La visión es un
órgano importante del sentido en la
formación de la capacidad individual, que permite la interacción conveniente a
nivel social, de comunicación y en el aprendizaje. Su disminución en la infancia supone muy importantes
consecuencias para el desarrollo y el aprendizaje del niño, por lo que es de
vital importancia la detección temprana y la respuesta oportuna, con calidad y
eficacia.
En las ocasiones
que se realizan revisiones visuales en grupos escolares, se encuentra que hay
un equivalente a la cuarta parte del grupo escolar que tiene alteraciones y de
forma secundaria pueden tener deficiencia en su aprendizaje.
Los primeros
seis años de vida son significativos en la visión normal de los niños, ya que
en ese periodo es el tiempo en que aprenden a reconocer las imágenes que se
quedaran grabadas para el resto de la vida, y los factores que puedan modificar
la visión normal ofrecerán un mal pronóstico. Entre los
antecedentes que orientan a considerar que puede haber alguna alteración,
se pueden señalar: antecedentes de
alteraciones visuales en los familiares, una
duración de embarazo menor de lo habitual y la existencia de alguna
enfermedad en la madre durante la gestación, parto con dificultad a la
extracción del niño, falta de oxígeno, empleo de oxígeno al niño por tiempo
prolongado, desarrollo neurológico alterado posterior del niño, si en algún
momento el niño ha sufrido de alguna enfermedad ocular en especial; y como
manifestaciones, se deberá de considerar de significado notorio cuando se note
que el niño: manifiesta rasgos diferentes entre ambos ojos, tiene movimientos
anormales de sus ojos en forma horizontal o vertical, si la luz le molesta o la
percibe muy intensa o no la nota, si tropieza frecuentemente con algunos
objetos, si el niño inclina la cabeza
hacia un costado para mirar, si tiene también desviación de alguno de sus ojos,
se rasca los ojos de forma muy frecuente e intensa, se acerca o se aleja de los
objetos o imágenes que quiera ver, o bien si tiene dolor de cabeza al terminar
de leer, regresar de la escuela o ver la televisión.
De acuerdo a los
momentos diferentes de la edad del niño, se puede ir sospechando de
alteraciones visuales, cuando al momento del nacimiento se note que las pupilas
del bebe no reaccionan a la luz, tienen tamaño diferente, o el fondo ocular se
percibe con un reflejo diferente; el
bebe parece no prestar atención a los estímulos visuales, o manifiesta sensibilidad
excesiva a la luz. Después de los 2 a 3 meses podrá notarse: ausencia de
contacto ocular con las personas, Ausencia de fijación o seguimiento ocular,
movimientos oculares de vagabundeo. Después de los seis meses, se podrá
considerar como anormal en el niño: la desviación permanente de los ojos,
incomodidad de colocar su visión, protesta o pasividad notoria al momento de
tapar alguno de los ojos.
Las causas más
frecuentes de alteración visual son:
Defectos de la
refracción. Cada ojo contiene un sistema de tejidos y líquido en su interior
que funcionan en forma de lentes, que en condiciones normales, permiten poder
llevar las imágenes del exterior, a estimular la capa nerviosa del ojo (retina)
sin pasarse hasta muy atrás o bien sin ponerla en posición muy delante de esa
capa. Las modificaciones que causan que la imagen no coincida con la posición
de la superficie sensible nerviosa del ojo, son consideradas como defectos de
refracción (ametropías). Se comprueban con estudios especiales y se corrigen
con aplicación de lentes. Sin la corrección adecuada, el niño ve con dificultad
y si la alteración viene desde el nacimiento, es natural que para él será
“normal” este tipo de visión.
Ambliopía. Es
una disminución de la agudeza visual de un ojo, por preferencia del niño a
utilizar más la visión del lado contrario; y la causa puede ser condicionada
por tener defecto visual de refracción en un solo ojo y no recibir corrección
temprana; ser un ojo desviado (bizco) que no utilice mucho o bien, por no
utilizar mucho ese lado de la visión por alguna alteración primaria como una
catarata, o alteraciones de nervios motores oculares.
Estrabismo. Es
la presencia de la desviación de alguno o de los dos globos oculares, que hacen
que la mirada se note girada hacia algún lado en particular, y condiciona
modificación de la visión, causando de forma más frecuente visión doble y para
tener una visión aceptable, el niño “suprime” la información enviada de alguno
de los dos ojos, condicionando en el mismo la situación de ojo “flojo o vago”
que finalmente define la ambliopía. Su corrección generalmente es con cirugía
para corregir en su posición normal al globo ocular afectado.
Malformaciones
congénitas. Variadas en sus alteraciones, pueden causar defectos en los anexos
oculares (párpados, pestañas, conjuntiva, iris, etc.) y en el caso particular
del glaucoma congénito se puede derivar en causa de ceguera progresiva en los
primeros días del nacimiento si no se detecta temprano y se administra el
tratamiento correspondiente.
Retinopatía del
prematuro. Por alteración en el desarrollo de los vasos sanguíneos sobre la
retina, influidos en particular por el tiempo de duración del embarazo y la
administración de oxígeno, para algunos problemas respiratorios en los primeros
días de vida del niño, es posible causar un daño importante a esa capa nerviosa
que recibe los estímulos visuales, y poder condicionar daño irreversible a la
visión. El manejo se efectúa con revisiones tempranas y frecuentes para evitar
el daño y el manejo adecuado de las cantidades de oxígeno a administrar al
niño.
Muchas de las
funciones visuales están involucradas en la
habilidad de mantener una atención sostenida y selectiva. Cuando dichas
funciones no trabajan correctamente, se producen trastornos que propician la distracción
del niño y, en consecuencia, dificultan
el aprendizaje.
Un niño que ve
mal, se dispersa fácilmente, no se concentra, no ve el pizarrón, no termina de
copiar las tareas, sus tareas escritas son desorganizadas.
La propuesta es
revisar a los niños en etapas tempranas de su vida para detectar a tiempo estas
alteraciones, y ofrecer tratamiento oportuno, acudiendo a valoración con el
oftalmólogo pediatra, oftalmólogo, pediatra o médico familiar. En promoción a
la salud, se pudiera legislar también como obligatoria la revisión
oftalmológica antes del inicio escolar para evitar deficiencias en rendimiento
escolar y mejorar el aprovechamiento individual.
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