar el consumo de productos artificiales, publicitarios y nada naturales o nutritivos.
Actualmente se insisten medidas higiénicas excesivas en los primeros dos años, que tienen tendencia a disminuir la interacción ancestral con microorganismos durante esta etapa de maduración biológica. Las infecciones durante esta etapa temprana, son tratadas con medicamentos antiinflamatorios no autorizados para esta edad,  y causan alteración del desarrollo biológico de la inmunidad.
El contacto con microorganismos, puede generar las primeras alteraciones de salud en los lactantes, que no siempre requieren de antibióticos y solo modificarán su flora normal causando desequilibrio en su desarrollo.
Han cambiado los juegos, y el aporte excesivo de almidones asociado con  sedentarismo (tv o videojuegos), da oportunidad a seguir desarrollando sobrepeso y obesidad.
Por otra parte, tenemos a los padres como clientes exigentes, que demandan una especie de inmunidad absoluta para sus hijos, que no aceptan resfríos, quejas, llantos, desvelos, paciencia y tolerancia, abandonando recomendaciones de vigilancia y/o preventivas, por otro tipo de alternativas terapéuticas comercializadas o confusas por la información publicitaria, causando que los niños tengan administración de medicamentos con falsas expectativas (vitaminas, antiparasitario, etc.). Se complementan de forma fabulosa con médicos “charlatanes y comerciales”.  
El desarrollo de valores por los familiares, ya no se establece con la paciencia anterior y ahora se quiere dejar esa formación en otras personas. Su resultado es una población sin respeto al prójimo, y una sociedad con vicios y violencia.
La curiosidad natural de un niño no es satisfecha con el interés de los familiares y es inhibida también en los salones, donde algunos profesores (¿?) en un exceso de bulling emocional los inhiben, al exhibirlos ante sus dudas como los más burros, y el trauma queda hasta etapas adultas, donde son incapaces de preguntar sus dudas ante cualquier escenario y limitan su aprendizaje o capacitación en sus desempeños laborales.
Se puede concluir que el concepto de niño sano constituye hoy en día una concepción casi subversiva, frente a las potentes fuerzas mercantiles y de la cultura imperante que insisten en desvirtuarlo en todas y cada una de sus características, pero en forma potencial ahí seguirá existiendo, en espera que lo entendamos...para una mejor sociedad.