Psicosis secundarias

 

Este tipo de alteración puede llegar a presentarse a partir de la infancia o adolescencia, como un comportamiento anormal, que puede aparecer en forma súbita o gradual de acuerdo con su causa que la origina.

La psicosis es la alteración del pensamiento, acompañada de delirios o alucinaciones. Entendiendo que los delirios representan creencias fijas y falsas que no pueden resolverse mediante argumentos lógicos, mientras que las alucinaciones son percepciones falsas que no tienen base en estímulos externos reales.

En el desarrollo del niño, durante los primeros años se debe distinguir las alucinaciones de los fenómenos relacionados con el sueño y de otros estados normales para su edad. No es raro que durante las etapas previas a su asistencia escolar (menores de seis años), manifiestan tener amigos imaginarios o creen en la existencia de figuras fantásticas. La existencia del pensamiento lógico y la presencia de asociaciones específicas a partir de los seis o siete años, justifican llegar a considerar la existencia de psicosis cuando a las funciones previas adecuadas, se manifiesta la alteración del pensamiento en forma recurrente o constante.

Estos niños o adolescentes empiezan a manifestar alteraciones en pensamiento, con alucinaciones de predominio auditivo que refieren en el interior de su cabeza, a base de comentarios o de órdenes específicas, asociadas con alucinaciones visuales y táctiles que desconcierta a familiares cercanos por no encontrar justificación a esas referencias. Otros pueden tener alteraciones de su pensamiento al no poder identificar en forma adecuada las experiencias emocionales, pudiendo manifestar su condición depresiva con actitudes de irritabilidad y describirse molesto o de mal humor la mayor parte del tiempo, para todo y contra todos, llegando a tener actitudes violentas recurrentes, con arrebatos de ira ante provocaciones menores o su propia frustración. En otras ocasiones el estado de ánimo se expresa en forma equivocada con actitudes de depresión con manifestaciones atípicas a diferentes edades, causando en algunos impulsos de comer mucho o de dormir en forma prolongada, pueden manifestar también agitación en su comportamiento sin quedarse quietos con movimientos repetitivos o frote de ropa, su forma de hablar puede ser impulsiva y excesiva o mutismo predominante. Su actitud corporal con alteración de su ánimo puede mostrar cansancio, apatía, desmotivación. Su rendimiento académico se deteriora y se aíslan en forma social. Pueden presentarse también euforia excesiva, ideas de grandeza o delirios, idea de superpoderes y poder influir en otros con el pensamiento, pensamientos rápidos y desorganizados, realización de muchas actividades, distracción, lenguaje rápido, falta de sueño, impulsividad y conductas de riesgo.

Ya dentro del desarrollo del niño, es posible poder identificar algunos signos de alarma que puedan sugerir una evolución posterior a presencia de psicosis durante la infancia.  Se detectan en la evaluación periódica del desarrollo, al mostrar deficiencias variadas en funciones motoras, de coordinación y desarrollo personal-social, donde se tienen que considerar con relación a su número, el tipo de alteración y su tiempo de duración, para vigilar sus alteraciones de comportamiento posterior, en intento de anticipar este cuadro.

La alteración puede tener dos variantes en su manifestación. Puede incluir problemas de comportamiento duradero de inicio temprano (antes de los seis años), y otro de tipo súbito que se puede presentar en edades variables, con niños o adolescentes en desarrollo previo normal.

El inicio agudo ocurre más comúnmente con una causa de tipo orgánico, asociado con la manifestación del comportamiento, por lo que deben investigarse las causas específicas, en posibilidad de poder revertir los cuadros psicóticos. También los afectados que padezcan síntomas que sugieran como causa primaria un trastorno psiquiátrico, deberán ser considerados a descartar posibles causas orgánicas, para establecer su manejo en forma específica.

Además de la alteración psiquiátrica, existen otras anomalías que pueden motivar alteraciones del comportamiento, que deberán de identificarse para tener un pronóstico diferente que puede incluir evitar su deterioro progresivo o incluso la muerte. Como causas de origen médico se establecen las condiciones con disminución de azúcar circulante (hipoglucemias), alteración en la circulación cerebral y entrega de oxígeno (hipoxia), efectos secundarios a medicamentos o tóxicos y enfermedades con alteración del comportamiento en forma asociada.

A nivel cerebral, las manifestaciones de comportamiento psicótico pueden ser causadas por un tumor, absceso, hemorragias, embolias, infecciones principalmente de tipo viral, asociados con eventos de epilepsia; e incluso, un tipo especial de epilepsia puede causar alucinaciones auditivas y visuales (epilepsia del lóbulo temporal). Como condiciones más raras se describen alteraciones del metabolismo donde sustancias anormales dentro del cerebro, son capaces de producir modificaciones de comportamiento.

Otras alteraciones capaces de llegar a producir alteraciones mentales compatibles a psicosis incluyen el lupus eritematoso, alteraciones en la concentración de sodio en la sangre, insuficiencia renal, alteraciones de la glándula tiroides y antifosfolípidos (alteración de vasos sanguíneos por problema de inmunidad).

Por efectos secundarios o como consecuencia de dosis tóxicas, la psicosis se puede presentar con ingesta de algunos medicamentos, como los que se emplean ante cuadros de alergia (Clorfenhidramina), jarabes para la tos (dextrometorfano), antidiarreicos (atropina), dolor abdominal (hioscina), medicamentos para el mareo en viajes (difenhidramina), algunos tipos especiales de anestésicos (ketamina), antibióticos (amoxicilina, claritromicina y eritromicina), esteroides (prednisona), antituberculosos (isoniacida), anticonvulsivantes (fenitoína y topiramato), por lo que su empleo no debe realizarse en forma indiscriminada, aunque suelen ser sustancias presentes en medicamentos de libre prescripción (no requieren de receta). La abstinencia de algunos medicamentos también puede inducir estos cuadros como el debido a benzodiacepinas (diacepam y derivados) y de baclofeno, que se emplea para controlar la espasticidad en niños con parálisis cerebral, en quienes las manifestaciones psicóticas se desarrollan por falta de sus medicamentos suspendidos en forma brusca.

En otro rango de condiciones se encuentran también las sustancias y productos naturales tóxicos que pueden motivar el brote agudo de manifestaciones psicóticas. Se mencionan en forma habitual entre productos naturales la trompeta de ángel (toloache), Datura Stramonium, Datura inoxia, Salvia divinorum (disponible por internet), salvinorina A, hongos tóxicos (alucinógenos) y marihuana.

Las sustancias toxicas que generan estos cuadros, incluyen: cocaína, anfetaminas, fenciclidina (PCP), dietilamida del ácido lisérgico (LSD), éxtasis y marihuana.

Por incluir todas las condiciones que pueden ser secundarias a problemas orgánicos, efectos secundarios de medicamentos o alteraciones de intoxicación, todos los pacientes deberán de ser revisados en todas sus alteraciones que manifiesten durante el cuadro agudo para orientar a la causa específica; y en la mayoría de las ocasiones, justificarán el empleo de estudios de laboratorio o de imagen particulares para comprobar su origen.

En quienes no se encuentren alteraciones orgánicas, deberán ser valorados a la brevedad posible (incluso sin contar aún con resultados de estudios especiales) por el especialista en psiquiatría infantil (paidopsiquiatra) además de valoración por psicólogo para tener también asesoría de psicoterapia específica para evitar la persistencia o incremento de alteraciones en la vida adulta… el análisis adecuado tendrá siempre el mejor resultado.   

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