Su importancia
es significativa debido a que es un problema de salud pública en los países en
vías de desarrollo, en donde aun se demuestran altas prevalencias.
Según el Programa Mundial de Alimentos de
la ONU, 925 millones de personas en el mundo no tienen suficiente para comer.
Como en otros países; el nuestro en relación con el
tiempo, ha establecido diferencias regionales en las condiciones nutricionales y
sigue siendo un problema a solucionar. México en los últimos años, a pesar de
los enormes avances que en general ha experimentado, la desnutrición afecta de modo más significativo a la región más al sur,
mientras que la obesidad lo hace más al norte.
Más
de la mitad de los niños del medio rural mexicano están desnutridos. Se estima
que la desnutrición en comunidades no indígenas oscila entre 35 y 50% de los
niños que aún no cumplen 5 años. En las zonas indígenas afecta del 70% al 80%
de la población infantil. Los principales estados en donde existe desnutrición
en México son: Chiapas, Oaxaca, Yucatán, Veracruz y Estado de México.
El término
corresponde, a la enfermedad producida por una disminución en la disponibilidad
o consumo de los nutrientes, que causa ingestión insuficiente e/o incorporación
inapropiada, que afecta de forma global a todos los órganos y sistemas del
cuerpo, generando deficiencia en su función y desarrollo, que repercute de
forma negativa en la salud de quien la padece.
Sus causas se
distinguen en tres grupos: Las primarias, que condicionan la falta de
nutrientes disponibles para el consumo ya sea por pobreza, ignorancia, déficit
en la producción de recursos, marginación, geografía, discriminación, etc. Las
secundarias, que se deben a enfermedades que tienen desde el nacimiento algunos
niños, o adquieren en el transcurso de su vida, e impiden la incorporación de
nutrientes. Finalmente las de origen mixto en donde se conjugan ambos orígenes.
En cuanto a la
forma de manifestarse, clásicamente se distinguen los pacientes desnutridos,
por su aspecto adelgazado permitiendo en grados variables notar su esqueleto,
que traduce deficiencia total de nutrientes. Cuando la deficiencia es con mayor
predominio de proteínas, lucen con aspecto hinchado, dando la apariencia de
estar “gorditos” pero en realidad tienen solo acumulación de agua en su cuerpo.
Como datos
adicionales son niños que tienen actitud pasiva, juegan de forma escasa,
duermen mucho, con alguna actividad física leve tienen respiración agitada, se
cansan fácilmente, pueden sangrar o tener manchas corporales y enfermar fácil y
frecuente.
Las consecuencias de esta
enfermedad, si no son atendidas antes que el niño cumpla sus primeros cinco
años de vida, son irreversibles e incluyen: subdesarrollo de la capacidad
intelectual, mayor propensión a las enfermedades, deficiencia en el crecimiento
y el peso corporal, deficiencia de energía, y manifestación de las enfermedades
de forma no característica (con dificultad para identificarlas), mala evolución
con complicaciones variadas y muerte.
En el grupo de edad de cinco a catorce años la
desnutrición crónica es de 7.25% en las poblaciones urbanas, y la cifra se
duplica en las rurales. El riesgo de que un niño o niña
indígena se muera por diarrea, desnutrición o anemia es tres veces mayor que
entre la población no indígena.
Si
bien en los últimos años la desnutrición crónica ha disminuido entre
adolescentes, también es cierto que se ha evidenciado un mayor desequilibrio
entre el norte y el sur. Así, la prevalencia de la desnutrición crónica es tres
veces mayor en el sur que en el norte en esta franja de edad.
Si
en forma personal, usted cuenta con un hijo que es “selectivo” o “delicado” con
las comidas, es natural que tenga preocupación porque no pueda estar recibiendo
los nutrientes adecuados para su crecimiento y desarrollo, pero la valoración
conveniente de su médico, que le asegure que está creciendo a un ritmo normal
deberá darle confianza. Ya con el tiempo solo aquellos comedores especiales,
tienen el riesgo de no recibir nutrientes adecuados que puedan satisfacer sus
necesidades, por el ritmo de desarrollo que pueden tener a partir de la
adolescencia.
La
desnutrición no es lo mismo que el hambre, aunque están muy relacionadas. Todos
hemos experimentado la sensación de hambre, que una vez con la ingesta adecuada
(en cantidad) de nutrientes, satisface la capacidad del estomago y hace
desaparecer esa sensación. Los niños que pasan hambres la mayor parte del
tiempo tendrán mayor posibilidad de ser desnutridos.
La
condición de la desnutrición, va relacionada de forma directa con la cantidad
insuficiente y la calidad deficiente de los nutrientes. Así es posible: que
hayan niños que coman mucho alimento de mala calidad –no tienen sensación
constante de hambre-, que al igual que aquellos que consumen poco alimento –y
se quejan seguido de hambre -, puedan compartir el mismo grado de desnutrición.
De forma inversa, los niños que comen aparente cantidad disminuida de
nutrientes de calidad aceptable, pueden tener estado nutricional adecuado y no
ser desnutridos como sus familiares lo consideran.
Existe
como factor secundario al desarrollo de la desnutrición, la presencia de
enfermedades en algunos niños que les impide poder absorber los nutrientes de
forma adecuada; o en otros casos, enfermedades que les hacen perder nutrientes
de forma importante. Estos niños desde etapas tempranas, pueden dar
manifestaciones de deficiencia de desarrollo y una evaluación médica adecuada
podrá establecer el tratamiento correspondiente, y condicionar la mejoría
nutricional de forma progresiva.
Existen
también deficiencias nutricionales selectivas, que por ignorancia o costumbres
especiales, hacen que los niños no incorporen algunos elementos particulares
durante periodos prolongados y tendrán manifestaciones secundarias. Como
ejemplo están quienes tienen deficiencia en la ingesta de hierro entre sus
alimentos y su consecuencia es la anemia crónica; la falta de vitamina A puede
causar ceguera y otro caso, son las familias vegetarianas que sus hijos tendrán
deficiencia de algunos elementos proteicos de origen animal.
Entre
los tipos de desnutrición, son relativamente fáciles de curar las de origen
secundario ya que al identificar la enfermedad que la genera, con su tratamiento
específico, el paciente se recupera. Ante la duda personal de la condición de
su hijo, debe acudir a valoración médica.
El
problema grave para nuestro país es la desnutrición primaria, ya que sus causas
obedecen mucho mas a influencias ambientales y socio-culturales, en donde la
educación y la participación de los organismos gubernamentales, debieran
mostrar eficiencia en sus planteamientos, objetivos y logros. Hay falta de
coordinación vertical y horizontal de las instancias públicas relacionadas con
el problema nutricional; esto quiere decir, que ni entre las instituciones ni
dentro de las mismas, existe uniformidad en las políticas adoptadas.
El resultado de los programas tiende a ser evaluado
en términos de medidas de insumo, tales como las cantidades de comida
distribuida o la cantidad invertida de recursos financieros, cuando en realidad
en varias ocasiones, los resultados en términos de la calidad de los beneficios
no son considerados…que pena que la pobreza y desnutrición sean solo objetivos
políticos, para justificar campañas y recursos, pero ahí están: reales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario