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Calcio disminuido en el recién nacido

 

El calcio es un mineral fundamental en el organismo por conformar en forma significativa la estructura de los huesos (combinado con otros minerales) y, por otra parte, para influir en la comunicación entre diversas células, la contracción muscular y en la coagulación sanguínea (en su forma libre).

Durante la etapa fetal la acción de la placenta y sustancias especiales (hormonas), se encargan de agregar el calcio a los tejidos fetales, con un acúmulo notorio en el último trimestre del embarazo. Cerca del 98% del total de calcio forma parte de los huesos y el resto se encuentra circulando en la sangre del bebé en tres variantes: una forma libre (ionizada) que constituye el 50%, otra unida y transportada por medio de las proteínas en un 40% y el resto se une a otras sustancias como citratos y fosfatos (10%). En los estudios habituales de laboratorio, el calcio reportado corresponde al calcio unido a las proteínas, ya que el de fracción libre no es fácil de cuantificar. Su determinación sirve para tener idea del nivel de la forma libre (iónica), que finalmente es quien establece las funciones adecuadas a nivel celular y, su deficiencia podrá ser la causa que produzca manifestaciones diversas.  

Debido al incremento de transporte de calcio en el último trimestre del embarazo, es de esperarse que las concentraciones de calcio en la sangre, sean más altas en el bebé que en la madre al momento del nacimiento, pero también con la interrupción brusca de la transferencia placentaria al nacer, el calcio tiende a caer en niveles importantes después del parto, que bajo el control hormonal del bebé podrá alcanzar de nueva cuenta los valores presentes en los niños mayores y adultos a las dos semanas de vida.

La mayoría de los recién nacidos, no tienen alteraciones secundarias a estos dos momentos críticos (posterior al nacimiento y durante las primeras dos semanas), por contar con mecanismos normales de regulación. Por el momento en que se producen las alteraciones asociadas a la deficiencia del calcio (hipocalcemia), la alteración puede corresponder a una forma temprana, cuando aparece en los primeros dos a tres días después del parto. Cuando las alteraciones se manifiestan posterior al tercer día del nacimiento, se le considera como hipocalcemia tardía.

En algunos casos, hay factores especiales que influyen para que la adaptación no se realice en forma apropiada y, puede ser motivo para que el bebé manifieste alteraciones que pueden ser confundidas y además, modificar su evolución del pronóstico a futuro.

Como factores que influyen para que bebé presente alteraciones de forma temprana, se señala en primer lugar a los que nacen antes de tiempo (prematuros) y quienes tienen un peso bajo al nacer (desnutridos dentro del vientre materno), restricción del crecimiento intrauterino, hijos de madres diabéticas, madres con alteración con incremento de función hormonal paratiroidea, bebés que sufren deficiencias en la oxigenación durante el nacimiento (asfixia), bebés con alteración en control del magnesio y quienes tengan deficiencia en la formación de la glándula paratiroides (como en la enfermedad de DiGeorge, donde junto a la deficiencia de la glándula, se asocian otras malformaciones como: defectos cardiacos, facies anormal, paladar hendido, hipoplasia del timo).

Para presentar hipocalcemia tardía, se establecen como factores predisponentes: bebés con ingesta alta de fórmulas industriales (por su aporte excesivo de fosfato), los que se intervienen de forma quirúrgica temprana. También los que se exponen a tratamiento con iluminación (fototerapia), quienes tengan deficiencia en vitamina D y también los bebés con diarrea por rotavirus.

La mayoría de los bebés afectados con la deficiencia de calcio, pueden no dar sus manifestaciones específicas y en otros casos, suele pasar desapercibidas sus alteraciones o interpretarse de forma equivocada, lo cual puede motivar que su evolución se complique con las manifestaciones más severas, que potencialmente pueden poner en riesgo su vida o afectar su pronóstico cerebral.

Como manifestación de esta deficiencia se presenta una mayor irritabilidad y afección de su función neuromuscular. Se debe sospechar en todo recién nacido que manifieste ante estímulos corporales o ruidos: llanto frecuente, prolongado y de tono alto, con tendencia a mantener sus extremidades flexionadas en condición de rigidez relativa (calambres), presentando temblores en las partes más alejadas de sus extremidades y de su lengua asociados en la condición de mayor deficiencia del calcio. Estos datos, ante el desconocimiento de la enfermedad, es posible que se consideren como cólicos con empleo de alternativas empíricas familiares o incluso manejos médicos equivocados.

Con la mayor deficiencia progresiva que se vaya produciendo la disminución del calcio, pueden ocurrir convulsiones a base de movimientos corporales anormales generalizados con duración variable, que lamentablemente no responden en forma eficiente al manejo con los medicamentos anticonvulsivantes habituales. Si los eventos convulsivos son prolongados y/o persistentes, pueden llegar a dejar secuelas en el desarrollo cerebral.

Otras manifestaciones no tan frecuentes que pueden presentarse también con esta alteración incluyen alteraciones respiratorias o digestivas. Puede haber un ruido anormal en su garganta que se produce en el momento de estar introduciendo el aire en sus pulmones (estridor), causado por la disminución del calibre ante una contracción persistente de las cuerdas vocales. En otras ocasiones en forma aislada o asociado con el dato anterior, puede manifestar una especie de silbido en su pecho (sibilancia), que se produce por un estrechamiento de sus estructuras bronquiales. Estos cuadros en la medida que se tenga mayor deficiencia de calcio pueden constituir una amenaza a su vida, al momento de establecer el cierre de su sistema respiratorio. Ya como manifestación digestiva, se pueden presentar vómitos recurrentes, como resultado del cierre sostenido de la estructura que comunica el estómago con el intestino.

A fin de evitar las alteraciones referidas, se prefiere establecer una vigilancia adecuada a todos los bebés que tengan alguno de los factores señalados como predisponentes, para revisar en caso conveniente, mediante estudio de laboratorio que señale los niveles de calcio que está unido a la proteína y/o mediante el estudio de electrocardiograma, puede ponerse en evidencia el nivel del calcio libre (iónico) para establecer su manejo sustitutivo. Por características particulares, es posible que algunos bebés requieran de estudios adicionales para descartar otras alteraciones de sustancias relacionadas con el calcio, como determinación de niveles de fósforo, magnesio, glucosa o función renal.

Mención aparte establece el síndrome conocido como DiGeorge, ya que además de tener manifestaciones de hipocalcemia en fase temprana o tardía en grados variables, cuenta con alteraciones adicionales de malformaciones asociadas. Las alteraciones en el corazón, debe dar prioridad a su identificación temprana con evaluación del cardiólogo pediatra, por el posible riesgo que tenga alteraciones en etapa temprana de su vida. Por deficiencia en el desarrollo del timo, el bebé podrá tener afección en la función su sistema inmunológico y deberá de aplicarse un esquema conveniente de inmunización además de vigilancia especial ante infecciones bacterianas tempranas. Las alteraciones en maxilar y paladar deben considerarse por maxilofacial y cirugía pediátrica, y por corresponder a una alteración de tipo genética, requieren también de la orientación del genetista para establecer el riesgo de recurrencia familiar.

Su tratamiento puede ser solo vigilancia de los niveles de calcio, en niños con factores predisponentes que no tengan manifestaciones de alteración, aporte de calcio en su alimentación para los casos leves a moderados, pero en los casos moderados a severos siempre deberán tener atención hospitalaria para su mejor control.

… considere que un recién nacido con llanto intenso, es posible que no tenga cólicos.