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Parálisis en niños

Se considera con parálisis a un niño, cuando pierde la función del movimiento y la percepción de sensibilidad de algún segmento corporal; sin afectar a sus funciones cerebrales, para descartar la que corresponde al concepto de parálisis cerebral infantil.
Existen diversas causas que pueden generar diferentes tipos de parálisis en los niños. Algunas son de aparición súbita que contrastan con las de evolución progresiva. Otras son localizadas a un segmento específico, relacionado con la alteración particular a un solo nervio; mientras que otras alteraciones, pueden producir afección a diferentes segmentos corporales por su mecanismo de agresión.
De forma significativa para el control epidemiológico, de algunas enfermedades virales que producen parálisis en mecanismos especiales, se tiene contemplado –en todas las instituciones de salud- su notificación y revisión, bajo el programa de reporte de parálisis flácida aguda. En donde la intención es llegar a determinar la aparición y/o recurrencia de casos específicos de poliomielitis, para aplicar de forma inmediata acciones que limiten su extensión, ya que en base a la aplicación universal de la vacuna, se considera a esta enfermedad erradicada en muchos países, con la inquietud particular que en algunos aún existe la enfermedad, y en los controlados puede estar prevalente algún tipo (raro) de virus “salvaje” –que puede ser rebelde a la protección por la vacuna-, y a partir de cual se pudiera generar una nueva epidemia.
El último caso de poliomielitis en nuestro país fue reportado en Jalisco en el año de 1990, y a nivel continental el último fue en Perú en 1991, por lo que esta enfermedad es considerada como erradica a nivel continental, con certificación otorgada en 1994.
Con la finalidad de especificar las características de la definición de parálisis flácida de la infancia, la Organización Mundial de la Salud, desde la década de los ochenta, establece como criterios: el desarrollo de la parálisis en forma aguda en menos de cinco días, cuadro caracterizado por la disminución de la fuerza y consistencia (tono) muscular de una o más extremidades, que pueda o no acompañarse de manifestaciones cerebrales; y finalmente, afectar a los menores de quince años de edad.
Hasta el momento, no se ha confirmado alguna parálisis causada por el virus de la polio; en cambio, se han identificado otras causas que condicionan esta alteración, y entre ellas contamos con: síndrome de Guillaín Barré, mielitis transversa, neuritis traumática, encefalomielitis, botulismo, miastenia, intoxicaciones y toxinas inoculadas por garrapatas. A continuación se efectúa una breve descripción de sus características más importantes de cada una de ellas, a fin de tener conocimiento de su comportamiento y en especial las formas de prevenir su desarrollo, insistiendo que todo niño que desarrolle alteración en la fuerza o sensibilidad de alguna parte corporal, deberá ser motivo de atención médica inmediata además de notificación epidemiológica obligada.
El síndrome de Guillaín Barré, se desarrolla posterior a la presencia de una infección, viral o bacteriana que estimula la formación de anticuerpos (dos a tres semanas) contra ellos para un ataque futuro, pero también reconocen como extraño a alguno de los componentes del tejido nervioso, iniciando su destrucción causando como alteración que el niño sufra de dolor intenso de sus extremidades inferiores, seguido de dificultad para poder mantenerse de pie y limitación progresiva de su marcha. La enfermedad progresa en cuestión de horas o de días, impidiendo realizar movimientos de las extremidades inferiores, afectando de forma progresiva estructuras musculares en forma ascendente, con riesgo de llegar a causar parálisis de los músculos respiratorios y con ello la muerte. La limitación de la enfermedad se influye con la atención temprana del padecimiento, con administración de medicamento específico que frena su progresión en la mayoría de las ocasiones, y de forma natural condiciona su remisión en plazo de semanas o de algunos meses, sin dejar secuelas posteriores. No hay forma especial de prevenirla y se recomienda mucho la atención temprana para su tratamiento oportuno.
La mielitis transversa es una enfermedad poco frecuente en la infancia, que genera parálisis de algún segmento particular del cuerpo, de acuerdo a la altura donde se produce la lesión de la médula espinal. Su manifestación es de tipo simétrico y asocia dolor en la espalda, déficit motor variable, alteraciones sensitivas y deficiencias en control de las excretas. Requiere de valoración para descartar otras causas y su recuperación se inicia durante los siguientes seis meses, de acuerdo a la causa especial.
Otras enfermedades poco frecuentes que causan parálisis en la etapa infantil o de la adolescencia, son las lesiones de trayectos nerviosos por traumatismos de tipo mecánico (compresión) o condiciones ambientales, generando alteraciones en la sensibilidad y contracciones localizadas en el segmento que inervan (ej. Parálisis facial o braquial).
Las encefalomielitis, son infecciones condicionadas por virus diferentes a la polio como enterovirus o virus del Nilo, que causan respuesta inflamatoria al tejido neurológico localizado en cerebro y raíces nerviosas, dejando daño variable en la limitación motora de extremidades o de la función respiratoria con riesgo de muerte. Inician su cuadro con dolor abdominal, asociado con dolor intenso de cabeza, seguido de limitación en movimientos de las extremidades por debilidad, seguido de progresión ascendente bilateral. Ante sus primeras manifestaciones se recomienda consulta médica.
La miastenia es una enfermedad crónica de tipo autoinmune, que afecta de forma más importante a los músculos de los ojos, condicionando mirada con los párpados caídos (aspecto somnoliento), en otras ocasiones progresa a alteraciones en la deglución y puede afectar también las extremidades y la musculatura respiratoria.
En nuestro medio, el consumo de algunos productos que contengan las toxinas de algunas bacterias, pueden desarrollar manifestaciones de parálisis, como el consumo de miel sin procesar, que puede permitir la proliferación de esas bacterias en el intestino del niño, y la liberación de sus toxinas afectar la función neurológica. En otras ocasiones, la toxina se fermenta en productos enlatados con mala técnica y su ingesta es la condicionante de la enfermedad. Se manifiesta con debilidad muscular, deficiencia en el lenguaje, ojos con párpados caídos. Su tratamiento requiere el empleo de una antitoxina específica y se previene evitando el consumo de esos productos.
Entre las intoxicaciones que pueden causar parálisis se describen en nuestro medio, el consumo de capulín tullidor que proviene de un arbusto siempre verde. Su forma es redonda en coloración oscura y sabor agridulce, que induce a un consumo abundante en los niños desarrollando fiebre y parálisis en los días posteriores, con un comportamiento muy similar al del Guillain Barré. Otras sustancias son capaces también de condicionar afección muscular, como los niveles elevados de plomo en la sangre y la exposición a los venenos de tipo raticidas. El plomo lo pueden inhalar los niños a partir de algunas pinturas que lo pueden contener o lamer, absorber a partir del contacto con juguetes especiales (soldaditos de plomo), o con el consumo de alimentos en utensilios con laca de plomo, que la ocupan en especial para darle brillo a la losa o vajillas. En el caso de los organofosforados, se ven expuestos más los niños que están en cercanía de la inhalación de plaguicidas, ya que su inhalación a largo plazo, puede causar la parálisis que puede tener duración prolongada, por su forma de eliminación en el organismo.
Por la picadura de una garrapata, también se puede presentar parálisis de forma súbita ya que libera una sustancia, que es el toxico responsable de esta acción. Su tratamiento de este cuadro, solo requiere encontrarla y retirarla del sitio donde está insertada.

Una parálisis, deficiencia motora o de la sensibilidad es un signo que debe motivar la valoración inmediata del paciente, ante la incertidumbre de su evolución…y si reúne los criterios necesarios justificará su notificación epidemiológica.