En condiciones
normales, el funcionamiento del corazón establece una frecuencia variable de
acuerdo a la edad y circunstancias especiales. La secuencia con la que trabaja,
establece el ritmo normal o regular para poder conseguir adecuadamente el
llenado y vaciado coordinado de sus propias cavidades; y de forma adicional, la
secuencia apropiada para el impulso de la sangre al resto del cuerpo, en forma eficiente
hasta sus regiones más distantes y de circulación microscópica.
En algunas
ocasiones o bajo influencias particulares, el ritmo del corazón puede
modificarse llegando a manifestar secuencias anormales (arritmias), con
diferentes alternativas en su dinámica que pueden involucrar retrasos,
aceleraciones o bloqueos, causando contracciones cardíacas anormales
secundarias a circunstancias especiales, con variedad en las manifestaciones
que pueden percibir los niños, o que puedan ser detectadas por el profesional
de salud.
Se deberá
establecer siempre, la diferencia adecuada entre la frecuencia del corazón con
su ritmo, ya que en ocasiones algunos padres de familia se pueden mostrar
inquietos por la frecuencia que puede tener el corazón de un niño, ante
circunstancias que pueden ser normales, como: durante el llanto, actividad vigorosa,
fiebre, enfermedades o emociones en donde habitualmente la cantidad de ruidos
generados por minuto pueden ser elevadas de lo habitual; y en forma contraria,
puede haber disminución de su actividad mientras se encuentra dormido, bajo la
acción de algunos medicamentos o con presencia de algunas enfermedades. En
contraste, una alteración del ritmo es el cambio súbito de la secuencia que
manifiesta de forma habitual la actividad del corazón, con síntomas variados.
El ritmo o
latido regular del corazón, se genera y mantiene por medio de un pequeño
circuito eléctrico que recorre trayectos especiales en las paredes del corazón.
Se origina en la parte superior (aurícula derecha) como marcapaso principal,
sufriendo un retraso mínimo en el impulso de contracción muscular antes de
pasar a la parte inferior, para dar oportunidad que haya diferencia de tiempos,
para permitir el llenado y vaciado en forma adecuada. Cuando el circuito
funciona correctamente, el ritmo cardíaco es bastante normal; pero cuando hay
un problema en la integridad de este circuito, o hay actividad de marcapasos en
otras zonas de este tejido especial, puede ocurrir un ritmo cardíaco irregular
o arritmia. Algunos niños nacen con anormalidades en este circuito del corazón,
pero las arritmias también pueden ser ocasionadas por infecciones o
desequilibrios químicos en la sangre, que afectan a la función de este
mecanismo de estimulación.
En forma
ocasional, es posible que algunos niños totalmente sanos con la actividad de
sus movimientos respiratorios, puede modificar la secuencia del ritmo cardíaco,
condicionando que se adelante o se atrase algún o algunos latidos, sin causar
efectos en la función de bombeo de sanguíneo. Esto constituye el trastorno del
ritmo más común de encontrar en ellos, durante alguna exploración normal y
generalmente no requiere de tratamiento especial, al tener relación con el
retraso que genera el momento de mayor llenado cuando se hace una inspiración;
o bien, un latido anticipado por el efecto de impulso o contracción adicional,
que agrega el momento de sacar el aire durante la respiración.
Las arritmias
pueden tener diferentes características que las puede clasificar de diferentes
formas. En relación a su duración pueden ser temporales o permanentes. Por su
origen pueden ser secundarias a diferentes causas, o bien, puede no demostrarse
alguna condición particular. Por su aparición pueden estar relacionadas con
alteraciones cardíacas desde el nacimiento (congénitas) o desarrollarse al paso
del tiempo con algunas circunstancias específicas. Por su causa pueden tener
origen cardíaco (como las anomalías de las vías de estimulación, inflamación
del músculo cardíaco) o extra cardíacas (como las condicionadas por
infecciones, traumatismos, medicamentos, intoxicaciones por sustancias
prohibidas, productos o remedios naturistas).
Las arritmias verdaderas
no son muy comunes, pero cuando ocurren pueden ser de consideración para su
estudio y tratamiento. Son aquellas que hacen latir al corazón más rápido que lo normal (taquicardia), muy
rápido (se agita), rápido e irregular (fibrilación), más lento de lo normal
(bradicardia) o que tiene latidos anticipados aislados (latidos prematuros), o
que causen cese de la actividad de contracción en algún segmento cardíaco
(bloqueos).
Las arritmias
entre la población general de niños son raras. En cambio, se pueden presentar
de forma más común, entre los niños que tengan desde el nacimiento
anormalidades de su corazón, enfermedades que afecten la función normal del
corazón, medicamentos especiales, y aquellos que se expongan a la ingesta de algunas
sustancias tóxicas, que incluyen: desde productos naturistas empleados como
remedios, hasta sustancias toxicas como alcohol, tabaco, cocaína.
Se podrá sospechar
de la presencia de arritmias en un niño, cuando haya deficiencia súbita en el
funcionamiento de bombeo de sangre en especial a su cerebro; y en otras
ocasiones, cuando el niño tenga la oportunidad en poder referir actividades
anormales de movimientos en su pecho a nivel de su corazón. Así podemos
mencionar como variedades de síntomas o signos, si de forma repentina
manifiesta: palidez, desmayo, mareos, cansancio, obscurecimiento visual,
percibe palpitaciones en su pecho, dificultad o le cuesta trabajo respirar, o
se queja de que el corazón lo siente rápido sin hacer ejercicio. Cualquiera de
estos datos, deberá justificar acudir a la valoración inmediata que ante la
posibilidad diagnóstica del profesional, deberá motivar la atención por el
especialista en cardiología pediátrica, a fin que se lleven estudios apropiados
a cada situación especial, para determinar su causa y establecer su tratamiento
correspondiente.
El ignorar estos
datos y practicar remedios caseros; o bien, no dar la importancia a los signos
presentes para enviar a la atención especializada, puede motivar que el
paciente llegue a tener alguna deficiencia importante en el bombeo de sangre al
cerebro causando un daño irreversible o al mismo corazón, que puede causar la
muerte en forma súbita.
En consideración
que algunos niños pueden tener factores de riesgo para poder desarrollar la
enfermedad, es necesario siempre como requisito a iniciar alguna actividad
deportiva, que se les realice una evaluación muy dedicada a valorar la función
cardíaca, ya que ante la exigencia atlética, se pueden desarrollar situaciones
de riesgo o de muerte súbita en aquellos pacientes que no se les detecto la
alteración.
Para el estudio
de estas alteraciones, el cardiólogo pediatra podrá emplear dispositivos para
comprobar la anatomía, actividad y eficacia del corazón, ya sea en condiciones
normales de la vida diaria o incluso con pruebas de estimulación, con
realización de ejercicios específicos y equipo adicional, de los cuales habrá
que comentar al niño para evitar su inquietud y que pueda colaborar en forma
adecuada a su realización.
En cuanto al
tratamiento, podrá tener diferentes alternativas relacionadas con las causas
específicas. En su variedad puede incluir, entre ellos: el consumo de
medicamentos especiales, la aplicación de desfibriladores con aplicación de
cargas eléctricas sobre el pecho, en el momento que se tenga alguna crisis
especial de arritmias, aplicación de marcapasos, ablación introduciendo una
sonda al espacio cardíaco para destruir a las células de actividad anormal, o
incluso la cirugía a corazón abierto.
Es necesario que
cuando algún niño manifieste alteraciones a nivel de su tórax, se verifique si
se asocian otras alteraciones, y a la brevedad adecuada, se recomienda atender
la posible presencia de esta alteración, para tener un mejor pronóstico.