La atención del
recién nacido ha evolucionado al paso del tiempo, a fin de poder evitar la
existencia de eventos adversos y a favor de realizar los procedimientos más
adecuados, con la intención de evitar daños o lesiones al recién nacido.
Esta evolución se
extiende desde las condiciones primarias muy adversas, hasta las más
sofisticadas ideales, para establecer que no se desarrollen factores adversos
que puedan generar un compromiso, en el futuro del nuevo ser.
Por el
comportamiento biológico natural en un embarazo normal, es de considerar que el
nacimiento espontáneo puede solamente supervisarse, vigilando algunos elementos
básicos a revisar en la atención de la madre y el recién nacido.
Por la posibilidad
remota, que cualquier persona se pueda encontrar ante el nacimiento de un niño
en condiciones no ideales, en esta ocasión se tratarán de establecer las
recomendaciones más importantes a vigilar y llevar a la práctica, a fin de
poder proporcionar una atención significativamente benéfica para el bebé.
Se señala de
preferencia que ante la situación descrita, se deberá de establecer como
prioridad, la notificación a los servicios de salud para que acudan a la
brevedad posible, a atender o complementar la atención del parto, ante la
incertidumbre de poder efectuar el procedimiento de forma apropiada o que la
evolución del proceso, se acompañe de alguna complicación. Esto se logra
mediante alguna llamada a los servicios de emergencia o solicitar a alguna
persona cercana que busque ayuda inmediata.
En forma muy
general, para poder suponer que no hay muchos factores adversos que puedan
influir con complicaciones al momento del nacimiento, se deberá de interrogar a
la madre sobre la duración del embarazo, enfermedades que padezca o se hayan
desarrollado durante el embarazo, número de partos previos y momento de la
rotura de la membranas (salida de líquido y su color). Si las respuestas
corresponden a un tiempo normal de duración (nueve meses), ausencia de
enfermedades y salida de líquido claro, es muy posible que no haya
complicaciones graves para el nacimiento. Por referir partos previos, su
evolución del parto posterior a la eliminación de un tapón vaginal de moco,
podrá llevar un tiempo relativamente breve (4-6 horas) a diferencia de las que
tienen su primer parto que podrá ser un poco más prolongado (6-12 horas). En
caso de señalar eliminación de líquido abundante, el parto es posible durante
el transcurso de las siguientes dos horas independiente del orden de embarazo.
Son factores de
riesgo específicos, cuando se reportan duración de embarazo menor de ocho meses
o mayor de nueve, ante la evolución comprometida que se puede tener luego del
nacimiento. Si la madre sufre de una enfermedad crónica previa al embarazo o
desarrollada durante la gestación, por riesgo de causar desnutrición al bebé y
complicaciones también posteriores al nacimiento. Cuando la eliminación del
líquido lleva más de doce horas de evolución, es posible que cause infección
hacia la madre e hijo, que se puede extender hacia diferentes órganos o
sistemas. Pero como dato de gravedad significativa, se deberá descartar si la
coloración del líquido eliminado, es de coloración verdosa (como puré de
chícharos), porque esto ya es indicativo de problemas serios de falta de
oxígeno en el bebé; y ante esa referencia, la atención hospitalaria justifica
ser manejada como una urgencia real, por el especialista en recién nacidos
(neonatólogo) o por un pediatra, para poder ofrecer los recursos necesarios a
fin de salvar la vida y/o evitar daño al bebé,
por falta de una oxigenación inmediata adecuada.
Bajo circunstancias
específicas, se procurará mantener a la embarazada acompañada de una persona de
su confianza, en ambiente de relativa intimidad evitando las miradas curiosas y
bajo ambiente de higiene lo más adecuado posible, en una posición cómoda al
momento que perciba contracciones intensas y sensación inminente de pujo.
De ser posible, se
deberá de contar con el material más limpio para poner en contacto con el bebé
y efectuar limpieza de la región genital de la madre, evitando que se contamine
con la evacuación que en ocasiones se elimina, realizando limpieza inmediata.
Hasta donde sea factible, las manos deben estar limpias para la atención del
nacimiento. El empleo de compresas tibias a calientes puede emplearse para
aplicar en región genital, a fin de facilitar un poco más la apertura y
relajación de los tejidos involucrados. Se debe contar con anticipación de
algún instrumento para poder cortar el cordón umbilical y en especial, un lugar
con temperatura tibia a ligeramente caliente para evitar que el bebé pierda
calor.
Al momento de
iniciar la salida del bebé, se deberá de proteger con la compresa tibia la piel
de la madre que se tensa, para deslizar y evitar desgarros, permitiendo que la
cabeza del niño realice sus movimientos naturales para su expulsión, ya que
ante circunstancias normales, no son necesarias maniobras específicas y mucho
menos bruscas.
A todos los niños
al momento de su nacimiento, en forma elemental, se le deberán de realizar siempre
cuatro maniobras básicas: rectificación de su cuello para permitir una
respiración adecuada, tratar de mantener su temperatura corporal, secar su piel
de la humedad impregnada y al mismo tiempo, estimular con el frotamiento la
continuidad de los movimientos respiratorios. Otros procedimientos pueden
esperar su momento más oportuno, pero los descritos, son los que se deben
aplicar en los primeros cinco minutos, con importancia vital para asegurar la
adaptación al ambiente externo de forma segura.
Durante la
expulsión del bebé, se le deberá de tomar con una compresa tibia a fin de
evitar que pierda el calor del vientre materno, y al mismo tiempo, se evita con
esta maniobra que el bebé pueda deslizarse y caer con riesgo de un traumatismo
importante. En el tiempo inmediato, se efectúa el tallado corporal a fin de
producir dos acciones: estimular su sistema nervioso, con intención de continuar
sus movimientos respiratorios rítmicos y enérgicos; y por otra parte, eliminar
el líquido que cubre su cuerpo y condiciona pérdida de calor de forma
importante.
Para asegurar la
adecuada entrada de aire, se le coloca su cabecita en posición parecida a como
si estuviera tratando de percibir algún olor en el ambiente (olfateo), además
se le coloca una compresa a la altura de los hombros, para que no haya desviación
en la trayectoria del aire hacia sus pulmones.
Una vez asegurando
que el bebé tiene una respiración eficiente, sin posibilidad de perder
temperatura en forma importante, se debe cortar el cordón umbilical, de
preferencia al momento que se note que deje de latir en su interior, colocando
en forma previa una ligadura o nudo a una distancia de dos a tres centímetros
de la piel del abdomen. Del lado materno también se habrá colocado otra
ligadura o nudo para realizar el corte entre las dos ligaduras y evitar de esa
forma hemorragia secundaria.
Con resultado
favorable a esas maniobras, se le podrá dar a la madre en sus brazos, para
iniciar alimentación e identificación sensorial y emocional en forma bilateral
adecuada.
Con estas maniobras
de atención elementales se podrá entregar al personal de salud, para continuar
su vigilancia hospitalaria ante las condiciones previas de su obtención.
Estas
recomendaciones no pretenden sustituir la intervención que el personal calificado
debe emplear, ya que estas medidas aplican solo cuando las condiciones del
embarazo y parto son totalmente normales, siendo probable que alguien sin
conocimiento médico pueda desconocer; y por tanto, pueda tener alguna
eventualidad variable de gravedad.
Hay partos que se atienden en forma voluntaria en casa o en el agua, con
riesgos de alguna eventualidad no considerada que puede generar consecuencias
lamentables. La madre requiere de atenciones también específicas, pero
corresponde a los especialistas en ginecología proporcionar las orientaciones
elementales ante esta posibilidad…