Quistes articulares

Son tumores de carácter benigno a base de una pequeña bolsa llena de líquido articular, que se desarrolla en lugares asociados a alguna articulación en especial, Se trata de condiciones no muy frecuentes que, en la mayoría de las ocasiones, se pueden presentar a nivel de la muñeca o en la parte posterior de la rodilla, llegando a existir otros lugares (tobillos, rodillas, hombros, dedos) considerándose como demasiado raros.
El que se desarrolla a nivel de la muñeca se le conoce habitualmente como ganglión, y al que está en la parte posterior de la rodilla es el quiste de Becker o quiste poplíteo.
El ganglión generalmente corresponde a una protrusión que hace el líquido (sinovial) que se encuentra en el interior de una articulación, a través de una zona de menor resistencia de la envoltura tendinosa (cápsula articular) de la muñeca o, de las vainas de líquido articular (sinoviales) de los tendones, que termina por protruirse hacia la superficie de la piel. Este líquido se queda almacenado por un tiempo prolongado, lo que establece la diferencia con los quistes sinoviales, al tener una consistencia de mayor densidad comparativa. Su edad de aparición más frecuente es a partir de los 20 años, con localización predominante sobre la parte ventral de la mano, mientras que en etapa infantil es algo raro, pero cuando se presenta es a partir de los diez años, con mayor afección para el sexo femenino y con ubicación predominante, sobre la región palmar.
Por estudios realizados, se establece como posibilidad para su formación, que existe un mecanismo de válvula -a través de un conducto formado en la bolsa articular-, que condiciona el flujo del líquido hacia una parte distal, donde se va acumulando de forma progresiva sin posibilidad de retorno. El desarrollo del ganglión se establece, al momento de cerrarse esa válvula y no permitir mayor entrada de líquido; mientras que su condición quística, mantiene la comunicación presente y es viable de remitir en forma espontánea.
Como factor predisponente para su formación, algunas teorías establecen la existencia de una tensión articular -aguda o crónica-, que puede provocar un desgarro de la capsula articular. Otra teoría establece que, factores locales afectan la calidad de la cápsula para la formación del quiste, pero al momento no hay algo concreto.
El paciente lo identifica al notar aumento de volumen en la región dorsal o palmar de la muñeca, como una pelota de goma firme que se encuentra bien adherida a la parte inferior, sin presencia de datos inflamatorios (calor, enrojecimiento, dolor o aumento de volumen). Como molestias se describen dolor en la muñeca, que también puede irradiarse hacia el brazo del paciente, dolor con la actividad o la palpación de la masa, disminución del rango de movimiento y disminución de la fuerza de agarre. Los de localización palmar también pueden causar hormigueos o adormecimientos por la compresión de algunos nervios. El dolor cuando existe es más probable que sea más molesto que debilitante.
Para confirmar la existencia de esta alteración, suele bastar con verlo y tocarlo. Para estar seguro de que el contenido es líquido, a veces se aplica una fuente de luz. Se mira si la luz traspasa la lesión, que bajo esa condición confirma el diagnóstico. Si alguna duda puede existir, el estudio con ultrasonido es suficiente para determinarlo.
Los gangliones desaparecen con el tiempo en el 80% de los niños. Por ello, dado que es una lesión benigna, el mejor tratamiento es no hacer alguna medida y vigilar, ya que en los niños no da síntomas, tienen mayor riesgo de recurrencias cuando se operan y generan más complicaciones con la cirugía. Los estudios muestran que, en la infancia, los gangliones desaparecen en un tiempo medio de 9 meses. Por ello, se suele esperar hasta un año sin tratar. La inmovilización de la muñeca no ayuda a que la lesión desaparezca y debilita la musculatura.  Esto puede dar lugar a otras lesiones, como esguinces. Por tanto no se aconseja, salvo algunos casos muy especiales estabkecidos por el especialista en traumatología pediátrica. En especial si el ganglión da dolor y/o se afecta la movilidad de la muñeca, se indicaría la cirugía, ya que el procedimiento de aspiración que se realiza en los adultos tiene malos resultados en niños, con un 50-80% de recaídas.
La cirugía de preferencia se realiza solo si el ganglión persiste después de 12 meses, produce dolor o debilidad muscular o tiene un tamaño mayor de 2 cm (ya que es más raro que desaparezcan de forma espontánea).
Ya como medidas preventivas, dado el origen degenerativo de esta patología, en personas con antecedentes de ganglión, se recomienda evitar las tareas que demanden muchos movimientos de flexo-extensión de muñeca. Además, se recomienda reforzar las vainas en la región dorsal de la muñeca mediante el uso de un vendaje de contención. El uso de una muñequera o férula puede contribuir a reforzar las vainas fibrosas del dorso de la mano, para evitar el crecimiento o la protrusión del ganglión.
El quiste de Becker se define como un cúmulo anormal de líquido sinovial en el hueco posterior de la rodilla, con liquido articular acumulado a tensión. En su desarrollo se describen cuatro condiciones: una formación de trayectoria a partir de la cápsula articular, un efecto de válvula en esta comunicación; una marcada diferencia de presión entre la articulación y el saco quístico y, por último, un factor patológico que estimule la producción de líquido por parte de la cápsula articular, como en las enfermedades reumatológicas, lesiones de meniscos y/o traumatismos específicos. Su prevalencia en la infancia puede llegar hasta 5%. Estos quistes poplíteos en niños se describen en su mayoría como libre de síntomas, con una presentación común observando -de forma frecuente por los padres- un aumento de volumen detrás de la articulación de la rodilla, durante el baño, la natación u otras actividades de la vida diaria. Es una condición rara en los niños, con una incidencia de 2.5% y desaparecen normalmente antes de los 18 años.
La forma de presentación más frecuente es la tumefacción con imagen de masa en el hueco (poplíteo) detrás de la rodilla, Suele ser fluctuante al tacto, aunque a veces puede ser duro y tenso. Se desliza bajo la piel. La superficie es lisa, pero a veces puede ser lobulada. El tamaño va desde el de una avellana al de una nuez. No suele dar ningún síntoma, aunque si es un quiste grande, puede causar molestias o rigidez de la articulación. Al hacer esfuerzos el bulto o la rodilla se pueden hinchar. Puede desaparecer solo o disminuir de tamaño. También se puede romper bajo la piel y entonces el cuerpo absorbe el líquido, con inflamación variable.  A menudo el quiste vuelve a aparecer poco después.
Usualmente estos quistes son redondeados, fluctuantes, suaves y pueden sentirse tensos en extensión de la pierna y seguido de una suavidad con la rodilla en flexión, nos hacen considerar el diagnóstico de esta enfermedad. Por su tamaño y localización pueden comprimir otras estructuras anatómicas en esa región. La compresión de la arteria o vena poplítea puede causar isquemia y coagulación respectivamente, mientras que la compresión del nervio puede generar sensación de hormigueo y/o de calambres
Para confirmar esta alteración, suele ser suficiente con ultrasonido y en casos especiales con imagen de resonancia magnética. En forma asociada, al momento de confirmar la presencia del quiste poplíteo, la preocupación particular será descartar si está asociado o no con alguna enfermedad reumatológica, para definir su cuadro e iniciar el tratamiento en forma más oportuna. Esa asociación es diferente comparativa al adulto ya que en ellos la causa traumática de afección a los meniscos es la causa asociada más frecuente.
En principio, no necesita tratamiento; sólo observar la evolución del quiste. Si hay dolor se debe investigar y descartar causa reumatológica, El quiste tiene una alta probabilidad de reaparecer si no se trata la causa. El tratamiento quirúrgico se reserva para los quistes de Baker grandes (más de 3 cm) con síntomas persistentes, siendo conservador su manejo y bajo seguimiento de su evolución, en quistes de Baker pequeños (menos de 3 cm) sin recurrencia o manifestaciones de afección a estructuras cercanas. La remisión espontanea se presenta en la mitad de los casos, con recurrencia adicional en el porcentaje restante. 
 

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