Son enfermedades producidas por lombrices intestinales de aspecto plano, que se adquieren por consumo de carne cruda o mal cocida, que pueden causar alteraciones digestivas o sistémicas de acuerdo a la forma parasitaria que se trate y la edad del niño o adolescente.
De las teniasis, se identifican cuatro formas, como las más comunes: saginata, solium, enana y asiática. Como característica común que este tipo de gusanos comparten, se establece que están formados por una cabeza (escólex) que tiene capacidad para fijarse al intestino, un cuerpo prolongado constituido por diferentes segmentos (proglótides) de aspecto aplanado con dimensiones variables, que liberan en su parte final las estructuras que eliminan los huevos infectantes. Su forma de adquirirse es por consumo de formas embrionadas (cisticercos) presentes en la carne de algunos animales específicos.
Como características diferenciales específicas entre estos tipos de tenias, se establece que la tenia solium tiene una especie de ganchos en la parte superior de su escólex, suele presentarse como única en el intestino del infectado (por lo que se le conoce también como solitaria) y con extensión variable de uno a cinco metros. La tenia saginata tiene un escólex sin ganchos, puede encontrarse acompañada de otras tenias similares en el intestino del infectado, y la extensión de su cuerpo es de cuatro hasta doce metros. La tenia saginata asiática tampoco tiene ganchos en su escólex y su origen se identifica con mayor afección en estructuras viscerales más que musculares. Por último la tenia enana cuenta con ventosas y ganchos en el escólex y alcanza un tamaño variable entre 25 a 40 milímetros, por lo que se justifica en su nombre (enana).
La tenia solium se adquiere por consumo de carne contaminada del cerdo, la saginata por consumo de carne contaminada del ganado vacuno, la saginata asiática por consumo de hígado de cerdo y la tenia enana, por transmisión entre seres humanos además del material contaminado por excretas del hámster.
La cisticercosis por su parte, es una enfermedad generada por el consumo de huevecillos que pueden pasar a la circulación sanguínea del intestino para distribuirse al resto del cuerpo, afectando diferentes órganos o sistemas, pero de mayor importancia cuando afectan al cerebro. La cisticercosis es causada en especial por la tenia solium. Se puede presentar en forma racemosa para hacer referencia a un similar de racimo de uvas; o bien, en forma aislada (monovesicular) en diversas partes de diferentes tejidos (musculares principalmente).
La carne de estos animales cuando se encuentran infectadas por los cisticercos, se identifican por la presencia de estructuras en forma de granos, que aparecen entre las fibras de las estructuras musculares o en forma particular en el cerebro del cerdo, corazón del ganado vacuno y el hígado de cerdo. Para evitar la transmisión de esta enfermedad, las autoridades sanitarias supervisan en la mayoría de las ocasiones; en centros de control especiales, para rechazar a la venta la carne que se detecta con estas granulaciones, pero los sitios clandestinos donde no se realiza esta revisión, puede ser posible la venta y consumo de la carne contaminada. Es importante verificar por esa razón que las carnes que se expendan a su venta, cuenten con el sello de verificación sanitaria para un consumo con mayor seguridad.
La tenia enana libera forma embrionadas en el sujeto infectado sin permitir el desarrollo de formas quísticas, facilitando en cambio, que la evolución relativamente rápida a la forma adulta, pueda condicionar infestaciones cuantiosas en su sitio de localización. Cuando el hámster o el ser humano elimina las formas infectantes, se puede adquirir por contaminación de los alimentos.
Las manifestaciones de cada una de estas tenias, se caracterizan generalmente por sintomas que puede ser inespecificos del sistema digestivo, pero deben orientar a considerar su existencia,
cuando el dolor abdominal es recurrente y de intensidad variable, asociado con aumento de volumen abdominal; y de forma secundaria, en consecuencia del compromiso a su mala absorción en el niño, se podrán distinguir grados variables de desnutrición y deficiencias carenciales, con un aporte de nutrientes de forma aceptable. Estas manifestaciones son más notorias, cuando el tiempo de evolución de la tenia es más prolongada.
El cuadro inicia con su daño a partir de las ocho semanas después de ingerir la carne contaminada por los cisticercos, cuando la tenia se ha desarrollado completamente en el intestino. Las alteraciones pueden permanecer hasta que la tenia muere después de un tratamiento eficiente; en caso contrario, es capaz de vivir por varios años. En el caso especial de la tenia enana, solo puede causar síntomas variables de déficit nutricional variable, además de dolor abdominal de intensidad leve a moderada, por lo que su posibilidad de llegar a identificarse se hace remotas.
Para la cisticercosis, el periodo de incubación es muy variable, ya que los pacientes infectados, pueden permanecer sin percibir alteraciones particulares durante varios años. En ocasiones, se pueden percibir la existencia de nódulos pequeños que se perciben al tacto, por debajo de la piel. La presencia de cisticercos dentro del cerebro, puede asociarse a diferentes sensaciones y cambios funcionales, que son dependientes del tamaño, número, evolución y localización de los cisticercos en relación a mecanismos de inmunidad del paciente, pero también puede tener evolución sin alguna alteración particular. Los síntomas que pueden derivar de la alteración en el cerebro, pueden ser: dolor de cabeza por tiempo prolongado, convulsiones, ceguera, inflamación de las capas que envuelven al cerebro (meninges), aumento de presión intracraneal y demencia.
Mientras esta enfermedad no se identifica, es posible que el enfermo sea sometido a una gran variedad de estudios y tratamientos fallidos, que pueden generar incertidumbre, decepción y desconfianza en los familiares, puede exponerlo a complicaciones por su tiempo de evolución o el empleo de tratamientos empíricos o fallidos. Es común en los niños, que su desarrollo físico se note afectado de forma irremediable, sin posibilidad de recuperarlo.
Para llegar a considerar la existencia de tenia saginata y solium, se deben revisar por el laboratorio las evacuaciones, en búsqueda de las partes corporales finales que liberan sus estructuras genitales con múltiples huevos infectantes, cuya ingesta en animales susceptibles y en el ser humano, producirá la teniasis, que se hace un riesgo con el consumo de productos regados por aguas negras, destacando en especial las fresas por el tipo de crecimiento y superficie que la caracteriza, que dificulta su eliminación de residuos contaminados. En ocasiones, las partículas corporales desprendidas pueden salir de forma espontánea por movimientos propios, constituyendo una sensación incómoda al paciente. Ante casos de tenia enana, es poco probable que haya eliminación de huevos fecundados por su maduración rápida, que facilita su incremento exagerado en las partes iniciales del intestino delgado. Para poder identificarlo, es necesario realizar un estudio de video al interior del sistema digestivo.
Su tratamiento incluye medicamentos especiales y esquemas variados de acuerdo al tipo de tenia, llegando a considerar incluso la intervención quirúrgica a nivel cerebral, cuando el caso lo requiere.
Para prevenir esta enfermedad, se deben insistir en administración de medicamentos y biológicos apropiados a los animales (cerdo y ganado), además de evitar su alimentación con sustancias potencialmente contaminadas, adquirir carne con supervisión eficiente por inspectores de salubridad, extremar las medidas higiénicas en la preparación y consumo de los alimentos, que deberá de tener un tiempo y temperatura adecuada para su preparación y consumo... cuidar la salud de los hijos, proporciona la tranquilidad de su vida futura.
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