DIARREAS

 

Es toda evacuación alterada que se manifiesta por pérdida de su consistencia, aumento en frecuencia, eliminación de mayor contenido líquido, aparición súbita y dificultad en su contención.
A lo largo de la historia, la diarrea ha sido una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en la infancia. Se estima que, a escala mundial, cada uno de los 140 millones de niños nacidos anualmente, experimenta una media de 7 a 30 episodios de diarrea en los primeros 5 años de vida, y 11.000 niños fallecen diariamente por este motivo. Esta mortalidad es casi totalmente a expensas de países en desarrollo. En los países industrializados, a pesar de unas condiciones sanitarias infinitamente mejores, la diarrea sigue siendo una de las primeras causas de morbilidad infantil y de atención médica.
Para su evaluación y manejo los cuadros diarreicos se clasifican por diferentes parámetros. En relación con su tiempo de evolución, se establecen los cuadros como agudos -con remisión espontánea-, cuando su tiempo de duración es máximo hasta por 14 días. De larga evolución a partir de quince días hasta un máximo de tres meses; y como diarrea crónica, la que tiene un tiempo mayor a esos tres meses.
De acuerdo con la intensidad de pérdida líquida con afectación al estado de hidratación, se considera como leve cuando el déficit de agua perdida por diarrea establece una disminución de su peso habitual, menor del 5% en niños y 3% en adolescentes y, en cuanto a estado físico, se distinguen solo datos universales de deshidratación, como: sensación de sed, mucosas disminuidas de hidratación, pocas lágrimas al llanto. La diarrea moderada, es capaz de condicionar pérdida de peso del 5-10% en niños y de 3-6% en adolescentes, incrementando los datos de deshidratación con mucosas secas, ausencia de lágrimas al llanto, hundimiento ocular y/o de fontanela, mayor sensación de sed, incremento en la frecuencia cardíaca y disminución del volumen urinario. La diarrea grave, establece una pérdida de peso mayor al 10% en niños y mayor de 7% en adolescentes, que modifica mucho su estabilidad circulatoria y genera disminución de la presión arterial que establece: reactividad disminuida, flacidez muscular, ausencia de orina, palidez marcada, que dejan al afectado en riesgo de muerte al no tener flujo de líquidos en forma adecuada a sus órganos vitales.
Por su causa pueden ser divididas en infecciosas cuando existe un microorganismo que, por sus mecanismos particulares, altera el funcionamiento normal del sistema digestivo. Estos agentes infecciosos pueden ser virus, bacterias, hongos y/o parásitos. Las causas no infecciosas pueden ser influidos por sustancias tóxicas, alteraciones secundarias a otras afecciones (hormonales, emocionales, tumorales, metabólicas, neurológicas, inmunes, etc.) intolerancia alimentaria, medicamentos.
De acuerdo con esos datos, se establece que la mayoría de los niños y adolescentes, padecen cuadros diarreicos agudos, leves y de tipo infeccioso, siendo las causas virales las que representan mayoría de los casos. Solo algunos tipos de bacterias pueden presentarse en temporadas específicas del año o en niños mayores.
Varios tipos de virus son capaces de generar cuadros diarreicos, destacando en especial los rotavirus que suelen producir cuadros diarreicos de riesgo en los lactantes y en tiempos pasados eran motivo especial de mortalidad, pero en la actualidad ya se cuenta con la vacuna correspondiente, para protegerlos de ese tipo de infección.
La forma como los virus afectan al sistema digestivo se establece: en primer lugar, su ingreso por ingestión con capacidad de resistir la acción del ácido gástrico. Ya sobre la superficie intestinal, penetran a la célula para llegar a su núcleo donde, la célula estimula los procesos de activación de sus genes para empezar a formar diferentes componentes celulares. Ahí el virus libera su material genético, para que la célula inicie la formación ahora de partículas virales, que en cuanto se multiplican luego se acoplan, para formar una cantidad excesiva de virus, causando la fragmentación celular para liberar mayor cantidad de virus y seguir el proceso de multiplicación, con mayor afectación a las células adicionales del tubo digestivo. Pero estas células, al momento de detectar la entrada de los virus a ellas, mandan información a las células cercanas para destruirse (suicidarse -apoptosis-) y, de esa forma, evitar que los virus puedan tener esa multiplicación excesiva, con la pérdida secundaria de capacidad de absorción intestinal. El exceso de material no digerido establece atracción de agua y sales al interior del tubo intestinal, que condiciona así el exceso de líquido que se pierde con esta diarrea. Por la reacción inflamatoria como mecanismo de defensa se estimula el movimiento intestinal, para eliminar a los virus que buscan multiplicarse, pero ahora son eliminados con las evacuaciones diarreicas. Se manda información a células en reserva, para migrar a la parte donde se desprendieron las dañadas, a fin de reestablecer el proceso de absorción en un plazo de 48-72 horas, de acuerdo con las condiciones nutricionales del afectado.
Así la vigilancia de la evolución del paciente justifica en su tratamiento como prioridad, el mantener el estado de hidratación adecuado y en forma asociada: favorecer su estado nutricional, por lo que el empleo de medicamentos que disminuyan los movimientos intestinales puede favorecer a la sobre multiplicación viral y, el ayuno, perjudica el aporte de nutrientes necesarios para su recuperación.
Para mantener el estado de hidratación se debe ofrecer suero oral (sin endulzantes o colorantes artificiales) que en caso de vómito justifica solo ofrecer en pequeño volumen (5,10 o 15ml), con intervalos de 5-10 minutos para favorecer su absorción más rápida, para evitar su acumulación en el estómago que pueda generar el vómito, al tener la influencia inflamatoria. Se sugiere una dieta que no estimule en exceso el movimiento intestinal, como: frutas sólidas (manzana, pera, guayaba) verduras (chayote, papa, zanahoria) y carne de pollo que se deben ofrecer sin forzar y cuidando su tolerancia.
Los pacientes con riesgo para complicar su cuadro diarreico son: los desnutridos, recién nacidos, los inmunodeficientes y quienes están en tratamiento para cánceres que, bajo la evaluación médica especializada, podrán necesitar de manejo antibiótico específico.
Una gran parte de la población considera que los niños desarrollan estos cuadros por déficit de hábitos higiénicos, pero cuando se trata del chupeteo de algunos objetos, cabe señalar que este proceso es parte natural de la maduración intestinal que debe tener el niño durante esas etapas, porque establece la vía de entrada de gérmenes necesarios y adecuados para estimular el desarrollo inmune del tejido digestivo, ya que su paso por el tubo digestivo (sin quedarse a proliferar ahí), sirve para evitar el crecimiento de flora intestinal dañina, estimular y modular la respuesta inmunológica y desarrollar el mecanismo de barrera intestinal. Amerita señalarse que existen factores adicionales que afectan a la estimulación del desarrollo inmune intestinal, como: el nacimiento por cesárea, la alimentación con fórmulas industriales y el empleo de antibióticos ante estos cuadros diarreicos. Se recomienda bajo esta premisa que los lactantes no deben de mantenerse en ambientes exageradamente sanitizados o casi estériles, al igual que el empleo de productos de antisepsia excesivos.
Se consideran casos de diarrea urgentes a valorar de forma inmediata, cuando la diarrea se acompañe de: fiebre y/o vómitos de más de 12horas de evolución, evacuaciones con sangre, dolor abdominal intenso, distensión abdominal, vómito de color verde, negro o con sangre y/o datos de deshidratación severa.
Todos niños ameritan evaluación médica de sus cuadros diarreicos, para definir su causa y establecer su pronóstico asociado, a reserva de seguir el tratamiento más conservador y menos agresivo que pueda complicarlo.
…la diarrea es manifestación digestiva de defensa ante una infección, no la complique.

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