Este
nombre hace referencia al aspecto físico relacionado con la enfermedad, para
señalar que la piel tiene aspecto áspero por su engrosamiento que manifiesta.
Esta enfermedad se presenta en condiciones de deficiencia nutricional selectiva
a un tipo de vitamina en particular (B3-niacina-)
Ante
la falta de esa sustancia se produce alteración en la formación de energía en
diferentes partes del cuerpo, por lo que sus funciones de estos órganos se
deterioran. Uno de los primeros en verse afectado es el sistema digestivo,
donde la falta de función química adecuada favorece a la presencia de cuadros
diarreicos y, origina respuestas inflamatorias con cambios visibles a nivel de
las encías y lengua. De forma posterior, ante la persistencia de la
deficiencia, otros órganos se modifican en sus funciones y entre ellas se
afecta el aspecto normal de la piel; en primer lugar, con aspecto enrojecido
por los cambios a nivel de los vasos que conducen la sangre y por respuesta a
la inflamación cambios secundarios en el grosor de la piel, principalmente en
zonas expuestas a la acción de la luz solar. Si la evolución sigue su curso sin
cubrir la deficiencia, ante la carencia y tiempo prolongado, el último órgano
en modificar su función es el sistema nervioso, donde se altera la transmisión
de impulsos nerviosos generando cambios en el comportamiento y la percepción de
la realidad.
Así
a esta enfermedad por su relación con las alteraciones que va manifestando, se
le identifica como enfermedad de las tres D, que incluyen: diarrea, dermatitis
y demencia, que en etapa grave conduce finalmente a la muerte del paciente.
Además
de la forma primaria que es por deficiencia de la sustancia particular
(niacina) o su precursor (triptófano), que se presenta más frecuentemente en
pacientes desnutridos (por falta de alimentación adecuada), también se puede
originar en forma secundaria a partir de condiciones que interfieran en la
absorción de los nutrientes o por deficiencia en la transformación del
precursor a la sustancia activa. Entre estas enfermedades destacan las
enfermedades de mala absorción intestinal, empleo de medicamentos especiales,
cirugías con resecciones de estómago y/o intestino, colitis ulcerativa,
tuberculosis intestinal, cirrosis hepática, empleo de diálisis peritoneal, infección
por virus de inmunodeficiencia y ante algunos cánceres.
Esta
enfermedad por sus características puede ser más frecuente en poblaciones
marginadas (por desnutrición) o grupos humanos que adoptan de forma selectiva
un tipo de alimentación limitada por conceptos equivocados con una duración
mínima de seis a ocho semanas, como: los pacientes adolescentes que sufren de
anorexia nerviosa, otros son los que tienen predominio en el consumo de yogurts
y gelatinas, o grupos humanos con alto consumo de sorgo. También los grupos
humanos con alto consumo de maíz sin retiro de su cáscara desarrollan esta
enfermedad. Por otra parte, conociendo que algunos alimentos tienen deficiencia
de este tipo de vitamina o de su precursor, de manera preventiva se expenden
siempre en forma fortificada para evitar el desarrollo de la enfermedad que,
ante estos conocimientos y medidas preventivas, han condicionado que la
enfermedad sea menos frecuente en nuestros tiempos.
Por
periodo estacional, se señalan brotes de pelagra durante primavera y principios
de verano, influidos al parecer por la exposición solar. La pelagra no está
vinculada en frecuencia a un sexo específico y aunque es una enfermedad
predominante del adulto, su presentación en la población pediátrica establece la
importancia cuando se llega a sospechar su existencia en etapas iniciales, antes
de progresar a condiciones irreversibles o de ser motivo de defunción, por su
respuesta favorable y mejoría de su pronóstico ante el manejo temprano.
En
el inicio de la enfermedad, las alteraciones son muy vagas y pueden ser
atribuidas a otras condiciones banales o generales. Se describen alteraciones a
base de sensación de debilidad, falta de apetito, alteraciones digestivas leves
y recurrentes además de modificaciones en el comportamiento personal con
alteraciones emocionales, pero suelen ser las manifestaciones de origen
digestivo las primeras en desarrollarse, por ser el órgano con una actividad
metabólica importante de forma diaria. Se describen como manifestaciones
iniciales: falta de apetito, sensaciones de náuseas, malestar en la boca del
estómago, dolor abdominal variable de intensidad, frecuencia y recurrencia,
aumento en la salivación y por alteraciones en la boca se reportan inflamación
de encías y/o de lengua, dolor y dificultad para poder realizar la deglución de
alimentos (disfagia). La diarrea suele ser ya una manifestación de la
inflamación intestinal recurrente, que se refiere con eliminación de material
en consistencia líquida, pero en ocasiones con contenido de moco y algunas
estrías de sangre, que suele confundirse fácilmente en la etapa pediátrica, con
cuadros de infección enteral por virus. Su recurrencia es la que debe inquietar
a los familiares y médicos para considerar esta enfermedad en inicio.
Las
manifestaciones a nivel de la piel son las que permiten en mayor frecuencia
sospechar este cuadro, cuando se enfocan principalmente a su localización en
zonas expuestas a la luz, el roce frecuente y/o por la presión recurrente, por
lo que suelen presentarse a nivel de la cara y extremidades en zonas expuestas
a la luz, en el espacio entre genitales y ano (región perineal) y en las partes
de piel que cubren prominencias óseas. Por la zona de exposición solar, su
presencia es a base de enrojecimiento en la zona de cara, cuello, dorso de
manos, en el escote (relacionado a región descubierta por prenda de pecho)
parecida a una quemadura solar que con el tiempo y ante su persistencia, cambia
a engrosamiento, en ocasiones con formación de vesículas y ampollas con zonas
denudadas, erosiones y costras. Esta piel en segunda fase de evolución se
endurece, toma una coloración obscura y se vuelve áspera, en ocasiones, con
formación de heridas en forma de fisuras de la piel. En el cuello, la lesión
toma un aspecto de anillo desde prominencias vertebrales debajo de la zona de
implantación del cabello, hasta la parte delantera del cuello. En las uñas se
nota adelgazamiento y presencia de líneas transversales, además de referirse
como quebradizas.
Las
alteraciones mentales en inicio suelen pasar desapercibidas y se reportan como
ligeramente deprimidos o con apatía. En la evolución de la enfermedad se pueden
ir agregando o manifestando: dolor de cabeza, irritabilidad, concentración
deficiente, rendimiento escolar disminuido, ansiedad, molestias oculares a la
luz, fatiga, temblores, depresión, marcha inestable, extremidades duras,
ilusiones, alucinaciones, confusión, pérdida de la memoria, psicosis,
desorientación, estupor, coma y muerte. En estudios recientes, el grupo de
alteraciones mentales se caracterizó por una mirada inexpresiva, expresiones
faciales anormales, dificultad para dormir y dolores de cabeza, como
manifestaciones más frecuentes iniciales.
El
pronóstico para esta enfermedad mientras no se tengan manifestaciones graves o
variadas de alteración cerebral, tiene buen pronóstico con el empleo del
tratamiento a base de la vitamina que en general, viene combinada con otras del
mismo complejo, ya que son importantes para poder realizar la transformación a
partir del precursor hacia la sustancia deficiente. La dosis se establece por
valoración pediátrica.
La
dieta por emplear para prevenir y tratar la pelagra debe incluir una
alimentación con alto contenido de proteínas. Se recomienda el consumo de
carnes, leche, cacahuate, vegetales de hojas verdes, granos enteros
enriquecidos (con niacina) o levadura seca de cerveza mejoran el aporte de
niacina. Para quienes sufren de dolor a la deglución, se puede sugerir una
dieta líquida o semisólida en etapa inicial.
…
aunque la enfermedad es rara, no detectarla y no tratarla puede conducir a la
muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario