Desde hace miles
de años, algunas eventuales especies de animales aprendieron a tolerar al
hombre y se adaptaron a su forma de vida, por medio de la domesticación. Este
proceso ha sido empleado con finalidad de poder obtener alimento, vestido,
ayudar en las condiciones laborales, exhibiciones recreativas o deportivas; o
simplemente para servir de compañía en el hogar. Así, para diferenciar el
vínculo de algunos animales que establecen con el ser humano, se define en
forma específica al concepto de mascota como: al animal que se encuentra
frecuentemente en compañía o asociado a una persona, que lo asiste y lo trata
como un amigo incondicional. Por otra parte, la posesión de una mascota puede
reflejar una necesidad insatisfecha de intimidad, abrigo y contacto, con algo
perteneciente a un ambiente natural particular, entre la población.
La cantidad de
mascotas que existen son variables para cada país o localidad, de acuerdo a su
entorno cultural y social. Pueden ser muy comunes en hogares con niños, e
incluso, pueden existir lugares con más mascotas que niños en una casa. En
nuestro país se estima en en el 51% de los hogares tienen perros y el 32%
tienen gatos. Pero aunque una persona no tenga mascotas, puede tener algún tipo
de relación con la mascota del vecino. El problema adicional incluye, la
existencia de las mascotas consideradas como exóticas, que representan
dificultades particulares para mantenerse en cautiverio, con limitaciones para
poder controlar; y riesgo, de ser
agredidos ante ese comportamiento.
La convivencia
que se permite entre estos animales y los niños, puede establecer mecanismos
que favorezcan al desarrollo de algunas enfermedades particulares, que pueden
condicionar dificultades a su identificación, si este vínculo no se reporta al
médico. El mecanismo de transmisión de la enfermedad es por contacto con las
excretas de la mascota y en otras ocasiones por heridas condicionadas por su
agresividad o toxinas corporales especiales. En ocasiones, por gustos
particulares de los responsables del hogar se adquieren animales de tipo
exótico, que no llegan a reunir las características de domesticación y bajo su condición
de mansedumbre relativa, guardan el instinto salvaje y de dominio territorial,
que resulta ser una amenaza al niño que se acerca a querer convivir con este
tipo de animales. En otras ocasiones el mecanismo de contagio se genera en
actividades escolares, donde se realizan prácticas en animales de
experimentación o por limpieza de jaulas en mascotas escolares especiales.
Así resulta
conveniente señalar las enfermedades que pueden transmitir las mascotas más
comunes, con sus manifestaciones más habituales para poder sospecharlas.
Perros.
Bordetella con manifestaciones parecidas a la tos ferina, transmitida mediante
gotas de aerosol respiratoria del animal al sujeto susceptible. Brucelosis, con
fiebre ondulante por una variante presente con mayor riesgo en el perro
callejero. Leptospirosis con afección del hígado, riñón, páncreas, vesícula o
piel, adquirida por contacto con su orina o agua contaminada con su orina.
Sepsis en recién nacidos, por contacto de secreciones en las orejas de los
perros, que los trabajadores de la salud pueden llevar a las unidades de
atención neonatal.
Gatos.
Toxoplasmosis, causan abortos, malformaciones o infecciones del feto, por
consumo en la futura madre de alimentos contaminados con heces. Bartonella, que
puede causar enfermedad por arañazo de gato, daño hepático. Peste, por medio de
la picadura de sus pulgas o contacto directo con el animal enfermo.
Perros y gatos. Salmonelosis,
con cuadros de infección intestinal mediante diarreas, vómitos y dolor
abdominal. Campylobacter, causante de vómitos y dolor abdominal predominante.
Criptosporidium con cuadro diarreico, Giardia con mala absorción y desnutrición
secundaria además de diarrea crónica. Dypilidium, también con cuadro diarreico
asociado con prurito anal, irritabilidad y dolor abdominal. Toxacaras, que es
una larva migratoria que puede causar alteraciones respiratorias parecidas a
las crisis asmáticas y digestivas con dolor abdominal y diarreas. Todas estas
alteraciones son transmitidas por contacto de las evacuaciones de gatos o
perros infectados, de forma directa o con la ingesta de la tierra o agua contaminada.
Sarna, con manifestaciones en la piel, por medio del contacto directo con su
cuerpo infestado, con la particularidad que se cura en forme espontánea y no se
transmite de persona a persona. Tiñas por microporum, causa caída del cabello
en forma de anillos en la cabeza. Se adquiere por contacto directo con la piel
afectada del animal.
Aves. Psitacosis,
por medio de las excretas o plumas causa en el ser humano alteración
respiratoria, con datos similares desde un cuadro gripal hasta una neumonía
atípica; y en ocasiones, puede afectar otros órganos con alteraciones al
embarazo, hígado, riñones o cerebro. Salmonelosis y giardiasis con cuadros
digestivos. Influenza, Paramixovirus y/o aspergillus, con manifestaciones
respiratorias que pueden ser graves en personas con enfermedades crónicas
asociadas. Dermanyssus, con alteraciones de la piel parecidos a la sarna e
infecciones del oído externo, por contacto con aves de corral enfermas, con
quien se convive en forma estrecha permitiendo contacto con la piel.
Ratas, ratones y
hámsteres. Coriomeningitis linfocítica, transmitida por un virus especial que
daña al sistema nervioso y también puede dar manifestaciones semejantes a la
influenza, que se deberá sospechar cuando la mascota tenga datos de “cola
húmeda” ante su cuadro diarreico que asocia y lo mantiene encorvado por dolor
abdominal. Campylobacter con cuadros diarreicos, Helycobacter con desarrollo de
infecciones graves cuando el afectado es un recién nacido. Leptospira con
afección visceral y fiebre por medio de la mordedura. Fiebre por bacilos al ser
agredido por mordedura o arañazo.
Conejos.
Tularemia con desarrollo de úlceras en la piel, crecimientos ganglionares o
inflamación pulmonar transmitida por las excretas y tejidos de conejos; y
también, por sus ácaros que viven entre sus pelos. Hongo (Tricophyton) que
causan caída de cabello.
Reptiles y
anfibios. Principalmente salmonelas con cuadros de gastroenteritis y de
infecciones graves, en recién nacidos y niños prescolares por lo que se
consideran mascotas prohibidas en niños menores de cinco años.
Hurones. Virus
de la influenza con manifestaciones respiratorias variable de gravedad. Peces
de acuario. Con una bacteria (mycobacterium marinum) pueden desarrollar por
medio de una herida previa en la piel, úlceras o nódulos con extensión variable.
Notando la gran
variedad de enfermedades que se pueden adquirir a través de las mascotas, se
recomienda atender las sugerencias de parte del veterinario al adquirirla,
quedando a su consideración: la referencia de vacunas, tipo de alimentos,
entrenamiento, castración y/o cuidados especiales para ofrecer al animal, a fin
de mantenerlo sano y bajo ambiente seguro. Como medidas preventivas que se sugieren
al niño y sus familiares, se debe establecer en primer lugar el tipo de mascota
más apropiado para el niño de acuerdo a su edad y comportamiento. Los alimentos
de consumo en el hogar no serán accesibles para la mascota. Debe habituarse a
efectuar lavado adecuado de las manos, luego de la manipulación del animal y
emplear guantes para la limpieza de sus evacuaciones y jaulas. Las mascotas no
deberán defecar en áreas de juegos de los niños y su excreta deberá ser
limpiada de forma inmediata; en especial, el cambio de arena para los gatos.
Aplicar collares anti pulgas o sustancias de absorción y diseminación. Evitar
el contacto de heridas de piel o las mucosas con los pelos o plumas de
animales; y en especial, el contacto con cualquier reptil por la cantidad de
bacterias (salmonella) que se encuentran en su cuerpo, por lo que estas
mascotas están contraindicados para niños menores de cinco años.
Para tener una
mascota sin riesgo para los niños, conviene considerar la opinión de su médico
y veterinario…
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