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Prevención de caídas

Las caídas son una de las causas más comunes de accidentes durante la infancia. Todos los niños disfrutan de correr, saltar, explorar el ambiente y en ocasiones, sus caídas son una consecuencia de su crecimiento y desarrollo. Sin embargo, algunos tipos de caídas pueden llegar a ser serias y de consecuencias significativas.
Independientemente de la edad del niño, los padres deberán de considerar siempre, hasta donde pueden ser posibles las capacidades físicas de un niño; y de esta manera, podrán establecer una consideración preventiva, de un daño que se pueda generar.
De inicio, podemos señalar que la presencia de los pisos resbaladizos es un peligro y de preferencia, ante la existencia de líquidos derramados en ellos, debe condicionar a limpiarlos de forma inmediata con el propósito de evitar el accidente. Se recomienda, el empleo de superficies antideslizantes; o bien, tapetes o alfombras de superficie rugosa, que en las casas comerciales de productos domésticos también puedan sugerir.
Es necesario hacer una serie de consideraciones, para evitar las caídas de los niños bajo circunstancias específicas, por su edad y ambientes.
De forma general, se puede recomendar que ningún niño se colocará a una altura mayor de 1.5 metros por el riesgo de la caída que se pueda presentar.
Las primeras caídas se pueden presentar desde menos de un año de edad, y en su mayoría se deben a un exceso de confianza del familiar por dejarlo acostado en alguna superficie. Con algunos movimientos y el rodamiento que pueden empezar desde los dos a tres meses de edad, y la pendiente de superficie, se podrá generar la caída del niño desde alguna altura significativa, con golpes muy frecuentes en la cabeza por la proporción y peso corporal que tienen, y las consecuencias pueden ser graves por lo delicado que es su cerebro en esta etapa.
Para cambiar a los niños de pañales, nunca se deberán dejar solos si hay otra actividad por hacer; y así, conviene mejor ir  a contestar el teléfono cargando al niño, que dejarlo solo en alguna mesa o silla, y de preferencia, siempre mantener una mano encima del cuerpo del niño. En su cuna, evitar dejar los barandales abajo. 
Mientras se trate de un niño aun “de brazos”, es muy importante que los pasillos y escaleras de la casa se encuentren siempre libres de obstáculos que puedan generar el tropiezo o caída de la persona que carga al niño.
Las caídas de sillas para comer (periqueras), se presentan cuando no hay estabilidad apropiada en su base que de preferencia deberá ser mucho más amplia que la base en donde se queda sentado el niño y de esta forma se evita que con sus movimientos o impulsos se pueda proyectar hacia algún lado. Durante su transporte en carriolas es necesario ajustar los cinturones por tener mayor seguridad al igual que cuando se pasean en carros de impulso humano. Meterlos en carros eléctricos a una edad pequeña y sin sujeción involucra un riesgo significativo.
Para los viajes es necesario, emplear los asientos especiales con sus cinturones ajustados, y colocar de forma conveniente en el asiento trasero del automóvil, viendo hacia la parte posterior, para evitar que el cuerpo del niño salga proyectado y se lesione en diferentes partes; o bien, que tenga lesiones de cabeza o cuello ante algún choque.
Antes que se inicie la marcha en los niños, el empleo de las andaderas no es tan recomendable, ya que en esta etapa de desarrollo, no se estimula el equilibrio corporal y ante la estabilidad que ofrece la andadera, permite que el niño con su impulso con las puntas de los pies, logre alcanzar desplazamientos con velocidades no controladas, y el tropiezo de algunas ruedas con objetos variados (piedras, juguetes, etc.), puede condicionar su proyección corporal y lesión con la estructura de la andadera. Mas a considerar es la situación en donde existen escaleras por donde puede rodar la andadera con el niño en su interior. Durante este periodo los tramos de escaleras deberán restringirse con el empleo de puertas.
En el inicio de la marcha, se deberá de considerar que los niños van desarrollando de forma progresiva su equilibrio corporal con una base amplia de sustentación, y por esa razón tienden a caminar con los pies muy separados y sin doblar las rodillas. Durante esta etapa el niño requiere de seguridad para ir desarrollando el equilibrio, al iniciar sus “solitos” con mayor frecuencia al perder el equilibrio, tienden a caer sentados en la mayoría de las ocasiones y el daño puede ser menor.
A una edad mayor, el empleo de literas puede condicionar lesiones por caídas, y se recomienda de preferencia, que se empleen cuando los niños tengan una edad mayor de nueve años.
Cuando los niños empiezan a ocupar medios de desplazamiento, tales como patines, patineta o bicicleta, es necesario que lo hagan siempre con el equipo de protección apropiado y bajo la supervisión de un adulto, que los ayude a aprender el control del dispositivo y sirva para apoyo inicial.
Se deberá tener precaución que en el interior de la casa, no existan proyección de objetos, como palos de escoba, muebles con esquinas agudas, ventanales sin cortina, objetos inestables a baja altura, ya que al realizar entre sus juegos las carreras cortas y muy veloces, pueden ser golpeados o heridos con esos objetos, y de preferencia insistir que las carreras en el interior de la casa, siempre involucran riesgo de lesiones.
Se deberá de enseñar a los niños a evitar portar objetos punzantes o filosos, o que se puedan fragmentar como jarros, cristales o espejos cuando caminen, y menos cuando corran.
Si desde temprana edad, se distingue al niño con caídas frecuentes y aparentemente sin explicación lógica, es conveniente acudir a valoración médica a fin de descartar un tipo de epilepsia en donde el cuerpo de forma súbita, pierde su fuerza y se expone al traumatismo por el golpe. Esos niños requieren de tratamiento urgente, para evitar que tengan ese tipo de crisis mientras practican algunos juegos “normales” (columpio, bicicleta, carreras, etc.).    
Cuando se realizan saltos en cualquier mueble, ninguna protección a su alrededor (almohadas, ropa, arena, cartones, etc.) es garantía que evitará un posible daño, y esto aplica también para los aparentes y muy seguros trampolines ya que ante un giro corporal, el mismo peso del cuerpo puede dañar a un segmento en particular.
En el interior de las casas, se deberá de evitar que las ventanas o barandales se encuentren a una altura baja; y menos aun, que en su cercanía haya objetos que puedan ser ocupados para trepar por los niños. De preferencia, la ventana deberá tener dispositivos mecánicos que impida que el niño pueda abrir más de diez centímetros, excepto si es manipulado por un adulto. Al acudir de visita a casa de otros niños, verificar o educar al niño para evitar jugar con las ventanas, pozos, barandales o cerca de ellos.
Con los balcones en las casas, se deberá de considerar de preferencia que tengan una altura de preferencia mínima de 1.3 metros y las separaciones entre sus barras de contención, no deberá ser mayores de 15 cm ante el riesgo que un niño quiera asomarse y caer a la calle. No se fomentarán los balcones como sitios de juego y de preferencia se deberán de mantener cerrados ante la presencia de niños en la casa.

Las medidas preventivas pueden ser más amplias de acuerdo a las circunstancias particulares de cada casa y familia. Recuerde en especial, que: el mejor momento para actuar en la prevención del accidente, es en el momento que lo llegamos a imaginar…