Generalmente
se define, como: la ingestión persistente de sustancias no nutritivas durante
al menos un mes a una edad para la cual este comportamiento es inapropiado para
el desarrollo, y el comportamiento no forma parte de una práctica socialmente
normativa o apoyada culturalmente. En especial, se considera como edad mínima
del afectado de 2 años para considerar el diagnóstico. En los niños de 18 meses
a 2 años, la ingestión de sustancias no nutritivas es común y no se considera
patológica.
Todas las personas que presentan pica toman o ingieren, una amplia variedad de sustancias no alimentarias, que incluyen, entre otras: arcilla, tierra, arena, piedras, guijarros, cabello, heces, plomo, almidón para lavar ropa, guantes de vinilo, plástico, borradores de lápices, hielo, uñas, papel, trozos de pintura, carbón, tiza, madera, yeso, bombillas, agujas, cordeles, colillas de cigarrillos, alambres y cerillos quemados.
Esta alteración se observa con mayor frecuencia en niños y puede durar hasta la adolescencia. Es más común en personas con discapacidades del desarrollo, como el trastorno del espectro autista (TEA) y la discapacidad intelectual (DI). Con menos frecuencia, la pica se asocia con esquizofrenia y trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). El cabello o la piel generalmente se ingiere cuando existe pica con tricotilomanía o trastorno de excoriación. También puede coexistir con el trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos, especialmente cuando hay un fuerte componente sensorial en la presentación.
En consideración a su causa, se desconoce el mecanismo específico o condiciones particulares relacionadas que lo desarrollen, por lo que se han propuesto numerosas hipótesis para explicar el fenómeno, incluido el origen nutricional, psicosocial y bioquímico.
La deficiencia en algunos elementos traza en el organismo, se establece como condicionante del comportamiento de pica ante la hipótesis de origen nutricional, pero también puede ser secuencia del evento contrario: que, ante la ingesta de sustancias no habituales, se tenga la disminución de esos elementos corporales. En la teoría psicosocial, ciertos grupos sociales pueden considerar culturalmente aceptable la ingestión de sustancias no nutritivas como la arcilla, tierra o almidón. En estos casos, los padres pueden enseñar proactivamente a sus hijos a comer estas y otras sustancias. Este comportamiento se puede aprender mediante la mecánica de modelado y refuerzo. El aspecto bioquímico considera una serie de estados alterados de la función normal a nivel de sustancias transmisores cerebrales, con actividad disminuida del sistema asociado a la sensación placentera, que, con pica, permite generar mecanismos alternativos para esa estimulación.
Otras teorías también la establecen como mecanismo de escape ante un estado de estrés como un mecanismo de defensa que ante la ingesta de ese tipo de sustancias median a modificarlo.
Es una condición que se presenta en todo el mundo, sin un registro adecuado ya que sus familiares o cuidadores no reportan ese comportamiento, por considerarse normal en determinadas sociedades y solo acuden a evaluación médica ante sus consecuencias. Se reporta con mayor frecuencia en niños y generalmente ocurre con la misma frecuencia entre ambos géneros. Pica se observa con mayor frecuencia durante el segundo y tercer año de vida, con una disminución lineal a medida que aumenta la edad, hasta su ausencia espontánea.
Los niños con discapacidad intelectual (DI) y trastorno del especto autista (TEA) tienen pica con más frecuencia que los niños sin estas condiciones. Entre las personas con DI, la pica es el trastorno alimentario más común y se observa con mayor frecuencia en personas de 10 a 20 años, donde su gravedad se incrementa en la proporción del grado de su discapacidad. Ya en pacientes con alguna enfermedad orgánica, se relaciona más con niños con anemia de células falciformes, asociando en especial a contar con alteraciones especiales de algunos estudios relacionados con los glóbulos rojos (contenido) y formas celulares más jóvenes.
La forma como se manifiesta esta condición es muy variable y, está asociada con la naturaleza específica de las sustancias ingeridas ante sus condiciones médicas resultantes, que pueden ser establecidas entonces como: alteraciones por intoxicación, consecuencias infecciosas o parasitarias, manifestaciones gastrointestinales y alteraciones dentales.
Por intoxicación, uno de los elementos de mayor riesgo es el consumo de plomo, que establece el envenenamiento más común asociado con la pica, con manifestaciones significativas aún cuando los niveles en sangre sean bajos. Puede manifestar deterioros intelectuales, problemas de conducta y de aprendizaje, malestares digestivos (vómito, dolor, cólicos, estreñimiento), irritabilidad, decaimiento, marcha errática, falta de coordinación, dolor de cabeza, parálisis de algunos nervios, daño cerebral, convulsiones, coma o muerte. Otro tipo de intoxicaciones pueden ser posibles y ameritan verificar el tipo de material de ingesta recurrente para relacionar con alteraciones secundarias.
Diferentes infecciones e infestaciones parasitarias, desde leves hasta graves, están asociadas con la ingestión de agentes infecciosos a través de sustancias contaminadas, como heces o suciedad. En particular, comer tierra (geofagia) se ha asociado con infecciones parasitarias transmitidas por el suelo. La toxocariasis puede generar crecimientos viscerales, con riesgo a la función del corazón y daño cerebral. Otro tipo de larva de toxacara puede llegar a causar ceguera. La toxoplasmosis puede asociar malformaciones congénitas a futuras madres. Como parásitos intestinales se pueden desarrollar lombrices intestinales y otras pequeñas, con localización y molestias en región anal.
Las manifestaciones intestinales pueden ser secundarias a problemas intestinales mecánicos: estreñimiento, ulceraciones, perforaciones y obstrucciones intestinales causadas por la formación de acumulación del material ingerido (bezoares) y la ingestión de materiales no digeribles en el tracto gastrointestinal, que pueden requerir alguna intervención quirúrgica. La malnutrición está relacionada con las características de materiales ingeridos específicos, que desplazan la ingesta de los alimentos normales o, interfieren con la absorción de sustancias nutricionales necesarias.
Como alteraciones dentales puede haber abrasiones o alteraciones de sus superficies dentales, inflamación de las encías, formación de úlceras, presencia de cuerpos extraños.
Para identificar los casos que se asocian con déficit intelectual, se consideran las manifestaciones de aislamiento, la agresividad y la conducta autolesiva (golpearse la cabeza con el puño, arañarse, etc.), pero si el cuadro no es muy evidente para estas alteraciones, se podrá solicitar evaluación por el especialista en alteraciones de conducta de niños (paidopsiquiatra) ya que el diagnóstico de la alteración específica inicial, puede ser difícil para el médico y debe realizarse por el experto en esas alteraciones.
Con el antecedente de este tipo de consumo, el médico en su consulta evalúa el estado nutricional del afectado, para descartar si existen datos carenciales específicos; y también, descarta la probabilidad de anemia de células falciformes o la asociación de alguna complicación de las descritas, para la realización de estudios específicos y seguimiento.
Las familias deben ser conscientes del trastorno y sus consecuencias. La observación de la conducta, la prevención y vigilancia son el primer paso, a veces el único en discapacitados intelectuales, para un buen tratamiento. El empleo de medicamentos generalmente no es necesario, pero en caso de ser empleado se administra bajo la vigilancia del especialista en su atención de conducta. Para todos los demás casos se incluyen en abordaje integral medidas psicológicas, sociales y educativas sin olvidar la vigilancia continua.
Todas las personas que presentan pica toman o ingieren, una amplia variedad de sustancias no alimentarias, que incluyen, entre otras: arcilla, tierra, arena, piedras, guijarros, cabello, heces, plomo, almidón para lavar ropa, guantes de vinilo, plástico, borradores de lápices, hielo, uñas, papel, trozos de pintura, carbón, tiza, madera, yeso, bombillas, agujas, cordeles, colillas de cigarrillos, alambres y cerillos quemados.
Esta alteración se observa con mayor frecuencia en niños y puede durar hasta la adolescencia. Es más común en personas con discapacidades del desarrollo, como el trastorno del espectro autista (TEA) y la discapacidad intelectual (DI). Con menos frecuencia, la pica se asocia con esquizofrenia y trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). El cabello o la piel generalmente se ingiere cuando existe pica con tricotilomanía o trastorno de excoriación. También puede coexistir con el trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos, especialmente cuando hay un fuerte componente sensorial en la presentación.
En consideración a su causa, se desconoce el mecanismo específico o condiciones particulares relacionadas que lo desarrollen, por lo que se han propuesto numerosas hipótesis para explicar el fenómeno, incluido el origen nutricional, psicosocial y bioquímico.
La deficiencia en algunos elementos traza en el organismo, se establece como condicionante del comportamiento de pica ante la hipótesis de origen nutricional, pero también puede ser secuencia del evento contrario: que, ante la ingesta de sustancias no habituales, se tenga la disminución de esos elementos corporales. En la teoría psicosocial, ciertos grupos sociales pueden considerar culturalmente aceptable la ingestión de sustancias no nutritivas como la arcilla, tierra o almidón. En estos casos, los padres pueden enseñar proactivamente a sus hijos a comer estas y otras sustancias. Este comportamiento se puede aprender mediante la mecánica de modelado y refuerzo. El aspecto bioquímico considera una serie de estados alterados de la función normal a nivel de sustancias transmisores cerebrales, con actividad disminuida del sistema asociado a la sensación placentera, que, con pica, permite generar mecanismos alternativos para esa estimulación.
Otras teorías también la establecen como mecanismo de escape ante un estado de estrés como un mecanismo de defensa que ante la ingesta de ese tipo de sustancias median a modificarlo.
Es una condición que se presenta en todo el mundo, sin un registro adecuado ya que sus familiares o cuidadores no reportan ese comportamiento, por considerarse normal en determinadas sociedades y solo acuden a evaluación médica ante sus consecuencias. Se reporta con mayor frecuencia en niños y generalmente ocurre con la misma frecuencia entre ambos géneros. Pica se observa con mayor frecuencia durante el segundo y tercer año de vida, con una disminución lineal a medida que aumenta la edad, hasta su ausencia espontánea.
Los niños con discapacidad intelectual (DI) y trastorno del especto autista (TEA) tienen pica con más frecuencia que los niños sin estas condiciones. Entre las personas con DI, la pica es el trastorno alimentario más común y se observa con mayor frecuencia en personas de 10 a 20 años, donde su gravedad se incrementa en la proporción del grado de su discapacidad. Ya en pacientes con alguna enfermedad orgánica, se relaciona más con niños con anemia de células falciformes, asociando en especial a contar con alteraciones especiales de algunos estudios relacionados con los glóbulos rojos (contenido) y formas celulares más jóvenes.
La forma como se manifiesta esta condición es muy variable y, está asociada con la naturaleza específica de las sustancias ingeridas ante sus condiciones médicas resultantes, que pueden ser establecidas entonces como: alteraciones por intoxicación, consecuencias infecciosas o parasitarias, manifestaciones gastrointestinales y alteraciones dentales.
Por intoxicación, uno de los elementos de mayor riesgo es el consumo de plomo, que establece el envenenamiento más común asociado con la pica, con manifestaciones significativas aún cuando los niveles en sangre sean bajos. Puede manifestar deterioros intelectuales, problemas de conducta y de aprendizaje, malestares digestivos (vómito, dolor, cólicos, estreñimiento), irritabilidad, decaimiento, marcha errática, falta de coordinación, dolor de cabeza, parálisis de algunos nervios, daño cerebral, convulsiones, coma o muerte. Otro tipo de intoxicaciones pueden ser posibles y ameritan verificar el tipo de material de ingesta recurrente para relacionar con alteraciones secundarias.
Diferentes infecciones e infestaciones parasitarias, desde leves hasta graves, están asociadas con la ingestión de agentes infecciosos a través de sustancias contaminadas, como heces o suciedad. En particular, comer tierra (geofagia) se ha asociado con infecciones parasitarias transmitidas por el suelo. La toxocariasis puede generar crecimientos viscerales, con riesgo a la función del corazón y daño cerebral. Otro tipo de larva de toxacara puede llegar a causar ceguera. La toxoplasmosis puede asociar malformaciones congénitas a futuras madres. Como parásitos intestinales se pueden desarrollar lombrices intestinales y otras pequeñas, con localización y molestias en región anal.
Las manifestaciones intestinales pueden ser secundarias a problemas intestinales mecánicos: estreñimiento, ulceraciones, perforaciones y obstrucciones intestinales causadas por la formación de acumulación del material ingerido (bezoares) y la ingestión de materiales no digeribles en el tracto gastrointestinal, que pueden requerir alguna intervención quirúrgica. La malnutrición está relacionada con las características de materiales ingeridos específicos, que desplazan la ingesta de los alimentos normales o, interfieren con la absorción de sustancias nutricionales necesarias.
Como alteraciones dentales puede haber abrasiones o alteraciones de sus superficies dentales, inflamación de las encías, formación de úlceras, presencia de cuerpos extraños.
Para identificar los casos que se asocian con déficit intelectual, se consideran las manifestaciones de aislamiento, la agresividad y la conducta autolesiva (golpearse la cabeza con el puño, arañarse, etc.), pero si el cuadro no es muy evidente para estas alteraciones, se podrá solicitar evaluación por el especialista en alteraciones de conducta de niños (paidopsiquiatra) ya que el diagnóstico de la alteración específica inicial, puede ser difícil para el médico y debe realizarse por el experto en esas alteraciones.
Con el antecedente de este tipo de consumo, el médico en su consulta evalúa el estado nutricional del afectado, para descartar si existen datos carenciales específicos; y también, descarta la probabilidad de anemia de células falciformes o la asociación de alguna complicación de las descritas, para la realización de estudios específicos y seguimiento.
Las familias deben ser conscientes del trastorno y sus consecuencias. La observación de la conducta, la prevención y vigilancia son el primer paso, a veces el único en discapacitados intelectuales, para un buen tratamiento. El empleo de medicamentos generalmente no es necesario, pero en caso de ser empleado se administra bajo la vigilancia del especialista en su atención de conducta. Para todos los demás casos se incluyen en abordaje integral medidas psicológicas, sociales y educativas sin olvidar la vigilancia continua.
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